¿Se romperá el PP?

Rafael Sánchez Sánchez

Tras la grave crisis que ha terminado con el ya maltrecho liderazgo de Pablo Casado y de su fiel escudero Teodoro García Egea, el Partido Popular se encamina hacia una nueva etapa presidida por Alberto Núñez Feijóo. El 3 de abril –fecha prevista para que el Congreso Extraordinario del partido proclame a Feijóo como nuevo presidente del PP– se iniciará una nueva singladura de los populares marcada, previsiblemente, por la moderación y la normalidad que caracterizan al líder gallego. Este cambio, en el todavía primer partido de la oposición, puede ser también el inicio de una lenta vuelta al bipartidismo. Con Ciudadanos en vías de extinción y Unidas Podemos con una clara pérdida de entidad política y electoral, quedan en el horizonte político dos interrogantes, ¿triunfará el nuevo movimiento o plataforma de Yolanda Díaz? ¿Seguirá aumentando el trasvase de votos del PP a Vox?

Sin duda la respuesta a esta última pregunta es la que más nos debe preocupar. El resultado de las recientes elecciones en Castilla y León suponen un mal presagio que se ha plasmado en la peor de las previsiones. Vox va a entrar en el gobierno de Castilla y León, tras aceptar Fernández Mañueco las exigencias del partido verde para apoyar su investidura. Desde que se confirmó la candidatura de Feijóo, se sabía que la formación del Gobierno de Castilla y León, con la previsible entrada de Vox en este ejecutivo autonómico, era sin duda la primera “patata caliente” para el político gallego. Lo sorprendente es que Feijóo inicialmente ha bendecido este pacto de gobierno y lo ha calificado como “perfectamente legítimo”, aunque posteriormente, en un acto de campaña para recabar apoyos para su candidatura, ha dado otra visión al afirmar que “su partido nunca será “populista” y que “a veces es mejor perder el gobierno que ganarlo desde el populismo”. En cualquier caso, esta reacción del futuro presidente del PP mancha su perfil moderado y siembra dudas sobre cuál será la evolución del Partido Popular cuando el congreso de abril le encumbre a la presidencia del partido. De todas formas, otra visión de la reacción de Feijóo sobre la entrada de Vox en el gobierno de Castilla y León apunta a que le interesaba no retrasar este acuerdo de gobierno para que se distancie en el tiempo de su proclamación como líder del PP. Sea como sea, la presencia de Vox en este Gobierno autonómico será en cualquier caso un lastre para Feijóo.

Pero, sin duda, el gran reto del Partido Popular son las próximas citas electorales, en concreto las elecciones andaluzas, que se celebrarán antes de que termine el año. Si se confirma el ascenso de Vox y se repite en el Palacio de San Telmo una situación similar a la vivida en Castilla y León, el nuevo PP presidido por Feijóo deberá tomar una decidida posición en la defensa de los valores de moderación, que caracteriza su trayectoria política, para alejarse de la extrema derecha, aunque tenga un inevitable coste electoral. Pero el PP tiene otro problema, un sector importante de su base electoral está más cerca de las posiciones de Vox que de los valores que encarna Feijóo. La mejor prueba de esto es el éxito electoral de Isabel Díaz Ayuso en las últimas elecciones madrileñas que dejo casi sin espacio al partido de Abascal. Pero Ayuso no está sola en esa posición populista con la que consigue frenar el auge de Vox en Madrid. La emblemática y otrora poderosa presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, y la díscola ex portavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo apoyan incondicionalmente a la lideresa madrileña. De hecho, un tertuliano televisivo que alardea de tener privilegiadas fuentes de información en Génova, afirmaba en plena crisis del PP que no es descartable la formación de un nuevo partido de corte liberal liderado por estas tres mujeres.

Lo que parece evidente es que el Partido Popular ha quedado malherido después de esta crisis de la que todavía no ha salido, y que el auge de Vox puede ser un reclamo para ese sector del PP que, defraudado por el débil liderazgo de Casado, salió a la calle para aclamar a Ayuso. Por tanto, nada es descartable, el comienzo de la “etapa Feijóo” está llena de peligros e incertidumbres. Una posible ruptura del partido, o la fuga hacia Vox de un sector de la militancia serán los previsibles “nubarrones” que Feijóo deberá despejar si quiere conseguir que el PP sea un partido de estado equiparable a los partidos conservadores europeos.  

Dos breves reflexiones para terminar. El objetivo de Pablo Casado de convertir el resultado de las elecciones de Castilla y León en un “segundo peldaño” de la escalera que le podía llevar a la Moncloa, además de fracasar ha sido utilizado finalmente por Vox para avanzar en su camino hacia el Gobierno de España. Y otra igual de preocupante, el cazador de la “derechita cobarde” tiene el campo abierto, pero Feijóo es una pieza más difícil de cazar o al menos eso parece. Una pregunta queda en el horizonte ¿se romperá el PP? Atentos.

Rafael Sánchez Sánchez es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats