Los 109 pasajeros del vuelo de Lufthansa que partió el pasado 5 de noviembre del aeropuerto de Bilbao hacia Múnich tuvieron mucha más suerte que los de Germanwings. El avión, un Airbus 321, empezó a caer a una velocidad de 1.000 metros por minuto después de que los sensores se congelaran y enviaran datos de vuelo equivocados. Ocurrió a 9.000 metros de altura, en el ascenso que sigue al despegue.
Sin embargo, en esta ocasión, los pilotos frenaron la caída con los controles de navegación manuales y apagando los ordenadores de vuelo.
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Según el semanario alemán Der Spiegel, que reveló el suceso, no es la primera vez que los aviones de Lufthansa sufren la congelación de estos sensores. De ahí que, tras este último incidente, la aerolínea ordenara reemplazar de inmediato los sensores en 80 aviones de la familia A320.
Los 109 pasajeros del vuelo de Lufthansa que partió el pasado 5 de noviembre del aeropuerto de Bilbao hacia Múnich tuvieron mucha más suerte que los de Germanwings. El avión, un Airbus 321, empezó a caer a una velocidad de 1.000 metros por minuto después de que los sensores se congelaran y enviaran datos de vuelo equivocados. Ocurrió a 9.000 metros de altura, en el ascenso que sigue al despegue.