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LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

El otoño mejora los datos pero no evita la destrucción de 622.600 empleos en el año del covid, la peor cifra desde 2013

La hostelería y el comercio suman el 85,5% de los empleos destruidos en 2020.

La tímida campaña navideña, golpeada por las restricciones a la actividad impuestas por la pandemia, se saldó con un aumento del empleo de 167.400 personas e incluso de las horas trabajadas, un 10,06%, pero no ha impedido que el cierre del año del covid haya devuelto las cifras a la negrura de la anterior crisis. El coronavirus destruyó en 2020 un total de 622.600 empleos, según la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es el peor dato desde 2013, cuando desaparecieron 204.200 puestos de trabajo. Desde entonces, la ocupación no había dejado de crecer.

Desde septiembre también ha aumentado el número de activos; es decir, se eleva la cifra de quienes están disponibles para trabajar, 164.300 más, después de dos trimestres en que la pandemia ha impedido la búsqueda de un empleo. Sobre todo, son mujeres las que se incorporado al mercado laboral, 177.700, porque la cifra de hombres incluso ha caído, en 13.400. Pese a ello, aún quedan casi un millón de personas –933.600– que no han podido buscar trabajo pese a declararse disponibles. De hecho, el número de inactivos también aumenta en el año del covid, con 94.700 personas más. En otoño creció igualmente el número de autónomos, 28.900 más, pero, de nuevo, el saldo del año completo es negativo, con 19.800 menos trabajadores por cuenta propia que en 2019.

Un panorama similar se desprende de las estadísticas del paro. El año de la pandemia cierra con 527.900 desempleados más, lo que supone un aumento del 16,5%. La EPA no había registrado un crecimiento anual del paro desde 2012, cuando subió en 733.700 personas. También desde ese año la cifra no había dejado de reducirse. Ahora, la tasa escala hasta el 16,13%, cuando terminó 2019 con un 13,78%. Ha regresado, por tanto, a los porcentajes de 2017. España tiene 3,72 millones de parados. En el cuarto trimestre de 2020 el desempleo apenas bajó, con un descenso de sólo 3.100 personas.

El paréntesis del conjunto de cifras anterior corresponde a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que sirven de colchón de la destrucción de empleo. Según la EPA, en los últimos cuatro meses de 2020 1,89 millones de personas estaban incluidos en un ERTE, 1,7 millones menos que en verano, lo que da idea de la paulatina recuperación de la actividad.

Golpe sectorial y geográfico

Sin embargo, ni siquiera esos sistemas de protección están salvando a los sectores más afectados por las restricciones del covid. De los 622.600 puestos de trabajo desaparecidos el año pasado, 395.000 pertenecen a la hostelería, el 63,44%, y 137.300 al comercio. Ambas ramas de actividad suman el 85,5% de los empleos destruidos. Y ese golpe sectorial tiene un inmediato reflejo geográfico. En el último trimestre de 2020, Baleares ha perdido 50.000 ocupados, el mayor descenso de todas las comunidades autónomas, también en términos porcentuales, un 8,72%. Para hacerse una idea del descalabro, basta con mencionar que la segunda comunidad más perjudicada ha sido Cantabria, pero a mucha distancia, con una caída del 1,48%. Si se mide el recorte del empleo en términos anuales, Canarias ha sido la más afectada, con una destrucción de 112.800 puestos de trabajo, un 12%, una cifra que cuadriplica las de Cataluña, Madrid o Comunidad Valenciana. En Baleares, la pérdida las duplica, con un 8,12% anual.

Los datos del paro también replican el seísmo del covid en Baleares, donde se ha disparado nada menos que un 75,22% respecto a 2019, con 47.200 desempleados más. El doble de lo que ha crecido en Madrid o Cataluña. En Canarias, el hundimiento del turismo se deja notar en el aumento de la población inactiva, el mayor de todo el país, con 51.200 personas más que ni están disponibles para trabajar ni lo buscan empleo, un alza del 4,43% respecto al año anterior que dobla los crecimientos de las siguientes comunidades más afectadas, Castilla y León y Cantabria.

Se dispara el paro de larga duración y crece la precariedad

Consecuencia inevitable de la prolongación de la crisis es el crecimiento del paro de larga duración. El número de quienes llevan más de un año sin trabajar se ha elevado en 197.700 personas en el último año, nada menos que un 45,66%. Si se suma la cifra de quienes llevan más de dos años sin empleo, hay 1,52 millones de trabajadores atrapados en el paro crónico. Son el 41% de los desempleados. Por el mismo motivo ha vuelto a aumentar el dato de los hogares que tienen a todos sus miembros desempleados, un 18%. Y ya es el mayor desde 2017: 1,19 millones.

La pandemia también ha dado al traste con las perspectivas laborales de los jóvenes, ya de por sí perjudicados en la búsqueda de empleo. España sufre una tasa de paro juvenil a la cabeza de toda Europa, que en 2020 se ha disparado hasta el 40,1%, casi 10 puntos más que hace un año. Un total de 572.400 menores de 25 años no trabajan. Y otros 90.400 optaron el año pasado por abandonar la búsqueda activa de empleo.

Pese a que la campaña navideña aumentó el número de trabajadores con contrato temporal –107.200 más respecto al verano–, la pérdida de empleo eventual en el conjunto del año supera a la del indefinido. En 2020 se destruyeron 397.100 puestos temporales y 207.500 fijos. El covid también está aumentando la precariedad laboral. En el ejercicio se perdieron 476.900 empleos a tiempo completo, mientras que los de jornada parcial desaparecidos se quedan en 144.000. Por tanto, el 76,6% de los puestos de trabajo liquidados por la pandemia eran de jornada completa, tres de cada cuatro.

La misma debilidad laboral la padecen las administraciones públicas, donde el número de contratos temporales ha crecido en 106.200 personas. Fundamentalmente, en la sanidad y la educación.

Mejor que las previsiones del Gobierno y el Banco de España

La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, ha destacado que los datos de la EPA mejoran las previsiones de empleo que había hecho el Ejecutivo, también las de “los analistas y organismos nacionales e internacionales”. En efecto, el Gobierno calculaba que el paro alcanzaría el 17%, mientras que el Banco de España llegó a pronosticar en junio una tasa del 18,1% en el mejor de los escenarios pero de hasta el 23,6% en el peor. El pasado diciembre recalculó sus previsiones al 15,6% y 16,2%, respectivamente. El FMI, por su parte, creía que la cifra alcanzaría el 16,8%.

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Para la CEOE, sin embargo, los datos de la EPA revelan que se ha “atenuado el proceso de normalización de la actividad y el empleo en la recta final del año”, resultado de las medidas restrictivas por los rebrotes. Los empresarios subrayan que los niveles de empleo y actividad son “claramente inferiores a los existentes hace un año”, aun teniendo en cuenta los ERTE.

“La crisis derivada de la pandemia ha puesto en evidencia las debilidades de nuestro modelo de crecimiento”, apunta por su parte CCOO, que también destaca el “retroceso de varios años” que el covid va a infligir “en la lenta recuperación” del mercado de trabajo. El sindicato cree que por ello es necesario derogar la reforma laboral, puesto que “el paro y la precariedad” siguen definiendo el mercado laboral español.

UGT resalta el empeoramiento de la tasa de paro de las mujeres, un 18,3%, frente al 14,1% de los hombres, así como el “abrumador” número de desempleados. A su juicio, gracias a la campaña navideña y a los ERTE, el resultado del último trimestre de 2020 es “favorable”, pero la tasa de paro juvenil y el paro de larga duración –41 de cada 100 parados llevan más de un año sin trabajar– lo ensombrecen.

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