Orgías, concubinas y machismo
El Partido Popular ha creído encontrar el filón definitivo para acabar con el Gobierno de Sánchez: el del caso conocido burdamente como “las prostitutas de Koldo y Ábalos”. De hecho, estos días pasados tuvo lugar un momento cumbre en el que un senador del PP, Francisco Bernabé, decidió mostrar durante un interrogatorio al ministro de Transportes, Óscar Puente, varias fotografías en las que aparecían un poco de todo: personas anónimas, la hija del ministro (pixelada por si acaso), una mujer sonriente ofreciéndose en ropa interior… En ese momento fue cuando el senador le preguntó al ministro si él también conocía a la concubina de Ábalos. Concubina. Menudo bombazo. Acababa de dar en la tecla. Qué buena idea insinuar la posibilidad de que una mujer, cortesana para más señas, que mantiene relaciones sexuales con un pez gordo del PSOE sin estar casada, pudiera también haberse acercado demasiado al mismísimo ministro que una vez, durante un debate parlamentario, zarandeó sin piedad al líder de la oposición (de ganador a ganador…)
Sexo, pecado, juergas, lujuria, vidas licenciosas, tarifas por dos horas de servicio, ¿realidad o ficción? Puticlubs, catálogos de chicas, orgías, paradores, habitaciones destrozadas, la moral cristiana en entredicho, ¿qué importa que sea verdad o mentira? Un asunto de lo más jugoso con dinero público de por medio y enchufes en empresas públicas, hay que estirarlo hasta que se vuelva insoportable. PP y Vox se frotan las manos. Esto es mucho más que un escándalo de corrupción. Es un torpedo en la línea de flotación del sanchismo ilegítimo, se dicen, mientras asisten a misa de nueve con la sonrisa en los labios. Nosotros no somos como ellos, juran a sus esposas, que conocen el paño…
Un asunto de lo más jugoso con dinero público de por medio y enchufes en empresas públicas, hay que estirarlo hasta que se vuelva insoportable
Lo malo es que, de nuevo, hay una auténtica perjudicada. Una mujer vuelve a ser víctima de la carnaza machista que ha creado lo peor del periodismo sensacionalista y la clase política. Exhibición de rostros insinuantes, fotografías de modelos con posturas sugerentes, símbolos sexuales en ropa de lencería, tratamiento frívolo de la información, nombres reconocibles de chicas que nunca querrían salir en las noticias… ¿Qué importan sus vidas si podemos hacer daño al Gobierno? Sin piedad con ellas. Son mujeres. Son prostitutas. No son juezas, ni secretarias, ni policías, ni enfermeras, ni periodistas que acuden a comer con presidentes de comunidades autónomas mientras cae el diluvio universal. Ejercen la profesión más antigua del mundo. Digámoslo alto y claro. Son prostitutas. ¿Cómo se llaman? ¿Dónde viven? Realizan prácticas “contra natura”. A la hoguera con ellas. Que sufran en la picota. Nosotros somos los que vamos a regenerar el país.
________________
Pedro Jiménez Hervás es socio de infoLibre.