La mujer y basta

César Moya Villasante

En este mes de marzo siempre florece en la mujer la esperanza de una igualdad o de que ocupe su verdadero lugar en el mundo. Bastarse sola, sin ayuda del hombre. No ver en la diferencia de sexos una diferencia en atributos mentales o de otro tipo, algo que puede distinguirnos, me hace escribir unas líneas sobre mi pensamiento en un ser maravilloso para mí, que es capaz de crear la vida, nada menos que eso. ¿No es suficiente ese poder para considerar a la mujer como un ser humano distinto y suficiente?

Al final de mi vida resumo que me han gustado mucho las mujeres en todos los sentidos, por su belleza natural y por sus modos, pero siempre con respeto hacia ellas propio de la educación recibida. Me enamoré de una de ellas el día en que la conocí y seguimos unidos después de 56 años desde aquel día que nos vimos por primera vez en un ligue callejero entre chicos y chicas, en pleno franquismo, pero cuando me fui a casa pensé que aquella chica guapísima que conocí entre otras amigas era algo que se había quedado para siempre en mi mente. Hasta que unimos nuestras vidas como se hacía en pleno franquismo, pasando por la Iglesia porque entonces no entendíamos otra forma de unir nuestro destino. Recuerdo cuando llegamos a Pamplona, era el hotel de los Tres Reyes donde era nuestra noche de bodas; tuve que presentar el libro de familia porque no había otro modo de acostarnos unidos y abrazados. Lo comento con humor hoy con mis nietos que no lo llegan a comprender en este tiempo…. Y así seguimos, abrazados hasta el final, con nuestros cabreos, alegrías y discusiones, pero también con respeto, porque la vida en común siempre es así, en blanco y negro.

Espero que este marzo sea el mes definitivo para que la mujer se dé cuenta de que tiene que dar un paso adelante y decidido sin complejos

Y a lo largo de mi vida he seguido siempre viendo en la mujer algo que empieza a reconocerse en estos meses de marzo y, para mí en todos ellos, y es su valor en muchos casos con alguna ventaja intelectual incluso hacia el hombre. En muchos casos ocupa el poder de crear una familia, en unir a hijos y nietos con la empatía necesaria, con esa habilidad enorme de salirse por la tangente si es necesario, pero dando amor a esa unión. El hombre suele ser más expeditivo. Quizá por eso he llegado a pensar a través del tiempo que si la mujer dirigiera el mundo, quizá todo fuera más sencillo, menos aparatoso, más meditado y sin tanto exceso. Porque la mujer analiza más las cosas antes de decir una patochada que el hombre posiblemente dice de forma espontánea y sin analizar. Es algo que he observado muchas veces, aunque escribo sobre la generalidad sabiendo que siempre existen excepciones. Siempre recuerdo en estos tiempos a Merkel, se nos fue y se armó el lío. Quizá una mujer nunca tendría un comportamiento como vemos hoy en Trump y todos sus anexos de exceso total. Ne me figuro a ninguna mujer exponerse a un circo, así que ahora vemos en hombres a los que fácilmente se les pide faltarles al respeto que no se ganan. La misma presidenta mexicana se ha opuesto a este circo con educación, sin un gesto de enfado, pero cortando de forma contundente ese show amenazante. La mujer sería capaz de gobernar sin gritos, sin amenazas, pero sí con razones. Estoy convencido después de muchos años de convivencia.

Esa manera de pensar me dio la necesidad de escribir este piropo a la mujer en un momento en que el machismo se hace despreciable y con el sentimiento que producen comentarios que hablan de su progreso en los chicos jóvenes. Y es que la extrema derecha invade todo en su incapacidad para razonar a base de insultar a quien piensa distinto. Su comportamiento con la mujer es demostración total de sus complejos y su inferioridad total de raciocinio. Quien no acepta razones usa la fuerza de la política basura para convencer a gente sin criterio. No entiendo qué hacen mujeres acompañando a esa gente. Y quizá pueda entender a muchos jóvenes que estén hartos de sus problemas que no se solucionan, pero también a su ignorancia de lo que supone el fascismo que tanto avanza hoy para desgracia del mundo occidental. Ellos lo comprobarán bien pronto. A veces pienso en un país gobernado por el fascismo que yo mismo viví y no puedo comprender que sea lo elegido con votos, más que la pura ignorancia de lo que representan. O por simple odio, hoy muy presente.

Espero que este marzo sea el mes definitivo para que la mujer se dé cuenta de que tiene que dar un paso adelante y decidido sin complejos, que su sexualidad se haga respetar no con la fuerza, sino con la razón universal del respeto que hay que recuperar en todas las áreas de la vida y que hoy parece que no está de moda. Son ellas las que pueden recuperar con su raciocinio el deber de todos a respetar las leyes, los principios y la ética perdida. Creo que los hombres hemos ya decepcionado demasiado y parece que ahora podemos hasta hacer reír. Trump y Musk lo consiguen a diario ya. Para que la mujer invada ese lugar aún queda tiempo, pero son pacientes y lo harán. Solo ellas pueden vencer al fascismo enemigo, es una lucha larga, pero están acostumbradas a que las cosas no son fáciles para ellas y ese es su valor, la espera dentro de la razón. Está claro quiénes son los que no la tienen y deben convencer poco a poco, sin estridencias, como ellas saben. Quizá la locura de algunos hombres haga más rápida esa nueva posición. No la llamo victoria porque no es una lucha de ring, es simplemente una posición que deseamos muchos.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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