Un álbum de fotos de la Segunda Guerra Mundial nunca antes visto y que fue enviado en 2007 a Rebecca Erbelding, la directora de archivos del Museo del Holocausto de los Estados Unidos. En las imágenes, los oficiales que administraban Auschwitz, el campo de exterminio más letal en la historia de la humanidad, posando despreocupados, rutinariamente felices, ajenos a la tragedia que estaban perpetrando, haciendo gala de una falta de empatía terrorífica.
El llamado álbum Hoecker, con 116 fotografías, recibió este nombre por su propietario, Karl Hoecker, el último ayudante del comandante de Auschwitz-Birkenau. En él se documentaban visitas al campo de concentración, ceremonias oficiales, actividades sociales, momentos de descanso en que hombres y mujeres toman el sol, se divierten… Cuando las imágenes aparecieron en las portadas de los periódicos de todo el mundo, un empresario reconoció en ellas a su abuelo y, al indagar, conoció a otros descendientes de nazis y tuvo que enfrentarse con el pasado de su propia familia.
A partir de esa indagación, Moisés Kaufman y Amanda Gronich hicieron su propia investigación, entrevistaron a familiares y visitaron Auschwitz-Birkenau y Solahutte para escribir Blaubeeren, una obra de teatro documental sobre el Holocausto que fue finalista de los premios Pulitzer y que ahora adapta Sergio Peris-Mencheta al frente de su compañía, Barco Pirata, acompañado por un elenco de ocho actores: Víctor Clavijo, Clara Alvarado, Eric de Loizaga, Nacho López, Irene Maquieira, Natxo Núñez, María Pascual y Paloma Porcel. Desde este 5 de junio hasta el día 29, en la Sala Verde de los Teatros del Canal de Madrid.
La cuestión es el peligro en repetir holocaustos y genocidios hoy en día, cuando tenemos toda esa información de lo que ya pasó en los años treinta y cuarenta del siglo pasado
"Creo que la obra alerta sobre lo manipulables que podemos llegar a ser todos", resume Clavijo a infoLibre, alertando de que hace un siglo la sociedad alemana compró el discurso de Hitler contra los judíos porque en aquel momento "no tenía la información para darse cuenta de lo que estaba ocurriendo y la deriva que estaban tomando los acontecimientos". "Ahora sí tenemos la información, la cuestión es el peligro de repetir holocaustos y genocidios hoy en día, cuando tenemos toda esa información de lo que ya pasó en los años treinta y cuarenta del siglo pasado", alerta.
"Es trágico tener la información y estar viendo cómo se radia en tiempo real un genocidio, y ver que los que tienen la posibilidad de reaccionar no lo hacen. Pero bueno, ¿qué está pasando aquí?", plantea Peris-Mencheta, director del montaje. "Los que nos dedicamos a las artes en general, en este país por lo menos, tenemos una sensibilidad y tratamos de que encima de un escenario se hable de esto. Es nuestra manera de militar. Y luego, además, somos ciudadanos y tenemos nuestra opinión sobre las cosas, que muchas veces parece que por el hecho de ser conocidos no podemos tener una opinión y expresarla cuando nos preguntan", añade a infoLibre.
Alvarado, por su parte, reconoce que en la actualidad "tenemos mucha información, pero no de las cosas importantes, sino información en general". "Por eso nos perdemos en soplapolleces y tonterías, es como una anestesia. De todo el contenido que puedes consumir o leer, te interesa más lo que le ha pasado a Pepe y a Juana o la vida de otros que cosas que están pasando y te conciernen también como ciudadano del mundo", plantea a infoLibre la actriz, para quien esto es algo "educacional, formativo y un trabajo psicológico personal, una revisión que te puedes hacer en solitario o llamar al psiquiatra o a quien quieras, y preguntarte 'cómo me puedo yo relacionar en el mundo sin sentir que estoy formando parte de esto'". "Todos en nuestro día a día podemos tomar la decisión de hacer un mundo mejor, pero es algo individual", apostilla.
Blaubeeren trae al presente aquellas imágenes de vida alegre en entornos de muerte. Siguiendo de alguna manera la estela de una de las películas más impactantes de los últimos años, La zona de interés, pero no en realidad, pues cuando este proyecto se puso en marcha hace tres años todavía no se había estrenado el film y no sabían nada de él. Y defiende Peris-Mencheta que esta obra aporta una mirada diferente porque no completa lo que hay alrededor de las imágenes de los oficiales alemanes y sus familias, como sí hace el cine. En este caso, defiende, el espectador es quien tiene que poner de su parte, imaginar y completar aquella terrible realidad.
El Holocausto sobre el escenario en este contexto de auge internacional de la ultraderecha, como ejercicio de memoria y con el teatro de nuevo convertido en vehículo para la reflexión. ¿Qué habría hecho cualquiera de nosotros en aquella Alemania un siglo atrás? "Es que la historia se repite y se va a seguir repitiendo, estamos condenados a entendernos, que es una frase que me gusta mucho. Y hasta que nos entendamos, esta va a ser una condena eterna", destaca Alvarado, mientras Clavijo reconoce que le "flipa que hace un tiempo había un consenso en que lo que era malo, era malo, pero ahora las fronteras son más difusas".
Y continúa el actor: "Antes no había lugar a dudas para calificar el nazismo de nazismo, para calificar el fascismo de fascismo, en la tele y los medios, y eso se ha empezado a romper de alguna manera, la frontera está muy difusa, se le ha quitado valor semántico a ciertas palabras también. Y hay también un acto de rebeldía en la juventud, que es de ser rebelde y punky, con lo que si todo el rato se dice que algo está mal, en este caso ser fascista y ser nazi, muchas veces la juventud dice 'me acojo a esto porque es lo rebelde'. Se ha roto el consenso en algunos medios de comunicación en señalar a lo que realmente es peligroso, se han blanqueado muchas cosas".
Es trágico tener la información y estar viendo cómo se radia en tiempo real un genocidio, y ver que los que tienen la posibilidad de reaccionar no lo hacen. ¿Qué está pasando aquí?
Es en este punto en el que advierte Clavijo de que estamos viviendo una situación "muy parecida", por lo que se pregunta "hasta qué punto es necesaria la complicidad de toda la sociedad para que algo así ocurra". "Mucha gente alemana fue cómplice por acción y por omisión, y eso es necesario para que algo de tal magnitud ocurra", destaca, para acto seguido invitar al espectador a preguntarse qué haríamos cada uno de nosotros: "Si la historia te coloca en la Alemania de los años treinta, ¿qué habrías hecho? Habrías sido seguramente parte de la maquinaria. En un momento como el actual, ¿dónde nos coloca como sociedad y seres individuales lo que está sucediendo en Gaza? ¿Hay que pronunciarse? ¿No pronunciarse nos convierte en cómplices?".
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Volviendo sobre el auge de la extrema derecha entre los más jóvenes, recuerda Clavijo que el mismísimo Ingmar Bergman pasaba de joven las vacaciones en Alemania y se "dejaba fascinar", pero "entendió más tarde toda la teatralidad de la puesta en escena de los desfiles nazis". "Pero si eres alguien joven, manipulable, con deseo de pertenencia a un grupo, a una tribu, y ves todo este despliegue fastuoso, lo compras", agrega el actor, mientras Peris-Mencheta pone el foco en toda aquella generación a la que el ascenso de Hitler le pilló "en plena adolescencia con mucha necesidad de pertenencia e identidad a través de un movimiento como ese". "Además, la iconografía nazi está muy bien pensada, es muy inteligente", apostilla, remarcando que "estamos muy acostumbrados a la esvástica, pero no solo es la esvástica", pues todo lo que "rodea el culto a la personalidad de Hitler es absolutamente atractivo, igual que lo es a la Falange en este país".
La historia se repite y se va a seguir repitiendo, estamos condenados a entendernos
"Recuerdo de chaval ir con mis amigos a la Puerta del Sol, y justo delante del oso y el madroño siempre había un puesto de Falange. Y yo no paraba por si me captaban, pero era como intentar evitar mirar un accidente, porque iban todos uniformados, vendían llaveros y toda la iconografía de la España preconstitucional", continúa el director, reconociendo que le "atraía" mirar todo aquello, aunque evitaba detenerse ante el puesto: "Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos necesitado pertenecer, y a lo mejor muchos no han tenido el sustento en casa o en la escuela como para poder tener un criterio, sobre todo más jóvenes. Creo que no nacemos malos, que tiene que ver con lo educativo".
Remarca Peris-Mencheta, para terminar, que la información que recibe la ciudadanía "depende mucho de los medios". "Es difícil encontrar, y no es por hacer la pelota, en el caso de infoLibre, un diario digital que no esté pendiente del clickbait y que no necesite el clickbait par poder funcionar", resalta, antes de reconocer que "por desgracia, lo que vemos en la tele es lo que quieren que veamos". "Eso me hace pensar que solo vemos la punta del iceberg. Cuando hablo con gente como Olga Rodríguez, que conoce a los que están trabajando sobre el terreno en Gaza, te preguntas por qué eso no se publica. Pues porque no lo podemos digerir y porque no ayuda al clickbait, no da pasta", remata.
Un álbum de fotos de la Segunda Guerra Mundial nunca antes visto y que fue enviado en 2007 a Rebecca Erbelding, la directora de archivos del Museo del Holocausto de los Estados Unidos. En las imágenes, los oficiales que administraban Auschwitz, el campo de exterminio más letal en la historia de la humanidad, posando despreocupados, rutinariamente felices, ajenos a la tragedia que estaban perpetrando, haciendo gala de una falta de empatía terrorífica.