'Handala', el niño de espaldas en la viñeta que ha dado la cara por Gaza en alta mar

Hace apenas dos semanas, sobre las 22.30 horas del sábado 26 de julio, el ejército israelí interceptaba el navío Handala, el segundo de la Flotilla de la Libertad que intentaba llegar a Gaza. El Handala transportaba suministros básicos para poder abastecer a la población gazatí que sufre una terrible hambruna provocada por Israel. Con este objetivo zarpó la Flotilla el 1 de mayo desde Oslo (Noruega) para un viaje que se calculaba que duraría algo más de tres meses y que recorrería más de mil millas náuticas. Todo estaba perfectamente pensado para el periplo, incluso el nombre de la embarcación. Porque no es casual que se llamara Handala.

Handala es menudo, pequeño y solo tiene ocho pelos en su calva cabeza. Los parches de su ropa y sus pies descalzos reflejan su miseria. Tiene diez años, pero no conocemos su rostro. Su nombre, Handala, a veces deletreado Hazala, debe su origen al harmal, una planta trepadora del desierto, amarga y dura. Una planta capaz de sobrevivir a condiciones extremas al igual que el pueblo palestino. Handala se encuentra siempre de espaldas, con las manos cogidas por detrás y la cabeza gacha. Siempre observando las terribles escenas de un pueblo sometido y siendo testigo de la gran tragedia que lleva años viviendo el pueblo palestino. 

Handala es en realidad un dibujo, una viñeta obra del artista y dibujante Nayi al-Ali, pero significa mucho más. El pasado 30 de abril de 2024, los estudiantes de la Universidad de Columbia ocuparon el emblemático Hamilton Hall en respuesta a la decisión de la universidad de suspender a aquellos estudiantes que participaran en protestas en solidaridad con Gaza. Lo renombraron Hind’s Hall en honor a Hind Rajab, la pequeña de 6 años que murió a manos de los soldados israelíes en Gaza el año pasado. Allí, desplegaron una gran pancarta con la caricatura de Handala a ambos lados, símbolo de la lucha de tantos años del pueblo palestino. 

Nayi al-Ali, un artista en el exilio

El dibujante de este niño convertido en emblema es Nayi al-Ali y su vida no es más que un reflejo de lo ocurrido con su pueblo. Naji Salim Husain al-Ali nació en 1936 en la pequeña localidad de Al-Shajara (‘El árbol’) de la que tuvo que huir diez años más tarde cuando, durante la primera guerra árabe-isreaelí, las tropas sionistas penetraron en la zona y la redujeron a escombros. Hoy, su pequeño pueblo ya no existe y Nayi al-Ali, desde aquel momento, fue condenado a un exilio constante e involuntario. 

Con diez años, los mismos con los que dibujó a Handala, tuvo que huir al campo de refugiados de Al-el Hilweh, en Líbano. Fue allí donde comenzó a realizar sus primeros dibujos sobre las paredes de arcilla de los muros del campamento. Es allí, en los campos de refugiados, donde, tras el éxodo forzoso de tantos palestinos, se atisba la semilla de la reconstrucción de un pueblo herido y maltratado. La idea de recuperar su tierra y su casa comenzaba a germinar entre los palestinos y también en el pequeño Ali. 

Uno de los personajes fundamentales en la vida de Nayi será el escritor e intelectual palestino Gassan Kanafani cuya familia también había corrido la misma suerte. Kanafani se dio cuenta de sus dotes artísticas y de la fuerza que transmitían sus dibujos y comenzó a publicarlas en la revista Al Hurriya, de la que él mismo era director. Es en este punto cuando sus dibujos se dan a conocer cuando comienza a tener problemas con las autoridades debido a los mensajes de sus viñetas. 

Más tarde, ya en la década de los sesenta, se traslada a Kuwait. En estos años se vive la efervescencia del mundo árabe, un mundo que vive con euforia el pensamiento de que un cambio es posible. Y es aquí cuando la figura de Handala pasa del folio a la realidad, a consumarse como un símbolo de la resistencia palestina. Años más tarde, con una gran añoranza por ‘su’ tierra y tras publicar cientos de tiras, volvió al Líbano. 

Tras su asesinato, la figura del dibujante fue reivindicada por la causa Palestina y sus viñetas de Handala se convirtieron en el símbolo de una lucha que aún pervive

Allí, al principio de la década de los ochenta, será testigo de una de las ocupaciones más sangrientas por parte del ejército israelí cuando se internaron en el sur del país con el objetivo de expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que cada vez iba ganando más fuerza. Tras esto, las viñetas de Nayi, ante la tragedia que lo rodeaba, se fueron volviendo cada vez más oscuras, sombrías y desalentadoras. Acontecimientos como la matanza de miles de refugiados palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en septiembre de 1982 durante la primera guerra del Líbano, hicieron que muchos de los refugiados huyeran de allí. 

Su asesinato, la creación de un mito

Nayi al-Ali escapó a Londres en 1985 tras un nuevo paso por Kuwait. Allí colaborará con el diario kuwaití Al-Qabas, en su edición internacional. Dos años después, una bala impactó en su sien derecha a las puertas de las oficinas del periódico. Fue un asesinato a sangre fría que acabó con la vida de Nayi en agosto de 1987. La investigación policial no concluyó quién había sido el autor y tras varias acusaciones y sin llegar a ninguna resolución un grupo de detectives reabrió el caso en 2017. Tras su asesinato, la figura del dibujante fue reivindicada por la causa Palestina y sus viñetas de Handala se convirtieron en el símbolo de una lucha que aún pervive. 

El simbolismo en las viñetas de Handala

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En su carrera como dibujante, Nayi produjo más de 40.000 tiras y se encontraba preparando su tercer libro cuando fue asesinado. Su postura siempre fue clara: en contra del Estado de Israel y a favor de que los palestinos recuperasen sus territorios ocupados. También tenía una postura muy crítica con algunos políticos y altos cargos árabes y palestinos a los que representaba gordos y sin piernas especulando que estos eran meros títeres de Israel y Estados Unidos

Muchos palestinos eran representados con llaves, símbolo de los hogares que les fueron ocupados y a los que no pueden volver. Otro de sus grandes personajes es Fátima, una mujer luchadora con raíces en los pies que viene a representar a la patria palestina y su espíritu de resistencia, pero también el amor y la paz. 

Handala, con su postura encorvada y vestido de harapos, se pone del lado de los que menos tienen, de los oprimidos y denuncia, siempre testigo de la tragedia, la injusticia que viven precisamente aquellos que más lo necesitan. Hoy sus viñetas, el puño en alto y el nombre de Nayi al-Ali han pasado a formar parte de la lucha, como una premonición del dibujo de Handala, quien representaba al propio Ali al ser expulsado de su tierra cuando solo tenía diez años.

Hace apenas dos semanas, sobre las 22.30 horas del sábado 26 de julio, el ejército israelí interceptaba el navío Handala, el segundo de la Flotilla de la Libertad que intentaba llegar a Gaza. El Handala transportaba suministros básicos para poder abastecer a la población gazatí que sufre una terrible hambruna provocada por Israel. Con este objetivo zarpó la Flotilla el 1 de mayo desde Oslo (Noruega) para un viaje que se calculaba que duraría algo más de tres meses y que recorrería más de mil millas náuticas. Todo estaba perfectamente pensado para el periplo, incluso el nombre de la embarcación. Porque no es casual que se llamara Handala.

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