Los contratos de menos de siete días caen en marzo hasta el 18%, el porcentaje más bajo desde 2009

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El ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, se felicitó la semana pasada por la “drástica” reducción del número de contratos de menos de una semana de duración que muestran los registros tras la entrada en vigor, el pasado 1 de enero, de la nueva penalización al empleo ultrabreve. Según dijo, los de menos de una semana han pasado de ser casi el 70% de los nuevos contratos a poco más del 30%. Y los de un día, en concreto, han pasado de representar el 34,1% de los que se firmaban en un mes al 14,3%.

Escrivá no dudó en calificar de “cambio de patrón estructural” esta nueva tendencia, porque la duración de los contratos se sostiene “pese a la llegada de los meses de mayor contratación estacional” y porque se está produciendo en todos los sectores, “pero especialmente en aquellos donde los contratos tenían menor duración, como actividades artísticas y recreativas o la hostelería”.

En efecto, las estadísticas de contratos del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) confirman el fenómeno. Las últimas publicadas, correspondientes al mes de marzo, muestran que los contratos de menos de siete días representan el 18,3% de los firmados ese mes. Fueron 306.1000. En febrero habían sido el 18,7% y en enero, el 21%. El porcentaje de marzo es 8,67 puntos inferior al de marzo de 2019, cuando alcanzó el 26,97%. El año anterior había alcanzado el 27,1%, el más elevado de la historia en ese mes. No se registraba un porcentaje tan bajo de contratos de menos de una semana desde marzo de 2009, cuando el 18,05% de los firmados tuvieron esa escasa duración. Aún queda trecho, no obstante, para volver a las cifras de 2007, cuando en marzo sólo el 14,85% de los contratos registrados ese mes duraban menos de siete días.

La misma tendencia se observa si el foco se extiende a los contratos de menos de un mes. Este último marzo equivalían al 27,63% de los 1,67 millones registrados en el SEPE. En marzo de 2021, cuando la economía se reactivaba tras el confinamiento, eran el 32,7% y en 2019, antes del covid, se elevaban al 37,3%. Es decir, desde entonces su peso se ha reducido en casi 10 puntos.

La reforma laboral incluyó un desincentivo para los contratos de menos de un mes: una cotización a la Seguridad Social adicional de 26,57 euros cuando se den de baja. Tiene excepciones, porque no se aplica a trabajadores agrarios, las empleadas de hogar, la minería del carbón y los contratos por sustitución. Esa cantidad se actualizó el pasado día 1 al mismo tiempo que se publicaba las nuevas bases de cotización, incluida la mínima. Al subir ésta, también lo ha hecho el recargo para los contratos más breves, que pasa ahora a 27,53 euros.

Menos contratos por obra mientras se triplican los indefinidos

Al mismo tiempo, ha ido cayendo el número de los contratos de obra y servicio, que en la estadística pueden asimilarse a los que constan como de duración indeterminada. En marzo de este año se han firmado aún 399.784, lo que equivale al 23,9% de los registrados. Hace un año ascendían al 35,6% y en marzo de 2019 representaban el 34%: se habían firmado 580.042. Es decir, su peso ha bajado 10 puntos. La reforma laboral ha suprimido el contrato por obra y servicio, que no podrán suscribirse más una vez consumido el periodo transitorio de tres meses que se concedió a las empresas para adaptarse a la nueva normativa. Por eso no ha hecho más que caer su número desde el 1 de enero.

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Y como la reforma laboral ha declarado el contrato indefinido como el contrato ordinario y ha restringido el uso del temporal a cubrir sustituciones o a atender picos de producción y a causas previsibles y estacionales de muy corta duración –como una campaña comercial en navidad–, el número de contratos fijos se ha multiplicado en estos últimos tres meses. El pasado marzo sumaban 513.677, duplicando los de enero –238.672–. Ahora suponen el 30,72% de los contratos firmados, mientras que en marzo de 2021 eran sólo el 14,75% y en marzo de 2019 se quedaban en el 10,5%. Entonces sólo se registraron 179.821 contratos indefinidos, tres veces menos que este año.

Duran más

La consecuencia de ambas tendencias es que ha aumentado la duración media de los contratos en España. Este marzo último se sitúa en 60,63 días de media, dos meses. Una cota que se había perdido en marzo de 2013, cuando un contrato tenía una vida media de 60,12 días. Desde entonces y mientras la economía se recuperaba de la Gran Depresión causada por la crisis financiera, la duración media de los contratos no había dejado de acortarse, hasta llegar a sólo 50,87 días en marzo de 2016. En 2019 sólo estaba un poco por encima: 52,81 días. En marzo de 2021 llegó a 55,31 días.

Alcanzar los 60 días es una buena marca, aunque lejos todavía de los 82 días en que llegaban a sobrevivir los contratos en marzo de 2007, antes de que quebrara Lehman Brothers y la economía mundial comenzara a encadenar crisis. 

El ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, se felicitó la semana pasada por la “drástica” reducción del número de contratos de menos de una semana de duración que muestran los registros tras la entrada en vigor, el pasado 1 de enero, de la nueva penalización al empleo ultrabreve. Según dijo, los de menos de una semana han pasado de ser casi el 70% de los nuevos contratos a poco más del 30%. Y los de un día, en concreto, han pasado de representar el 34,1% de los que se firmaban en un mes al 14,3%.

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