Donald Trump legisla contra sus propios votantes de las zonas rurales para beneficiar a los más ricos

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, estrecha la mano del líder de la mayoría, Steve Scalise, tras la aprobación del proyecto de ley de presupuesto republicano, en el Capitolio.

François Bougon (Mediapart)

En vísperas de la fiesta nacional, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha podido proclamar su victoria el jueves 3 de julio, tras la aprobación de su “gran y hermosa ley” que, según él, abre el camino a una “nueva edad de oro” para Estados Unidos, tras una noche en vela para los congresistas de la Cámara de Representantes y un discurso récord de 8 horas, 44 minutos y 25 segundos. En este impresionante discurso, el líder de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries, denunció una “gran y horrible ley” y sus nefastas consecuencias para los menos afortunados.

Fue aprobada por 218 votos contra 214, los de los demócratas y dos republicanos, Thomas Massie y Brian Fitzpatrick.

El texto ofrece, en efecto, regalos fiscales a los más ricos en detrimento de la cobertura social de los más desfavorecidos, al tiempo que destina sumas descomunales para apoyar la política presidencial contra la inmigración (175.000 millones de dólares). También elimina numerosos incentivos fiscales a las energías renovables aprobados durante el mandato de Joe Biden, su predecesor demócrata.

El discurso más largo en la Cámara

Intentando por todos los medios retrasar la aprobación del texto, que el presidente quería firmar en su despacho justo antes de la fiesta nacional del 4 de julio, el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, habló todo el tiempo que quiso, tal y como le permite la regla del “minuto mágico”, que autoriza a los líderes de los partidos a hablar sin límite de tiempo.

Con una duración cercana a las nueve horas, es ahora el autor del discurso más largo en la Cámara de Representantes. El récord anterior lo ostentaba el líder de la minoría republicana, Kevin McCarthy, quien en noviembre de 2021 habló durante ocho horas y treinta y dos minutos, antes de la aprobación del proyecto de ley Build Back Better (reconstruir mejor) de Joe Biden.

Al acercarse a las siete horas y media de discurso, bromeó explicando que “la fecha límite de Donald Trump puede que sea el 4 de julio, pero no es la misma para mí, porque yo no trabajo para Donald Trump, sino para los americanos”. ”No nos arrodillaremos ante ningún aspirante al título de rey”, añadió al acercarse a las ocho y media de su discurso, bajo la mirada de aprobación de Maxine Waters, representante demócrata de California.

La actuación recuerda a la del senador demócrata por Nueva Jersey Cory Booker, quien en abril batió un récord que se mantenía desde 1947 al permanecer veinticinco horas y cinco minutos ante la cámara alta del Congreso.

Mientras hablaba, algunos legisladores republicanos se burlaban. “¡Sigue, Hakeem, cuanto más hablas, más unidos están los republicanos! El gran y hermoso proyecto de ley SERA estará en el escritorio del presidente Trump el 4 de julio”, escribió en X el representante Marlin Stutzman.

Hakeem Jeffries había comenzado su discurso poco antes de las 5 de la madrugada (11 de la mañana en Europa) con la intención de “tomarse el tiempo para contar historias de americanos”. “Y eso es exactamente lo que pretendo hacer: tomarme el tiempo para hablar en nombre del pueblo americano”, dijo antes de leer una serie de testimonios de personas que se verán afectadas por los recortes en Medicaid, el programa público de seguro médico del que dependen millones de estadounidenses con bajos ingresos, en la Affordable Care Act (Ley de Asistencia Asequible, ACA), un programa que los republicanos combaten y han apodado Obamacare), y también en el programa Snap, la principal ayuda alimentaria del país.

La ley reduce el gasto federal en Medicaid y ACA en aproximadamente un billón de dólares en una década, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, encargada de evaluar de forma imparcial el impacto de los proyectos de ley en las finanzas públicas. Esto pondrá en peligro la salud física y financiera de decenas de millones de personas. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, de aquí a 2034 se quedarán sin seguro 12 millones de personas.

La América rural, muy afectada

En su intervención, Hakeem Jeffries, que comparó el hemiciclo con una “escena del crimen”, denunció “un ataque vergonzoso y generalizado contra el pueblo americano”, recordando su responsabilidad histórica a los republicanos que se disponían a votar a favor del texto. También subrayó que la “gran y horrible ley” de Trump iba a disparar el déficit del Estado. Además, denunció la corrupción generalizada que se está produciendo durante el segundo mandato del magnate.

Este representante afroamericano aprovechó la ocasión para rendir homenaje a una de las figuras de la lucha por los derechos civiles en la década de 1960, John Lewis, quien popularizó la expresión good trouble (problemas constructivos), justificando las protestas necesarias o los actos de desobediencia civil para lograr la justicia social y el cambio. Concluyó su discurso entre los vítores de sus colegas demócratas, que lo aclamaron al grito de “¡Hakeem! ¡Hakeem!”.

El grupo estratégico de salud de Aspen, una agrupación bipartidista formada por responsables del sector sanitario, consideró que los recortes y restricciones previstos serán “catastróficos para las poblaciones rurales de Estados Unidos y sus sistemas sanitarios, muchos de los cuales penden ya de un hilo”.

“De los 7,8 millones de americanos que se prevé que pierdan su cobertura Medicaid con este proyecto de ley, se estima que 1,8 millones viven en zonas rurales. En esas regiones, Medicaid cubre casi la mitad de los nacimientos, el 65% de los ocupantes de las residencias de ancianos y el 40% de los niños. También es la principal fuente de financiación de la atención de salud mental del país”, subraya el grupo.

El proyecto de ley aumentaría la brecha entre las ciudades y el campo y erosionaría sectores vitales que ya son frágiles

El grupo estratégico de salud de Aspen

Este último también descarta la justificación de austeridad presupuestaria esgrimida por Donald Trump y sus partidarios, afirmando que “las clínicas y hospitales rurales que hemos examinado no son lugares de supuesto despilfarro, fraude y abuso, contrariamente a lo que afirman algunos responsables políticos para justificar los recortes presupuestarios en Medicaid”.

“En lugar de invertir en las comunidades rurales, el proyecto de ley aumentaría la brecha entre las ciudades y el campo y erosionaría sectores vitales que ya son frágiles. La salud y la atención sanitaria son esenciales para sostener a nuestras poblaciones rurales y revitalizar los paisajes donde viven hoy en día alrededor del 20 % de los americanos, es decir, 66 millones de personas”, afirma también el grupo.

Los científicos han alertado de que la ley podrá causar 51.000 muertes evitables al año: 20.000 por la pérdida de la cobertura de Medicaid y ACA, 13.000 por la tardía aplicación de la normativa sobre el personal de las residencias de ancianos y 1.000 por la pérdida de acceso a los medicamentos.

Republicanos recalcitrantes

Los demócratas tienen previsto difundir campañas publicitarias dirigidas a los republicanos que votaron a favor de la ley y que podrían verse debilitados en las elecciones de mitad de mandato, en noviembre de 2026.

“Nuestra misión es hacer comprender que cuando los niños tienen menos para comer, cuando cierran los hospitales rurales, cuando sube el precio de la electricidad, es por culpa de los actos de su representante republicano”, declaró el senador demócrata Brian Schatz, citado por el New York Times. “Es culpa suya, y ellos son los únicos responsables.”

Por otra parte, la Oficina Presupuestaria del Congreso estimó el martes que la ley aumentaría la deuda en más de 3,4 billones de dólares para 2034, ya que la ampliación de los créditos fiscales costaría 4,5 billones.

La aprobación en la Cámara de Representantes no fue fácil para Donald Trump y el líder de la mayoría republicana, Mike Johnson, debido a la oposición en parte de sus filas al aumento del déficit público o a los recortes en el gasto social, que afectarán a gran parte del electorado trumpista, especialmente en las zonas rurales de Estados Unidos.

Mike Johnson tuvo que convencer a los más recalcitrantes, como Keith Self, quien explicó que había “venido a Washington para ayudar a frenar nuestra deuda nacional”. El representante texano acusó a sus colegas del Senado de haber “pisoteado” la versión aprobada anteriormente en la Cámara, antes de añadir que, en última instancia, “es una cuestión moral”.

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Donald Trump expresó su enfado durante la noche en su red social Truth Social. “Para los republicanos, debería ser un ‘sí’ fácil. ¡Es ridículo!”, publicó. “Las mayores rebajas fiscales de la historia y una economía en auge frente al mayor aumento de impuestos de la historia y una economía en quiebra. ¿A qué esperan los republicanos? MAGA [Make America Great Again] no está contento y eso os está costando votos”.

 

Traducción de Miguel López

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