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¿Fin de la Historia? Craso error

Annabella Calvo

En palabras del británico Lord Ismay, la OTAN fue creada «para mantener a los americanos dentro, a los rusos fuera y a los alemanes bajo control». En pocas palabras, al contrario de lo que pudiera parecer tras los grandes esfuerzos que Europa había desarrollado en el campo de la defensa colectiva, esta, va a quedar asegurada en el lado occidental de Europa durante décadas por la OTAN, organización trasatlántica.

Uno de los grandes problemas de la UE ha sido la dificultad para armonizar las políticas de seguridad y defensa. Viejo es el debate existente en torno a las vías que se deberían abrir en aras de evitar los efectos negativos en el ámbito de la Política Común de Seguridad y Defensa, la cual está concebida como una cooperación reforzada entre los Estados miembros. Problema al que se le ha añadido la paralizante regla de la unanimidad, la cual ha sido esgrimida por los propios Estados miembros como última frontera y salvaguarda de su soberanía.

El dilema es simple, o se afianza la confianza en las instituciones comunitarias, por ende, relegando más parcelas de poder, o quedarse en posición de retaguardia. Con este panorama el 24 de febrero, Rusia invadió Ucrania, ante el estupor de la comunidad internacional, al tiempo, que tal asombro, solo es una sombra de la realidad que ha presidido la política internacional. Y ahora, Europa, se encuentra en la grave tesitura de cómo responder a un Putin, cada vez más crecido, lanzando órdagos a una UE que no acaba de encontrar la senda por la que debe transitar en la más grave crisis política que sufre Occidente, desde la II GM, atenazada con el recurso a la guerra nuclear, con consecuencias de tremendo calado. Pero lo cierto es que Occidente en su conjunto, entendido como tal, a la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos, han diversificado sus agendas exteriores, relegando las amenazas del Kremlin a meras especulaciones. Y la realidad demuestra que, en el fondo, los esfuerzos diplomáticos no están girando en aras de solucionar el conflicto en su globalidad, al contrario, cada actor internacional está buscando el mejor sitio disponible en un tablero que se tambalea de manera estrepitosa. Donde el mayor paso que ha dado Occidente es la implementación de medidas sancionadoras sobre Moscú.

Echando la mirada a un pasado casi olvidado, encontramos que en 1939 se dieron situaciones muy similares, donde, Francia y Gran Bretaña, en nombre de la paz permitieron la expansión de la Alemania nazi. Ahora, como entonces, desde 2008, Moscú ha venido tomando terreno, sin que ningún otro actor internacional haya movido una sola ficha en la dirección contraria. Probablemente, los intereses de los Estados han prevalecido por encima de cualquier temor.

Al tiempo, tanto China, como la propia Rusia buscan establecer un nuevo orden internacional, basado en la hegemonía de ambas potencias, es decir dos imperios, algo que recuerda mucho al siglo xix.  

De facto, estas primeras décadas del siglo XXI guardan demasiada similitud con los primeros años del siglo XX, con una fuerte fragilidad, grandes turbulencias en el tablero internacional, y sobre todo la paz mundial hoy como ayer se tambalea, todo lo cual lleva a aseverar que el tan manido "fin de la historia" de Fukuyama, era solo, además de una bonita frase, una falsa apariencia.

Annabella Calvo es socia de infoLibre

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