Los libros

Mare Nóstrum

Clima mediterráneo, de Luis Bagué Quílez.

Juan Carlos Abril

Clima mediterráneoLuis Bagué QuílezVisorMadrid2017Clima mediterráneo

 

Clima mediterráneo, el último libro de poemas de Luis Bagué Quílez (Palafrugell, Gerona, 1978), nos sitúa en un territorio aparentemente agradable, en una atmósfera que conocemos bien en España, perteneciente a la mayor parte de la península ibérica, y nos habla desde la tradición, abriéndose hacia otras latitudes, en continuos juegos referenciales, en constantes alusiones y sobrepasando el marco poemático, para instalarse en la otra cara menos amable de ese clima mediterráneo, esa cara más dura, a veces terriblemente dura, de las cosas. Tal y como asegura Ángel L. Prieto de Paula en la contraportada del libro, "Mare Nóstrum, que fue cuna de sueños de la vieja Europa cuando no era vieja, hoy es fosa común donde naufragan las pesadillas de la Europa de dos velocidades". Cara y cruz de una misma moneda, la realidad es bien compleja, a veces incluso inexpresable, y la comodidad del consumismo y la virtualidad del mundo en que vivimos no nos asegura nada.

Ya sabemos que no es igual el norte y el sur de Europa, tampoco la vida a un lado y otro del mítico mar Mediterráneo. En Clima mediterráneo asistimos a una deconstrucción bien estructurada de las mitologías que envuelven a la Europa del sur de hoy, su pasado y su futuro, en una mirada donde se funden sincrónicamente las miradas de la Antigüedad, la Edad Media, la Modernidad y la Posmodernidad. Todo en un solo libro. Por eso y por mucho más merece la pena leer este Clima mediterráneo, que sirve también como denuncia de las injusticias, por ejemplo el problema de la migración en "6": "Otro mar bajo el mar: un mar de plástico. // Alquitrán en las plumas, pecas en las escamas, un tatuaje de henna / en el caparazón" (p. 17). Como retrospectiva de la memoria histórica en "5": "Lo mandaron al Ebro. / Sobrevivió a Belchite. / En Játiva los miembros colgaban de los árboles. / Los pusieron en fila. / Echó a correr y ya no se detuvo. / Seguía corriendo aún muchos años después" (p. 15). Como meditación —en un poema en prosa— en torno al sueño ilustrado de la felicidad pública encarnado por Jovellanos, en "3": "Detrás de la peluca se esconde la Edad Media. Encerrado en la cárcel de las tres unidades, aún sueña con volar a lomos de una escoba, con arder hasta el tuétano, con el umbral donde lo espera Goya. El mar Mediterráneo es el mar negro" (p. 12). Como lugar desde el que se gestó la época de los descubrimientos, insertando fragmentos —al igual que con otros personajes históricos o de la geografía sentimental del autor— del monólogo dramático de Cristóbal Colón, en "2": "Desembarqué en las Indias. Fundé Guanahaní. / Puse nombre a las cosas / porque no tenían nombre. / Los enseñé a rezar porque no tenían fe. / Les entregué mis sueños porque no tenían nada. // Perdí el norte magnético. Gané la eternidad" (p. 11). O en alusión a otros personajes anónimos o no, que en distintas superposiciones de planos, épocas y lugares, se van fundiendo en el texto como resultado compositivo de una mirada poética sincrética y abarcadora.

Todos son mar Mediterráneo, "Vienen de cualquier mar" (p. 9), "El mar como una puerta giratoria" (p. 10) en la que "El mar se hace pequeño" (p. 14), porque "Es el mar contra el mar" (p. 15). En el fondo de esa inmensidad acuática, la plenitud del mar se muestra como una "caja fuerte" (p. 17) que encierra múltiples secretos, acumulados en sustratos de generaciones y generaciones. En general, y aquí solo nos referimos a esta primera parte del libro titulada "Mediterráneos", en Clima mediterráneo asistimos a una reflexión rehumanizadora que revitaliza el tema de España, tan importante ahora, después de tantas décadas sin encontrar un poemario que de verdad aborde este asunto histórico con suficiente rigor lírico, un conjunto de poemas que entona una crítica escéptica, paródica y no exenta de ironía ante un mundo deshumanizado en el que las guerras y los desastres suceden lejos, o al menos lo suficientemente lejos como puede ser al otro lado de la pantalla.

Luis Bagué Quílez ha publicado un libro importante. Con tono seco y sentencioso en ocasiones, sin concesiones y con un puñado de verdades que nos punzan por dentro, su voz se ha convertido en un referente que en los últimos años ha ido cultivando una poesía cada vez más necesaria y decisiva en la que se combinan las preocupaciones colectivas y las inquietudes intimistas, es decir nuestras contradicciones actuales, rabiosamente actuales. Nadie debería dejar pasar este libro, que invita a ser leído desde su título.

"Un día, regresaré a casa"

"Un día, regresaré a casa"

 

Marca blancaTampoco está tan mal lo sucedáneo,lo idéntico a sí mismo,lo que tiene de todomenos aura.Pues claro que buscamos la originalidad,pero no a cualquier precio.No estoy legitimando la falsificación.Me refiero más bien a una carencia,una línea torcida, un número borroso,el titubeo del nombre en el dorsal.Predominan las distorsiones ópticas:cocodrilos gigantes, caballos que cojeande una pata distinta,cónclaves de iniciales sin fumata posible.La exuberancia esuna forma cualquiera de entender el tamaño.O, dicho de otro modo,aunque existan millones de bolsos como el tuyo,solo el tuyo es auténtico.

*Juan Carlos Abril es poeta y profesor de Literatura. Su último libro es Juan Carlos Abril Lecturas de oro. Un panorama de la poesía española (Bartleby, 2014).

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