Donald Trump, un expresidente acorralado ante los tribunales y en campaña

El expresidente de EEUU, Donald Trump.

Mathieu Magnaudeix (Mediapart)

Trump había pronosticado nada menos que "muerte y destrucción" es decir, una oleada de violencia por parte de sus partidarios si era acusado por el fiscal del distrito de Manhattan.

La profecía no se cumplió: Donald Trump ha sido acusado penalmente, algo inédito para un expresidente de Estados Unidos, y se espera que el expresidente comparezca ante un tribunal penal este martes, 4 de abril, en un gran edificio del bajo Manhattan, cerca del barrio de Chinatown. Un gran espectáculo a la americana, que obviamente será retransmitido por todos los canales de televisión. Flanqueado por agentes de los servicios secretos, Donald Trump tendría que pasar por su "mugshot", la tradicional foto del fichaje policial, pero debería evitar las esposas.

Si sus partidarios aparecen allí, el FBI no espera una demostración masiva de fuerza por su parte en una Nueva York que estará controlada por la policía.

El pasado jueves, un jurado popular de Manhattan le acusó formalmente de un delito por un sospechoso pago de 130.000 dólares en 2016 a través de su abogado a Stormy Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, una actriz porno cuyo silencio trató de comprar en plena campaña presidencial, mientras que más de dos docenas de mujeres le acusaron de agresión sexual.

Según la CNN, las posibles infracciones identificadas por el fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, que aún no se han hecho públicas, ascenderían a una treintena, muchas de ellas relacionadas con una posible violación de la ley de contabilidad empresarial de Nueva York.

Decidido a colaborar con la justicia, el exabogado de Trump que hizo el pago, Michael Cohen, se declaró culpable en este caso de violar las leyes federales de cuentas de campaña.

En EEUU, la conmoción es significativa porque nunca antes un expresidente había sido acusado penalmente. Los republicanos, incluso sus más acérrimos adversarios en las presidenciales de 2024 para las que ya es candidato, han defendido a Donald Trump. Hablan de una "caza de brujas" y lamentan que esto cree un precedente histórico que, según el ex secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, "socava la confianza de Estados Unidos en su sistema judicial".

Donald Trump ha denunciado una "persecución política e interferencia electoral nunca vista en su historia".

Es imposible saber a estas alturas cuál será el resultado de un futuro juicio a Donald Trump por este caso. Este martes se estrena un culebrón judicial: el expresidente pretende utilizar los imprevistos como combustible político, al tiempo que activa a sus abogados para retrasar la fecha límite para un juicio.

Lo cierto es que Donald Trump no está más que al principio de sus tropiezos con la justicia. Aunque no hay garantías de que llegue a dormir en prisión, ha llegado el momento de que el expresidente rinda cuentas tras un mandato marcado por las mentiras, el caos y, sobre todo, el asalto final al Capitolio por parte de sus partidarios el 6 de enero de 2021, el día en que se certificaron los resultados de las elecciones presidenciales, apenas unos días antes de que abandonara la Casa Blanca.

En este asunto, Donald Trump ha sido objeto de una larga investigación de una comisión de investigación del Congreso, desdeñada por los republicanos. Su informe final, publicado el pasado diciembre, concluyó que Trump, que nunca aceptó su derrota electoral, desempeñó un papel "central" en este asalto. La comisión propuso al Departamento de Justicia cargos penales contra Trump, entre ellos "conspiración contra Estados Unidos" e "incitación o ayuda a una insurrección".

Al mismo tiempo, fue nombrado un fiscal especial, Jack Smith, en noviembre de 2022 por el Departamento de Justicia para investigar todos los casos penales que podrían apuntar a Donald Trump: la insurrección en el Capitolio, pero también sus intentos, más o menos burdos, y los de su entorno, de cambiar el resultado de las elecciones en algunos Estados clave donde había perdido; igualmente un caso de documentos clasificados que Donald Trump se llevó y se negó a devolver tras su derrota. Tras una redada realizada el pasado verano por el FBI en la casa de Trump en Mar-a-Lago, Florida, fueron encontrados trece mil documentos, entre ellos un centenar confidenciales (y algunos "top secret").

En Georgia, donde una grabación prueba que Donald Trump presionó directamente a las autoridades locales para cambiar el resultado de las elecciones presidenciales, un fiscal ha abierto una investigación que pronto podría tener consecuencias legales para Trump o algunos de sus allegados.

También se enfrenta a varias demandas por difamación, incluida una interpuesta por la ex editorialista de Elle, E. Jean Carroll, que acusa a Trump de haberla violado en unos grandes almacenes de Nueva York a finales de 1995.

En Nueva York, la fiscal general Letitia James ha demandado por fraude a Donald Trump y a su empresa, la Trump Organization. Acusa al ex presidente de haber subestimado su fortuna, y a su empresa de haber minimizado su patrimonio durante diez años para obtener préstamos favorables y reducir los costes de sus seguros. El juicio civil está previsto para octubre de 2023.

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La fiscal general de Nueva York es del Partido Demócrata, al igual que Alvin Bragg, el fiscal del distrito de Manhattan que le ha acusado penalmente. Para Trump, sus allegados y sus abogados, este es un argumento central que esgrimen en cada oportunidad, con el fin de alimentar la idea de que el expresidente es objeto de un complot político. Esa será sin duda su línea de defensa este martes por la tarde, en una rueda de prensa organizada en su domicilio de Florida. Este martes, pero también durante meses y años.

 

Traducción de Miguel López

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