Ricos y pobres

Jose Felix Sánchez-Satrústegui Fernandez

El presidente de la CEOE anda preocupado, el pobre, por el planteamiento de ruptura de la sociedad al hablar de este asunto, porque no se puede radicalizar al personal sacándolo a colación. Creía yo que la polarización venía por la existencia de ricos cada vez más ricos y de pobres cada vez más pobres; pero no, viene por hablar de ello. Antonio Garamendi pretende acabar con la lucha de clases mediante el silencio, un método tan sencillo que parece imposible que Marx no lo hubiera descubierto. «Todos estamos pasándolo mal», ha rematado el acaudalado señorito, que cobra 300.000€ anuales, «algo» por encima del salario mínimo. La frase puede servir para el título de una versión más liberal de la famosa telenovela Los ricos también lloran.

Si Garamendi propone el silencio, Enrique Ossorio ya había propuesto la invisibilidad para acabar con la indigencia. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid respondió a un informe de Cáritas en el que se denunciaba que con la pandemia habían aumentado hasta un 22 por ciento las personas en riesgo de exclusión social. «A alguien le dicen “en Madrid hay tres millones de pobres”, pues ¿por dónde estarán?», se burló entonces. El informe cifraba en 1,5 millones las personas en riesgo. Además de la ceguera selectiva, al «portavoz» y consejero de Educación y Universidades, hay que achacarle una ineptitud manifiesta para las matemáticas.

Antonio Garamendi pretende acabar con la lucha de clases mediante el silencio, un método tan sencillo que parece imposible que Marx no lo hubiera descubierto

Al pobre M. Rajoy, que ya nos había explicado hace tiempo su concepto de solidaridad («una cosa es ser solidario y otra cosa es serlo a cambio de nada») confundiéndolo con el de toma y saca o negocio, le preocupa mucho resucitar el viejo debate. Acusa de populista, inquisidor y polarizador a quien, envalentonado por la evidencia, ha osado mostrar la existencia de ricos y pobres; al que habla de la casta y despotrica «contra la gente que hace cosas, aquellos a los que la vida les va bien o parece que les va bien».

Las diferencias previas se agravaron en la crisis económica de 2008, la recuperación que comenzó en 2015 no alcanzó a los más necesitados y las consecuencias de la pandemia han profundizado la brecha de la que venimos hablando, incluida la tradicional norte-sur. La renta del 10% de la población más rica es casi un 12% superior a la del 10% más pobre. En España unas 28 000 personas viven en la calle, muchas dormirán ahí, escribe Helena Resano en este diario. La brecha social crece. Según la reciente publicación de las primeras tablas de vida por nivel socioeconómico ligadas a la salud en nuestro país, las personas más pobres viven casi 4 años de media menos que las más ricas.

No hablemos de ello, no polaricemos ni radicalicemos. Miremos hacia otro lado. Tampoco es para tanto: todos terminamos muriendo antes o después, y todos estamos pasándolo mal.

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José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández es socio de infoLibre

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