'La madre de Frankenstein' y el alma de Almudena Grandes suben al escenario del Centro Dramático Nacional
Carme Portaceli conocía personalmente a Almudena Grandes, con quien colaboró en diversas ocasiones y entabló una buena relación. Autora y directora llevaban tiempo valorando llevar una de sus novelas a escena y, tras barajar diferentes títulos, finalmente la propia escritora decidió que la elegida fuera La madre de Frankenstein. "A ella la daba un vértigo enorme y a mí me hacía mucha ilusión. Justo antes de publicarla, mientras la estaba corrigiendo, me dijo que tenía que ser esta novela. La leí, estuve de acuerdo y así empezó todo", relata a infoLibre la directora teatral, justo antes del estreno este viernes en el Centro Dramático Nacional.
La cita es, concretamente, en la Sala Grande del Teatro María Guerrero, donde hace cerca de un año Almudena Grandes recibió un sentido homenaje por parte del mundo de la interpretación. Aquella misma noche se anunció la adaptación teatral de La madre de Frankenstein que ahora se hace realidad con un elenco integrado por Blanca Portillo (también presente en aquella velada del pasado noviembre y que sobre las tablas encarna a Doña Aurora), Pablo Derquí (en el papel de Germán Velázquez) y Macarena Sanz (como María Castejón).
Sobre un escenario con un montaje "sencillo y bellísimo", las actrices y los actores ponen en pie esta trama con unas "interpretaciones brutales", en palabras de una Portaceli especialmente ilusionada a la par que lógicamente inquieta ante la inminencia del estreno. "Blanca Portillo es una barbaridad", apunta, extendiendo el elogio a todo el resto del elenco: "Es brutal realmente lo que está pasando todo el rato en ese escenario lleno de vida y lleno de fuerza. Y con Almudena en el centro de todo. Es que siempre decimos 'cómo se reiría con este momento' y cosas así. Yo la oigo y también decimos mucho 'seguro que le gusta'. Porque Almudena está en el centro de todo".
De la adaptación del texto se ha encargado Anna Maria Ricart Codina, con quien Portaceli ya ha trabajado en montajes previos como la Jean Eyre de Charlotte Brontë que se hizo carne sobre las tablas del Teatro Español hace un lustro, o la versión escénica de La casa de los espíritus de Isabel Allende hace un par de temporadas. "Yo estoy muy contenta con lo que hemos hecho con La madre de Frankenstein porque está el alma de Almudena, está el corazón de Almudena y está la generosidad de Almudena", subraya.
Y eso que no ha sido una tarea sencilla, por supuesto que no, poner en pie esta novela de la escritora madrileña que supera las quinientas páginas. "Anna y yo subrayamos lo que nos parece imprescindible de la novela, lo que nos parece elemental, pero en este caso le decía que no le podía ayudar nada porque yo tenía todo el libro subrayado", admite divertida la directora, quien explica que, llegados a ese punto en el que no ves qué partes quitar, tienes que dejarte guiar por tu propia experiencia.
"Vas tirando desde lo que crees que es la máxima fidelidad", confiesa, agregando: "Siempre tienes que elegir, y cuando montas una obra de teatro ya haces tus elecciones. También hay tramas que te llevan por donde tú crees que es lo que tienes que decir, ya que, al final, no puedes dejar de ser tú y tener tu experiencia, tu vida, tus ideas, tu alma". "Nos costó, pero encontramos cuál era la esencia desde la que hablar, quién tenía que salir y quién no, qué escenas eran esenciales y no podíamos prescindir seguro de ellas. A partir de ahí fue más rodado", reconoce.
La novela se desarrolla en el ambiente opresivo de los años cincuenta en nuestro país y el escenario es el manicomio de Ciempozuelos (Madrid) donde Germán Velázquez, psiquiatra recién llegado de su exilio en Suiza, se encuentra con Doña Aurora Rodríguez Carballeira, una mujer defensora de teorías eugenésicas, brillante y paranoide que asesinó a su propia hija. Nos encontramos con un retrato de la España de la posguerra y la situación de la psiquiatría española en esa época, A través de los ojos de Germán, proveniente de un régimen más abierto y quien no reconoce su propio país, vemos retratada en la obra una España mojigata, temerosa e hipócrita.
"Ese manicomio representa la España de aquel momento", resume Portaceli, quien califica de "extraordinarios" los Episodios de una guerra interminable, la serie de novelas en la que se enmarca La madre de Frankenstein: "Pero yo creo que tenía que ser especialmente esta porque hace un retrato muy bello, muy brutal y muy crudo, a la vez que muy bonito y vital, de los años oscuros de este país, de los años cincuenta. A pesar de toda esa oscuridad, siempre hay vida que va saliendo y brotando por todas partes. Esa vitalidad, que a pesar de todo existía y existe y es un poco este país, es de una belleza extraordinaria".
Lo que nosotras aprendimos de Almudena Grandes
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Y prosigue: "Siempre que hacemos una obra de teatro, todas las personas del mundo hablamos de nosotras mismas, de nuestras circunstancias, de nuestro país, de nuestro alrededor. Pero es que en este caso hablamos además de nuestra historia. Como dice Emilio Lledó, la falta de memoria es un crimen moral y un crimen histórico. Y esta obra apela a la memoria de verdad con un amor tremendo por comprender quiénes somos, de dónde venimos y qué pasaba de verdad, y cómo la vida brotaba a pesar de todos los problemas y todas las restricciones".
Yo siento que estamos muy cerca del corazón y del espíritu de Almudena
Para terminar, aprovecha Portaceli para recordar que ella es también la directora artística del Teatre Nacional de Catalunya y que esta es la primera vez que hacen una coproducción totalmente a medias con el Centro Dramático Nacional. Algo "histórico" para una producción tan esperada que para sus seis semanas en el Teatro María Guerrero ya está todo prácticamente vendido. "Es una locura", afirma satisfecha, apostillando que, tras su estreno en la capital, se representará en Barcelona otras seis semanas a partir del 23 de noviembre, también desde ya con una alta demanda de entradas. "Yo siento que estamos muy cerca del corazón y del espíritu de Almudena", sentencia con orgullo.
La madre de Frankenstein se estrena este viernes 29 de septiembre en la Sala Grande del Teatro María Guerrero, donde estará hasta el domingo 12 de noviembre. Además, el 7 de noviembre se representará una función matinal a las 11:00 siguiendo la iniciativa que comenzó la temporada pasada con gran acogida por parte del público. Junto a Pablo Derqui, Blanca Portillo y Macarena Sanz, el reparto está compuesto por Ferrán Carvajal, Jordi Collet, David Fernández Fabu, Gabriela Flores, Belén Ponce de León y José Troncoso. Completan la ficha artística Paco Azorín y Alessandro Arcangeli a cargo de la escenografía, la iluminación de David Picazo (AAI), el vestuario de Carlota Ferrer y composición musical y el espacio sonoro de Jordi Collet.