Existe una paradoja con los refranes y es que la mayoría de ellos tienen su contraparte en otro refrán. Así, si “a quien madruga Dios le ayuda”, también “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Si insistimos en algo, puede dar resultado y conseguirlo, porque “el que la sigue la consigue”, pero igualmente “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Y así con decenas y decenas de refranes y proverbios. En comunicación política sucede algo parecido, los expertos siempre dicen que una acción no es buena o mala per se, sino que todo depende del contexto en el que se use. Por eso, como buenos refranes, una de las normas de la comunicación política reza que nunca hay que comprar los marcos y los mensajes del adversario, porque, al final, se acaba debatiendo en su terreno y, por tanto, se tienen más posibilidades de perder. Pero otros dicen que, precisamente en ese ambiente hostil, si la acción se hace bien, es donde se puede tener un impacto diferencial, eso sí, a costa de un gran riesgo.
Pero ha habido alguien lo suficientemente valiente (o temerario) para desafiar esa paradoja e intentar vencer al rey del espectáculo y de la hipérbole en su terreno. Ese hombre, como la mayoría de lo que se sale del radar en el Partido Demócrata últimamente, lleva el nombre de Gavin Newsom. El gobernador de California está monopolizando, con la honrosa excepción del candidato de la formación a la alcaldía de Nueva York, Zohan Mamdami, todos los titulares alrededor de los demócratas. Y esta semana lo ha hecho por su ambiciosa estrategia en redes sociales imitando las formas y las frases de Donald Trump y parodiando pero intentando usarlas en su propio beneficio.
Quizás el punto culmen de esta estrategia ha sido la creación de una tienda online donde el gobernador de California ofrecía a quien quisiera pagar tazas, camisetas y gorras con la estética propia del movimiento MAGA (Make America Great Again), pero con mensajes de corte demócrata. Así, la popular gorra que reza “Trump tenía razón sobre todo”, ha mutado en “Newsom tenía razón sobre todo”. Las banderas que los seguidores trrumpistas agitaban en los multitudinarios mítines del magnate ya no llevaban el popular lema del movimiento sino “Make America Gavin Again”, en uno de los muchos montajes que han salido de X. Incluso, el gobernador se ha atrevido a poner a la venta una réplica de la Biblia de Trump que, sin embargo, en la web aparece como agotada.
Pero Newsom no se ha quedado ahí. El mayor pilar de esta transformación en una suerte de némesis trumpista ha sido su forma de comunicar en X. La cuenta de prensa de la oficina del gobernador (@GovPressOffice) ha cambiado completamente su lenguaje para copiar descaradamente las formas de Trump. El uso de mayúsculas, propio de los mensajes agresivos del presidente en su red social, Truth Social, están ahora a la orden del día en la cuenta del californiano, así como el catálogo de expresiones trumpistas más manido. El uso de las hipérboles (THE AMERICAN PEOPLE LOVE ME, GAVIN C. NEWSOM, AMERICA’S FAVORITE GOVERNOR) o el de los apodos a los enemigos políticos, como J.D. “Just Dance” (solo baila) Vance, hacia el vicepresidente estadounidense o Laura “Low Ratings” (baja audiencia) Ingraham, contra una de las presentadoras más conocidas de la cadena ultraconservadora Fox News.
Eso sí, esta no es la primera vez que Newsom trata de confrontar abiertamente con Trump. De hecho, su oposición furibunda al presidente se está convirtiendo en su mejor campaña electoral para su objetivo final: conseguir la nominación demócrata en 2028 y luchar por ser presidente de los EEUU. Hace unos meses Newsom protagonizó un duro enfrentamiento cuando criticó abiertamente que Trump desplegara sin su consentimiento a la Guardia Nacional en California para reprimir las protestas migratorias. Este hecho, prácticamente inédito en la historia reciente de EEUU, terminó con una guerra total entre ambos en la que Newsom llegó a desafiar a Trump con que mandara a la Guardia Nacional a arrestarlo. “Ha sabido estar continuamente en el foco mediático y siempre ha sido muy transparente sobre sus intenciones. Ya desde los grandes incendios, y además desde un Estado que es la cuarta economía del mundo, llevar todo esto le da mucho poder”, comenta Alana Moceri, profesora de Relaciones Internacionales de la IE University y nativa de California.
Pese a lo que pudiera parecer con las políticas que está llevando a cabo el magnate, el perfil de Newsom es bastante escaso entre los demócratas. “Él ha detectado que las bases del partido están hartas porque ven que en la jefatura del partido hay pocas ganas de pelear contra Trump. Con esta acción el gobernador de California está intentando canalizar ese descontento para ser él la cara de los demócratas. Y todo eso le viene muy bien para su campaña presidencial”, asegura Pedro Soriano, analista de Agenda Pública experto en política estadounidense.
Un discurso efectista pero… ¿efectivo?
Sin duda, esa orfandad de los demócratas de un plan claro y concreto para contrarrestar a Trump, no solo ideológico, sino también político y comunicativo, ha sido clave para que Newsom tenga este hueco y sobre todo, para que use las formas con las que ha sorprendido a todos durante la última semana. Para Jaime Caro, investigador sobre la alt-rigth en la Universidad Autónoma de Madrid y gran conocedor del trumpismo, cree que esta estrategia de Newsom dice mucho del estado del partido actualmente: “Los demócratas se debaten entre seguir con la estrategia constructiva y propositiva de la campaña de Kamala Harris, que terminó fracasando porque no consiguieron hacerla atractiva; o buscar copiar a Trump o a Mamdani. Optar por esto último lo que demuestra es que, una vez más, siguen sin tener propuestas concretas para el país”.
Con todo, la estrategia parece estar siendo beneficiosa, al menos para el propio Newsom. El gobernador de California ha incrementado de manera exponencial sus seguidores en redes, a la vez, y más importante, que sus números en las encuestas se disparaban. En el último sondeo de la encuestadora Emerson, Newsom se coloca como el primero en unas supuestas primarias demócratas, con el 25% del voto, a mucha distancia del segundo, Pete Buttigieg, con el 16%, Y si abrimos el mapa y vamos a lo nacional, el gobernador estaría en un empate técnico con Vance en una posible carrera presidencial (44% del republicano por 43% del demócrata). “Lo que sí está logrando es poner frente al espejo a muchos trumpistas, que ahora critican la ‘poca seriedad’ de Newsom cuando es lo que lleva haciendo Trump años”, señala Moceri.
Con todo, lo que está haciendo Newsom es una giro de 180º a lo que habían hecho los demócratas en cuanto a comunicación durante décadas. “Michelle Obama solía insistir: When they go low, we go high, una frase que quería decir que, pese a que otros políticos actuaran de forma agresiva o maleducada, los demócratas no debían ponerse a su nivel. Bien, pues Newsom está haciendo una enmienda a la totalidad a los Obama. Él no cree que haya que ser idealista, sino que el buenismo llevó a Biden al fracaso y ahora hay que cambiar”, explica Soriano. Un viraje que es completamente nuevo en él, pues Newsom hasta ahora mantenía un perfil muy diferente: “Su mutación es algo forzada. Si por algo se caracterizaba Newsom antes era por ser algo así como el yerno perfecto, un político casi sin fallos, y creo que en su caso, a largo plazo, este cambio de la noche a la mañana no le ayudará”, completa Caro.
Ese cambio tan brusco puede tener problemas también en su propio electorado. Los demócratas no se han caracterizado nunca por tener este tipo de candidatos más excéntricos y agresivos, y eso puede repercutir en las primarias. “Desde luego, a las mujeres negras de clase trabajadora que odian a Trump por sus formas, por ser un machista y por ser tan violento, no les va a gustar eso mismo pero en alguien demócrata”, critica Caro. Con un peligro evidente, dónde está el límite entre el personaje y el político gestor: “Mientras solo sean unos tuits, esto es una anécdota, pero me preocupa que pasemos de la retórica trumpista a la ejecución trumpista. En suma, que el demócrata se convierta también en un partido autoritario, y eso es muy peligroso”, avisa Soriano.
Cambiar las reglas de juego
Para muchos, Newsom ha rozado eso en su última y polémica decisión: acabar con la Comisión Independiente que diseñaba los mapas electorales en California. La medida viene en respuesta a Texas, que redibujó completamente los distritos de tal forma que le dieran 5 más a los republicanos y tendrá que votarse en un referéndum en noviembre que, previsiblemente, Newsom ganará. “Es algo arriesgado, por una parte es una forma de combatir el trumpismo, pero por otra demuestra la fragilidad de la democracia estadounidense. Es decir a los votantes: ‘da igual lo que votéis, nosotros desde los despachos vamos a hacer que salga lo que queremos’”, explica Caro.
Ver másTrump vs California, mucho más que un enfrentamiento por las protestas
Además, es algo que llama especialmente la atención cuando esta comisión fue una creación de los propios demócratas. El hecho de redibujar mapas a su antojo no es algo nuevo, y los Estados lo han hecho durante décadas para favorecer al partido que tenía el poder. Es famoso el caso de Wisconsin, donde es conocida la capacidad de los republicanos para maximizar sus distritos con diseños completamente excéntricos. Sin embargo, California, gobernada por los demócratas, decidió que la forma más democrática de hacerlo era dejarle ese trabajo a expertos independientes que siguieran criterios técnicos, y de ahí la creación de esta comisión que ahora ellos mismos quieren eliminar.
“Él se está jugando su capital electoral, probablemente gane porque es un electorado muy demócrata y muy polarizado, pero es peligroso y un retroceso a nivel demócratico. Eso sí, el propio Newsom ha respondido a las críticas diciendo que lo que no pueden hacer los demócratas es desarmarse unilateralmente, lo que no puede ser es que los republicanos hagan lo que quieran y no hacer nada. Y es cierto que si otros Estados replican a Texas puede ser imposible para los demócratas ganar la Cámara de Representantes”, añade Soriano.
El debate está servido, y las consecuencias de todo lo que está haciendo Newsom se acabarán por ver, tarde o temprano y cómo afectan a una política ya de base polarizada y crispada como es la estadounidense. “Todo lo que ha hecho dice mucho de la comunicación política, antes las cuentas de X de los políticos eran aburridas por el miedo que tenían a fallar, ahora parece que todo vale para ganar la atención. Él ha ganado muchos seguidores pero ¿es necesario? ¿La única forma de captar la atención de la gente es decir barbaridades o con cosas ridículas?”, reflexiona Moceri. Por eso, en pocos meses veremos si Newsom tiene éxito y se une a los que el riesgo les da una recompensa o, en otras palabras, “la fortuna favorece a los audaces”, o en cambio responde a un refrán antagónico y mucho más sombrío: “El cementerio está lleno de valientes”.
Existe una paradoja con los refranes y es que la mayoría de ellos tienen su contraparte en otro refrán. Así, si “a quien madruga Dios le ayuda”, también “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Si insistimos en algo, puede dar resultado y conseguirlo, porque “el que la sigue la consigue”, pero igualmente “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Y así con decenas y decenas de refranes y proverbios. En comunicación política sucede algo parecido, los expertos siempre dicen que una acción no es buena o mala per se, sino que todo depende del contexto en el que se use. Por eso, como buenos refranes, una de las normas de la comunicación política reza que nunca hay que comprar los marcos y los mensajes del adversario, porque, al final, se acaba debatiendo en su terreno y, por tanto, se tienen más posibilidades de perder. Pero otros dicen que, precisamente en ese ambiente hostil, si la acción se hace bien, es donde se puede tener un impacto diferencial, eso sí, a costa de un gran riesgo.