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Dog songs

Dog songs, de Mary Oliver

Fernando Valverde

Dog SongsMary OliverTraducido por Nieves García PradosEdición bilingüe inglés y españolEditorial Valparaíso Ediciones Dog Songs

“Basta con dejar que el animal que llevamos dentro ame lo que ama”. La poesía de Mary Oliver es un canto a la libertad natural, un grito de rebeldía convertido en himno para miles de mujeres en todo el mundo.

Oliver es precisa y directa: “Hábleme de tu desesperación, la tuya, y yo te hablaré de la mía. Mientras tanto el mundo seguirá su curso”.

Su primer libro en español, Dog Songs, acaba de ser publicado en versión bilingüe por Valparaíso Ediciones después de ser un fenómeno de ventas sin precedentes en Estados Unidos.

La poesía de Mary Oliver, ganadora del Premio Pulitzer en 1984, se agita entre dos grandes tensiones. Por un lado la manera en la que los seres humanos se han distanciado del mundo natural, convirtiéndose en criaturas menos libres. Por el otro la imposibilidad de disfrutar las cosas que realmente valen la pena en la vida, cegados por todo aquello que nos evita amar libremente.

Muchos lectores, en su mayoría mujeres, han encontrado un referente en la visión del mundo de Oliver. Su poema 'Wild Geese' (gansos salvajes) es un himno a la libertad en todas sus facetas. “Quien quiera que seas / no importa lo solo que estés / el mundo te llama como los gansos salvajes”.

El mundo de Mary Oliver está protagonizado por dos mujeres fundamentales en su biografía. En primer lugar la fotógrafa Molly Malone, que durante más de 40 años fue su pareja, hasta su muerte en 2005. Antes la joven Oliver se había entregado en espíritu a la poeta Edna St. Vincent Millay, a la que no conoció en persona, pero que fue su modelo vital y el motivo por el que empezó a escribir poemas.

La poesía de Oliver aprendió de la de Edna St. Vincent Millay su atrevimiento, su búsqueda de la libertad en la literatura frente a una sociedad que se afanaba en someter a las mujeres. Pronto Oliver se convirtió en una autora reconocida y acostumbrada a levantar su voz por la igualdad, dueña de un enorme deseo de ver reconocida su condición dentro de la amplitud y la diversidad de la naturaleza. La defensa del amor en la poesía de Oliver resulta conmovedora, porque transciende su condición sexual para establecerse en el campo del amor por la vida y todas sus criaturas. En ese punto, sus razonamientos no sólo son incontestables, sino que además se presentan frente a las desigualdades y el dolor como un consuelo que nace de la afirmación de la singularidad y de la evidencia de que el planeta es lo suficientemente ancho para todos.

En su permanente búsqueda de un equilibrio y de un orden entre dos mundos, la poesía de Oliver se ha convertido en la más leída de Estados Unidos. Su último libro, Dog Songs, se colocó en todo lo alto de la lista de ventas del New York Times y es sin ninguna duda el libro de poemas más vendido de los últimos tiempos. Recién publicado por Valparaíso Ediciones con traducción de Nieves García Prados, es una buena puerta de entrada al universo de Mary Oliver.

Treinta y cinco poemas y un ensayo conforman Dog Songs, en el que la poeta norteamericana recuerda a todos los perros que la han acompañado durante su vida. Lejos de ser un libro sobre mascotas, lo que podría resultar superficial, el libro es una muestra de amor por las criaturas de la tierra y por la creación. Oliver consigue a través de historias de lo más cotidianas relacionadas con sus perros mostrar el modo en que el mundo de los animales está relacionado con el de los hombres.

La forma de estar en la tierra de los perros, su manera de observar la realidad, sus dudas, sus temores, su fidelidad o sus debilidades, es empleada para hablarnos de los humanos y de la relación que tenemos con la naturaleza. El resultado es un libro que se pregunta si el grado de sofisticación que hemos alcanzado no nos ha separado del mundo natural hasta el punto de que somos incapaces de disfrutar de aquellas cosas que las vida nos ofrece cada día.

Defensora de una poesía sencilla, capaz de hablar a los lectores con inusual cercanía y complicidad, ha logrado aproximarse a un público por lo general poco aficionado a la poesía. Oliver ha devuelto la poesía al ciudadano norteamericano, en una versión feminista y cálida de lo que hiciera Billy Collins. Eso sí, en Oliver no existen concesiones al humor que puedan encender las alarmas en los lectores más exigentes. Su poesía es de un alto contenido filosófico, aunque en una primera impresión a alguien pueda parecerle hueca. Su aspecto de sencillez esconde debajo una gran complejidad, como sucede con la mejor poesía. Resulta sorprendente que la poesía de Oliver no hubiera llegado a España, en especial su libro American Primitive, que todavía esperamos, en el que a lo largo de 50 poemas reivindica la unión entre la naturaleza y la humanidad desde la perspectiva del otro, representado en la mayoría de las ocasiones por diferentes animales. La búsqueda de lo primitivo, del verdadero lugar de los hombres, no es una empresa vana ni carente de profundidad. Sino todo lo contrario.

En Dog Songs, esa búsqueda se hace universal al evidenciarse en el que posiblemente sea el animal que más y mejor se relaciona con los hombres, el perro. Oliver, que casi toda su vida ha tenido un perro a su lado, nos presenta a Trippy (el primero), a Ricky o a Percy, al que llamó de ese modo por el poeta Percy Shelley.

Explica García Prados en el prólogo que el libro es un consuelo de la misma manera que los perros pueden llegar a dar consuelo cuando su dueño ha tenido un mal día o está triste. En su traducción, exacta y rítmica, los poemas fluyen para que el lector pueda encontrar un abrazo que le falte en estos tiempos en los que la soledad es un mal endémico que se alimenta de la incomunicación. Es ahí donde la poesía de Oliver se presenta con una gran contundencia, ya que sus versos están llenos de esperanza y muestran tantas puertas abiertas que uno siente la necesidad de entrar a un paisaje, a un camino o a un sueño. Por las páginas de Dog Songs saltan, corretean, husmean y ladran multitud de perros en libertad, como Bear, que odia la soledad y ama la nieve, Luke, que nació en una chatarrería, o Percy, que se comió el Bhagavad Gita. 

También en sus páginas van a ir muriendo y van a dejar un vacío en el corazón de Oliver, que los recordará unas veces con nostalgia y otras, las más, con la satisfacción del que sabe que fue una fiel compañera, que amó junto a ellos la libertad y que celebró cada carrera, cada huella en la nieve de quienes pasaron por el mundo prestándole atención, con el mero propósito de disfrutarlo, sin apenas intuir que no era eterno, que iba a terminarse un día.

*Fernando Valverde es poeta. Su último libro publicado es 'La insistencia en el daño' (Visor de poesía)

Fernando Valverde

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