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La revolución será feminista o no será

Francisco Javier Herrera Navarro

Para mí, la foto del sábado en Valencia (Mónica Oltra, Ada Colau, Yolanda Díaz, Mónica García y Fátima Hamed) tiene muchas más enjundia de lo que parece y le atribuyo una gran trascendencia política.

Se trata de pasar a la acción y de que el feminismo deje de ser una proclama de boquilla o una tendencia snob muy del gusto de la moda progre. Se trata de ocupar el poder de un modo incruento dejando atrás el empoderamiento teórico de la mujer como sujeto político. Se trata de imponer por la vía pacífica su visión del mundo, una visión que no es excluyente de nadie, que es unitaria, pragmática y de sentido común, tal y como a diario la mujer ejercita en su puesto de trabajo, en su familia, en su maternidad, con su pareja, con sus hijos, nietos, etc.

No se trata de capitidisminuir al hombre cortándole la cabellera y hundiéndole en el fango de la inoperancia y del descrédito, sino de aprovechar su inmenso caudal de fortaleza en un nuevo proyecto de veras revolucionario que rompa con las ataduras ancestrales de su visión falocéntrica del mundo. De rescatarlo en suma y de hacerlo mejor de lo que siempre creyó ser...

Se trata de que la mujer deje de ser "la tentación vive arriba", el pecado que nos corroe y nos lleva al desastre, la vampiresa que nos chupa la sangre, el florero que nos anima la decoración o el objeto sexual insatisfecho desde que el mundo es mundo...

Tienen razón los viejos socialistas que ven un peligro en Yolanda Díaz porque saben que esa es la forma más politica e inteligente de llevarse al personal al huerto, de acceder al poder y ocuparlo para bien de la "inmensa mayoría".

Ruptura con los moldes partidistas (se trata de un difícil acoplamiento que supere los viejos vicios democráticos; en cualquier caso no faltarán ocurrencias válidas e imaginación creadora).

Se trata también de un aclarado de conceptos: nada que ver con la antigua femineidad o la cuota cataplasmática del mundo que nos ha vendido la derecha para justificar la presencia de sus mujeres en puestos de mando (pero que no de poder), mujeres por fuera pero falocráticas por dentro.

(Ahora es cuando quizás tenga sentido ese paso atrás de Pablo Iglesias y su apuesta por Yolanda Díaz, aunque no entienda la ausencia de Irene Montero e Ione Belarra en la foto, histórica, de Valencia).

Por supuesto que el camino será arduo. Ya han arremetido contra el fuerte simbolismo de la foto. Transportistas (gremio machista por antonomasia y explotador de la esclavitud sexual, tradicionalmente sesgado hacia la ultraderecha) el mismo día ante sus narices, qué curioso y sintomático, lanzando "huevos" ¡contra ellas! Un hecho que se repetirá sin duda como demostración de la imparable fuerza que arrastran.

No se trata de guerrear belicosamente utilizando la fuerza bruta típica del hombre como por error se atribuye a las míticas amazonas. Se trata de recuperar la ilusión en un proyecto de veras revolucionario que de una vez por todas consagre la igualdad e imponga mayores cotas de justicia en el seno de la especie humana.

Si estamos convencidos de ello y no aceptamos con resignación de cordero degollado el imparable ascenso del feminismo como fenómeno revolucionario; si no lo aceptamos a regañadientes con la boquita pequeña, estoy seguro de que mejor nos irá al género humano.

Por otro lado, se me ocurre, estoy persuadido de ello, esta foto y lo que representa es la mejor estrategia, el mejor antídoto contra el fascismo, y sus mensajes racistas, fanáticos, populistas, injustos y liberticidas.

Por eso, aunque me llegue tarde, he de reconocer que la revolución será feminista, o no será.

Francisco Javier Herrera Navarro es socio de infoLibre

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