Cultura

David Graeber: "Hay que reimaginar la clase obrera"

El antropólogo estadounidense David Graeber.

Joseph Confavreux | Jade Lindgaard (Mediapart)

David Graeber es antropólogo en la London School of Economics. Esta figura de Occupy Wall Street se ha hecho famosa por su libro titulado En deuda. Una historia alternativa de la economía (publicado en España por Ariel, 2014). Graeber ha visitado varias veces la Rojava kurda, donde se inventa, según él, una utopía política cercana a la "antropología anarquista" en la que trabaja como intelectual y como activista. Desarrolla también, en la continuación de sus textos sobre la burocracia y los "bullshit jobs"bullshit jobs ("trabajos de mierda"), lo que llama la "caring class" ("clase de los cuidados"). Para él, es necesario redefinir los límites y el imaginario de la clase obrera sobre bases menos productivas y más feministas, si se quiere pensar en las revueltas y las emancipaciones del futuro. 

Pregunta. ¿Cómo imagina usted la "caring class"?caring class

Respuesta. La idea es reimaginar la clase obrera. Hemos estado atrapados por la noción de producción. El trabajo siempre se ve como productivo. Esta visión tiene orígenes teológicos: los humanos deben trabajar, porque han desobedecido a Dios y nuestro castigo es imitarlo de esa manera terrible. Llevamos la carga de construir nuestras propias vidas, pero en el sufrimiento y la infelicidad. Los humanos deben producir su comida cultivando la tierra en el dolor, de la misma manera que las mujeres deben parir en el dolor. 

Sin embargo, si se piensa... Un vaso no se fabrica más que una sola vez, mientras que debe ser limpiado un millón de veces. La mayor parte del tiempo, trabajar no consiste en fabricar algo, sino en mantenerlo, repararlo, limpiarlo, desplazarlo...

En el siglo XIX, el movimiento obrero logró difundir la teoría del valor, un valor creado por el esfuerzo humano. Si se leen los textos publicados en los Estados Unidos en el siglo XIX, todo el mundo tiene un aire marxista. ¡Incluso Abraham Lincoln se expresa como un marxista! Escribe cosas como: "El capital proviene del trabajo". Una de mis citas favoritas es la de un reverendo que viaja hacia el Oeste en los años 1870. Describe a los mineros y a los trabajadores manuales de Oregón y Arizona diciendo: "no se escucha hablar más que de las doctrinas ateístas de Engels y las doctrinas socialistas de Karl Marx". Y ahí, me digo: ¡eso no lo hemos visto nunca en los westerns! No se ve nunca a cowboys discutiendo la teoría del valor. Pero en realidad sí, lo hacían.

La idea del trabajo productivo tuvo su recorrido. Luego llegó la idea de que el valor no es lo que se produce, sino lo que se consume. No obstante, es la idea de que el trabajo es productivo la que permite esta evolución. De manera que, cuando se habla de "creadores de riqueza", la mayor parte de la gente piensa que se habla de los ricos y no de los trabajadores. Si el trabajo es la producción, y la producción es el trabajo en la fábrica, hay por tanto gente que puede afirmar que ya no hay clase obrera, ahora que las fábricas se han ido de los Estados Unidos y de Europa. Como si fueran androides quienes condujeran los autobuses y quienes limpiaran las casas. 

 

¿Por qué nos equivocamos hasta ese punto con el trabajo? ¿Mientras que siempre ha habido gente cuya trabajo consistía en cuidar a los otros humanos, a las plantas y a los animales? Recientemente ha habido una huelga en las estaciones de metro de Londres contra un plan de cierre de las taquillas donde se venden los billetes. Hay gente que asegura que ya no hacen falta. Hay marxistas que dicen: "Son curros de mierda, ¿no? ¿Por qué defender esos trabajos?". Los sindicatos tienen una respuesta estupenda del tipo "si coge usted el metro en una estación sin personal, esperamos que su hijo no se pierda, que en caso de urgencia encuentre la salida fácilmente". Porque, en realidad, es ese su verdadero trabajo. No vender billetes. Su trabajo es preocuparse de la gente, ocuparse de las peleas que puedan estallar, asegurarse de que todo funciona bien. Una gran parte de lo que el trabajo de la clase obrera ha sido siempre no ha sido reconocido por lo que era. 

Entonces empecé a preguntarme: ¿por qué no reflexionar sobre una teoría del valor que parta del este trabajo de cuidados? ¿De la idea de que los cuidados son el paradigma principal para comprender lo que es el trabajo?

P. Es lo que dicen las feministas desde hace décadas: el trabajo no es solo la producción, sino también la reproducción. Que en tanto que mujeres y madres, son trabajadoras dominadas...

R. Según un estudio británico, el 49% del trabajo efectuado no es objeto de una remuneración. Entiendo muy bien esta teoría feminista. Si reemplazamos la producción por el cuidado en la teoría del valor, ¿qué nos da? ¿Cuál es el equivalente del consumo para el trabajo productivo? Creo que es la libertad. Una definición del trabajo de cuidados sería, por tanto: el trabajo cuyo objetivo es mantener o aumentar la libertad de otra persona. Es lo que usted hace cuando cuida de su hijo: quiere darle aquello que necesita para que sea lo más libre posible. Y es exactamente lo que el niño hace jugando. Marx dijo: bajo el comunismo, el trabajo será decidido por uno mismo y será su propio fin. Es la definición de juego. 

P. Habla de una revuelta de la clase de "los que cuidan", lo que usted llama la "caring class". ¿Dónde ve esta revuelta?caring class

R. La vi primero cuando empecé a militar en Occupy Wall Street. Teníamos un Tumblr [un blog] utilizado por la gente que tenía demasiado trabajo como para participar en la ocupación del parque Zuccotti en Nueva York. La gente se fotografiaba mostrando carteles con mensajes. En ellos contaban su vida. Pasé un fin de semana entero leyendo esos miles de mensajes. Muchos decían: "Me gustaría hacer un trabajo que ayudara a los demás: sanidad, educación, servicios sociales, diversidad funcional... Pero si quieres ayudar a los demás, te pagarán tan poco y estarás tan endeudado, que no podrás cuidar de tu propia familia". Era la gran queja que se expresaba. Un sentimiento de injusticia: el de ser castigado por querer ayudar a los demás. 

P. Su artículo sobre los "bullshit jobs" ha tenido un eco enorme. Algunos le reprochan la formulación despreciativa hacia los trabajadores. ¿La noción de caring class es una reformulación positiva de la misma idea?"bullshit jobs"caring class

R. El concepto de bullshit jobs descansa sobre el hecho de que uno mismo crea tener un bullshit job. Si piensas que tu trabajo tiene sentido, no voy a decirte que no lo tiene. Mucha gente dice que su trabajo no sirve de nada y que, si no existiera, eso no cambiaría nada en el curso de las cosas. Que no tiene valor social. Esto muestra que algunas personas tienen una concepción del valor social que no se distingue del valor en el sentido del mercado. ¿Por qué algunos piensan que su trabajo no sirve para nada? En algunos casos, es evidente: tienes tan poco que hacer que te pasas en Twitter todo el día. 

Creo que, tras el descontento que los bullshit jobs suscitan, está la idea de que no sirven para ayudar a los demás. Pero entonces aparece otro problema: cuanto más sirve tu trabajo para ayudar a los demás, menos cobra uno por hacerlo. Con raras excepciones, como algunos médicos. 

¿Por qué aceptamos entonces que los trabajos útiles estén tan mal remunerados? ¿Es porque no queremos que la gente movida por el ánimo de lucro se conviertan en profesores? Es como si existiera la idea subyacente de que cuando tu trabajo es bueno para los demás, su virtud intrínseca es en sí misma remuneradora. 

 

P. En parte de Europa, este tipo de trabajos (profesores, maquinistas, investigadores, enfermeros...) están tradicionalmente incluidos en los servicios públicos, por su beneficio para el bien común. Había una especie de pacto histórico: tu salario será menos elevando que en el sector privado pero tendrás un trabajo para toda la vida. Esto está amenazado por la salida de algunos servicios públicos al mercado. 

R. Lo que resulta fascinante con la austeridad en Gran Bretaña es que son precisamente aquellos cuyo trabajo ayuda más a los demás los que se ven más afectados: las personas que trabajan en urgencias, el personal médico, la persona que te dice a qué hora pasa tu tren...  Puedes ver a los parlamentarios conservadores gritar de alegría cuando impiden que los médicos o los policías obtengan un aumento. Mientras que no les incomoda en absoluto que los banqueros ganen unas sumas asombrosas, incluso después de haber destruido la economía. Creo que la única explicación es que existe esta creencia por la que los que quieren hacer el bien deben estar dispuestos a hacer sacrificios. 

P. Hace algunas semanas, por primera vez en Francia, el personal de las residencias de mayores hizo huelga contra el endurecimiento de sus condiciones laborales, que impiden que cuiden correctamente de los pacientes. Les resulta muy difícil hacerse escuchar. ¿Podrán rebelarse realmente?

R. El problema de los trabajadores de la "caring class" es que no pueden hacer huelga durante mucho tiempo, porque hay gente que puede morir. Para ejercer una demostración de fuerza, necesitan solidaridad y formar alianzas. Es por esto por lo que es tan importante reimaginar y reconfigurar lo que es de verdad el trabajo. Los movimientos feministas se enfrentan con el mismo problema: ¿cómo retirarse del trabajo de cuidados sin hacer daño a aquellos a quienes queremos? Es un dilema terrible. 

Uno de los problemas es también que aquellos que pensarías que son tus aliados pueden en realidad ser tus enemigos. Son sobre todo los jefes quienes hacen respetar los ritmos de trabajo demasiado rápidos. Pero son estos jefes, estos mandos, estos directivos quienes están a la cabeza de los partidos de izquierda que deberían ser, lógicamente, quienes reclamen un cambio. En ocasiones, los empleados y sus directivos están en los mismos sindicatos. En estas condiciones, es muy difícil hacer huelga. 

P. ¿La "caring class" es una clase social? ¿No se arriesga esta formulación a borrar las diferencias entre personas negras y blancas, mujeres, trans, personas con diversidad funcional...?caring class

R. La "caring class" atraviesa fronteras. Es una manera de repensar en la clase obrera poniendo a las mujeres primero, al contrario que la representación histórica que se hace de los obreros. En cuanto a la cuestión de la diversidad étnica y racial, es siempre más complicado de lo que se piensa. Todo depende del contexto. La misma persona puede en un caso identificarse como clase obrera y, en otro, como persona racialziada. En nuestras autorrepresentaciones identitarias espontáneas, sin relación con una institución, la gente se identifica ante todo con respecto a la música que escuchan. 

P. Pero no es una cuestión de autodefinición. Es un problema de discriminación: muchas personas que ocupan trabajos de cuidados mal remunerados son minorías víctimas de la desigualdad. 

R. ¡Esa es exactamente la razón por la que hay que reimaginar la clase obrera! Porque la focalización sobre el trabajo en la fábrica alimenta una representación construida sobre la idea de una élite obrera blanca. Yo vengo de ese medio social. Mi padre trabajaba en una imprenta. La idea de que existe de un lado una clase obrera respetable y del otro un lumpenproletariado racializado construye nuestra visión de la clase obrera. Es por eso que el término de "clase de los cuidados" puede permitir modificar completamente la representación. 

P. ¿Qué piensa de la propuesta de la renta básica universal? ¿Sería una buena manera de ayudar a la caring class?caring class

R. Absolutamente. Una de mis amigas cercanas ha organizado huelgas de amas de casa. Era sobre todo una provocación, no pensaban que les pagarían. Porque pedir un salario para todo el trabajo de cuidados es verdaderamente una manera de desafiar al capitalismo. El mercado no funcionaría en absoluto sin el trabajo no remunerado de las amas de casa. Y eso haría necesario el tratamiento burocrático e informatizado de la intimidad de los hogares y de lo que pasa en ellos. Muchas de ellas llegaron entonces a decirse que una demanda mejor pensada sería la de reclamar una renta básica universal. Que cada una eligiera lo que quisiera hacer. Por tanto, todo el mundo se implica en el trabajo de cuidados de una manera o de otra. E incluso si no cuidas de los demás, cuidas de ti mismo. ¿Por qué no partir de la hipótesis de que se te puedan garantizar los medios de subsistencia? Te tocaría entonces a ti mismo elegir de quién quieres cuidar...

 

P. ¿Cuál sería la manera de financiar esta renta básica universal de la caring class?caring class

R. Muchas discusiones se basan en una falsa idea de lo que es verdaderamente el dinero. Si tomar solo el dinero que los bancos usan para el quantitative easing y se lo das a los trabajadores de los cuidados, ya habríamos recorrido la mitad del camino. Este dinero existe. Si se redistribuyera bajo la forma de una renta básica, eso aumentaría la actividad económica. Porque cuanto más pobre es la gente, más probable es que tengan que gastar su dinero. 

P. ¿Pero cómo hacer para acceder a este dinero? ¿Se nacionalizan los bancos? ¿Se les grava?

R. Se pueden crear bancos públicos, como el Banco Central Europeo, que podría emitir moneda o reciclar el dinero que ya esté en circulación. No es el verdadero problema. El problema es primero la manera en que se nos pide habitualmente que pensemos el dinero y la moneda. Mucha gente no comprende lo fundamental, que son los bancos los que crean la moneda. Es un debate viejo entre los economistas. ¿Los bancos crean la moneda a partir de activos reales o no? Nadie ha ido nunca a trabajar a un banco para responder a esta pregunta y verificar lo que supone. Yo lo he hecho y puedo confirmar que la creación de moneda no se funda sobre ningún activo existente, que cuando los bancos hacen un préstamos, crean dinero de la nada. 

P. ¿Necesitamos entonces a los banqueros?

R. No necesitamos forzosamente llamarlos así, pero podemos imaginar "bancos postales" u otros mecanismos para crear moneda. 

P. ¿Basta con pertenecer a la "caring class" para sentir que se pertenece a ella y, si es necesario, rebelarse contra esta condición?caring class

R. Quería crear, usando estos términos, un concepto que permanecería abierto. No quería definir una clase precisa con fronteras rígidas. Por ejemplo, si eres funcionario de prisiones, perteneces en cierto modo a la "caring class", ¡pero no se puede decir que aumentes la libertad y el bienestar de los demás como si fueras enfermero, por ejemplo!

Mi idea es menos imaginar nuevas fronteras de clase que reconsiderar lo que es importante en lo que ya se hace. La gente juzga ya su actividad profesional interesándose en la cuestión de saber en qué medida ayuda o no a los otros, aumenta o no la libertad de los demás, es positiva o no para los demás. Les ronda la cabeza, incluso si no se formula siempre de manera consciente. Reconsiderar esta dimensión permitiría sin duda a mucha gente entender mejor por qué se sienten bien o mal cuando hacen lo que hacen. 

P. Usted no habla apenas del cambio climático, de ecología... ¿Considera usted que los activistas del clima y los que se comprometen con la transición energética forman parte de la "caring class"?caring class

R. Sí, por supuesto. Si consideras las dimensiones de los cuidados y de la libertad tan importantes como la producción y el consumo, esto abre la vía a un mundo mucho más atento a la ecología que cuando este está dominado por la economía. Las nociones de cuidados y de libertad se aplican a todas las dimensiones de la realidad. Como consecuencia, se pueden atribuir valores superiores a elementos hoy desvalorizados, como la atención a la naturaleza, a los jardines, a los animales...

P. ¿Qué nos puede contar de la situación actual en Rojava?

R. La situación en Afrin es absolutamente desastrosa. Los kurdos se han visto obligados a tomar la posición estratégica de evacuar Afrin para evitar que la ciudad no sea destruida más aún por la aviación turca. Pero la situación es diferente en el resto de Rojava. 

Lo más chocante es que se trada de una agresión pura. Es un ataque dirigido contra la única parte de Siria donde no había guerra. Es una guerra de agresión. Es un ataque que no responde a ninguna provocación, ninguna posición belicosa de los kurdos. Disponemos de grabaciones de la inteligencia turca que muestras que no se trata más que de eso. ¡Y no hay ni un solo país, salvo Egipto, que condene esta agresión! Es increíble. Es una agresión cometida por un presidente turco que anunció previamente que iba a cometer crímenes de guerra. 

La cuestión es saber por qué no ha habido ninguna reacción, ningún intento de evitar la toma de Afrin. Para mí, el motivo está claro: Turquía permite evitar que millones de refugiados tomen la ruta hacia Europa y tiene, por tanto, vía libre para cometer crímenes de guerra. Es el chantaje con los refugiados lo que permite el genocidio. 

P. Algunas personas estiman aquí que la experiencia en Rojava es interesante, pero se juzga como demasiado compleja, atrapada en el conflicto entre los turcos y los kurdos, hay armas, combatientes armados... Hay, por tanto, un interés por parte de la izquierda, pero también cierta incomodidad. ¿Cómo explica esto?

R. Una razón comprensible es que el PKK es, en origen, un grupo marxista-leninista ¡y no es exactamente un modelo democrático de base! Y hay tensiones en el interior del PKK, desde que el líder, Abdullah Öcalan, descubrió y trató de importar los métodos de organización democrática y las teorías desarrolladas por Murray Bookchin, incluso antes de que entrara en prisión. 

Decir que esto no supone nada supone negra veinte años de reorganización de la sociedad kurda y de lucha política en su seno, cambiando las orientaciones del movimiento, desligándose de su doxa proletaria, estando atento al feminismo, a la ecología, a la democracia directa. 

Es un cambio histórico profundio y amplio, y esto explica también el hecho de que mucha gente encuentre difícil creer que una organización política pueda cambiar hasta ese punto. 

Hay algo ridículo en ver a gente afirmar que los kurdos se dicen anarquistas para recabar apoyos y aliados en Occidente. ¿Nos imaginamos verdaderamente a un grupo, en esta parte del mundo, fingiendo una ideología para ganar apoyo internacional? ¡No creo que hubieran elegido, entonces, el anarquismo! Pienso que habrían tenido más suerte declarándose liberales o neoliberales...

Hay una forma de narcisismo en pensar que lo que está en juego concretamente en Rojava pueda ser juzgado y determinado por personas como yo, que viven en países europeos o americanos y que piensan poder analizar las cosas con marcos clásicos, como los del anti-imperialismo por ejemplo. 

Cuando estaba en el Kurdistán, me encontré con gente que trataba verdaderamente de modificar las reglas del juego, no solo intentar obtener solidaridad de tipo humanitario o de jugar con pulsiones patrióticas, sino de profundizar y transformar las formas de hacer política. 

Sin duda resulta difícil de creer, pero me parece que Rojava es el ejemplo de la manera en que puede existir un proceso revolucionario contemporáneo, y con una tenacidad difícilmente imaginable, cuando se mide la cantidad de veces en que los kurdos se han visto decepcionados o traicionados. 

P. Para usted, personalmente, ¿qué es lo que resulta tam importante de la experiencia de Rojava?

R. Es la primera vez, a esta escala, que la gente intenta crear una democracia directa, de abajo a arriba, y controlan un territorio que está lejos de ser insignificante. Todo esto nos interroga. ¿Qué haríamos si ganáramos realmente? ¿Qué habríamos hecho si el movimiento Occupy hubiera ganado y ocupado Nueva York? ¿Cómo habríamos organizado el transporte? ¿Los intercambios? ¿Las decisiones? Rojava es un país real, cuatro veces más grande que Israel, con millones que habitantes, que se plantea concretamente y todos los días todas estas cuestiones.  ______________

  Traducción: Clara Morales

Del 'procés' a Franco: los ensayos que hay que tener a mano este otoño

Del 'procés' a Franco: los ensayos que hay que tener a mano este otoño

Lee este texto en francés

 

Más sobre este tema
stats