Un 'match' que alivie la soledad

Match. A visual study of repetitive self-display in Tinder profiles

Matilde Duarte

Homo Velamine (2023)

El ultrarracionalismo que propugna Homo Velamine nos despoja de racionalidad y nos coloca ante el deforme espejo de nuestra realidad emocional que calca, repite patrones simples e irreflexivos, que reproduce clichés de escasa originalidad, asunto del que también se ha dado cuenta el mercado, que todo lo olisquea y se agarra a nuestro sistema límbico. Homo Velamine está detrás de los proyectos más sensatos y más descabellados de los últimos años. Del calvario judicial que sufre su más destacado miembro (Anónimo García) ya dio cuenta Juan Soto Ivars en Nadie se va a reír y reseñamos aquel trabajo hace algo más de un año en esta misma sección. Homo Velamine, a veces llevados por la verborrea y el exceso de justificación intelectual de sus actos ultrarracionales olvida que la acción se explica por sí misma, aunque haya jueces que siguen sin distinguir al acusador del acusado. Que la acción se explica por sí misma lo muestra Match. A visual study of repetitive self-display in Tinder profiles, obra de Matilde Duarte corregida por Anónimo García. Satisface ver que Ano está en activo, que sale del túnel de los juzgados y vuelve a alumbrar la ultrarracionalidad.

En Match la palabra deja hueco a la imagen. Un breve prólogo (agradecidamente breve, hay que disfrutar de la colección de imágenes) plantea el proyecto de fotografía documental. La reiteración de patrones es de interés antropológico y sociológico, y la plataforma de citas objeto de estudio es el mejor muestrario de la "extimidad", la autoexhibición. Las capturas hechas por Eijkelboom de "gente en la realidad", nos demostró que no somos tan distintos como creemos y que nuestra manera de vestir, de pasear o de estar, sencillamente, en mitad de la calle es tan similar que parece una condena sisífica. Duarte hunde sus referencias en las obras fotográficas de August Sander, Walker Evans y los Becher para actualizar esa mirada, esa concatenación de fotografías (en este caso capturas de pantalla) que como un muestrario humano nos allana y la cámara nos contempla de manera repetitiva, como si cada espécimen (que vive en su ilusión de unicidad) formase parte de una bandada que actúa, instintivamente, por igual.

Las capturas son explícitas, tan pornográficas en su exhibición que sonroja formar parte de una especie que carece de originalidad, cuyos hechos y acciones reproducen miles de seres humanos, quizá al mismo tiempo, de la misma manera: como en un relato de terror la sociedad de la egolatría se muestra como una sociedad autómata. Una colección de 1572 capturas (fotografías en los smartphones de los involuntarios participantes). Las imágenes se han clasificado conforme a una misma composición fotográfica de la figura humana. Más de mil perfiles quedan "retratados" en Match, propiciando un discurso palmario, que estas palabras difícilmente pueden explicar la inquietante sensación de pasar sus páginas, pues si al principio se dibuja una sonrisa, conforme se avanza surge la sospecha, la amenaza mátrix. La premisa de la autora es sencilla: el ser humano tiende a la repetición, quizá por su propensión de grupo, su condición colectiva y reproducen en el silencioso lenguaje del selfi unas mismas claves, unos mismos símbolos que traduzcan la sexualidad a través de la imitación, la vida en el tropos, en el lugar común, en la frase (en este caso, en la imagen) ya hecha, reconocible, confrontable, explícita.

Así, veremos hombres y mujeres que posan con faros de fondo, con mares, con columpios, cruces en las cumbres nevadas, cascadas, palmeras, precipicios, pero también personas con perro, personas con gato, personas con elefante, con caballo, con catedral, torre Eiffel, de Pisa, pirámides… norias, palos de golf, saltos en paracaídas… pero también con armas, con velas de cumpleaños, anejando lanchas, y, por último, la sección de cuerpos en plano americano, en ascensores, ante espejos, en gimnasios, en piscinas, haciendo el pino en la playa, espaldas, culos, músculos, y primeros planos, de hombres que enseñan el sobaco, personas que hacen la "peineta", de aquellos que fotografían sus pies o ponen morritos.

Otro asunto será si el derecho de cita acoge la publicación de cada foto (Homo Velamine tiene experiencia, seguro que ha estado bien asesorado y señala la propiedad de cada autor de su propia fotografía); de todas maneras, lo mismo da que sea propiedad de Ángela, Francisco, Jordi o Marina, pues todos parecen el mismo, la misma, sin mayor valor que lo repetitivo.

La narración de historias, otra arma comercial

La exposición pública, la "extimidad" alcanza en estos soportes su máxima expresión: todo es cuerpo, todo es apariencia hedonista, virtualidad de virtualidades, vanidad de vanidades. Son los cuerpos los que hacen match. La caza comienza con la exposición del propio cuerpo como cebo. Pero somos conscientes de qué cebos resultan más eficientes. Así, lo original se repite y pierde originalidad, los cuerpos se exponen (las ¿personas? se exponen) como mercancía en el escaparate de la red, se autoexplotan en la búsqueda de la compensación carnal, o simplemente emocional, un reconocimiento, un like, un match que alivie la soledad.

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Alfonso Salazar es escritor.

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