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Miles de mujeres en EEUU llevan a Johnson & Johnson a los tribunales por incluir talco en sus productos

Johnson & Johnson retiró en agosto de 2022 del mercado mundial su polvo de talco.

Patricia Neves (Mediapart)

Para Lora, todo empezó con un gran cansancio. Luego vinieron las "náuseas", la dificultad para respirar y, frente al espejo, la imagen de su cuerpo "hinchado". "Mi ginecólogo me dijo: "Está embarazada'".  Entonces su vientre ya estaba muy abultado. "Es como si estuviera embarazada de seis meses. Sólo que no fue un feto lo que su médico detectó en las imágenes, sino una "gran masa", nos dice. “Del tamaño de un melón". El diagnóstico no se hizo esperar: cáncer de ovarios

En aquel momento, en 1999, Lora tenía 32 años. Trabajaba en el departamento administrativo de una pequeña empresa. Su tranquila vida en el campo, en los humedales de Nebraska, se desmoronaba. En el quirófano "me lo quitaron todo", resume con sencillez: "El útero, el tumor, los ovarios. Me vi morir.”

Dos años antes, en 1997, a varios miles de kilómetros de distancia, en Nueva Jersey, un especialista en toxicología intentó alertar a su cliente, el gigante farmacéutico americano Johnson & Johnson. Alfred Wehner había sido contratado como consultor para evaluar un número creciente de estudios sobre la relación entre el desarrollo de cáncer de ovarios y el uso de talco, un mineral muy apreciado por la industria cosmética. 

Dos de los productos estrella de Johnson & Johnson contenían talco en aquella época, el desodorante Shower to Shower y el icónico bote blanco de Johnson's Baby Powder. "Me eché desodorante Shower to Shower durante toda mi adolescencia", recuerda Lora. 

"Lo mismo hacían todos en mi familia. Como mi madre o mi abuela. Era adolescente y, como todas las chicas, quería sentirme fresca todo el día", añade. “Por la mañana, después de la ducha, me rociaba las manos, las bragas". Ahora, según la Agencia Americana de Medicamentos, no puede descartarse "un riesgo de contaminación por amianto del talco". 

El amianto, clasificado como cancerígeno desde los años 70, puede encontrarse en las proximidades cuando el talco se extrae de las minas. Sin embargo, Johnson & Johnson ignoró las advertencias de su consultora y puso en marcha una comunicación "falsa", un "trabajo inútil", lamenta en un correo electrónico consultado por Mediapart el especialista en toxicología del gigante americano. 

Acciones judiciales en curso

Desde entonces, más de 60.000 pacientes o ex pacientes de cáncer, como Lora, han presentado denuncias contra Johnson & Johnson en Estados Unidos. En muchos casos, el principal proveedor de polvos de talco del gigante americano también está en el punto de mira. ¿Quién es? Imerys, grupo francés líder mundial en minerales industriales, que explota su negocio de talco antes conocido como Luzenac, nombre de la ciudad del sudeste de Francia donde se fundó la empresa.  

Se acusa a las dos multinacionales de poner en peligro a las mujeres, a las que desde hace tiempo se bombardea con publicidad incitándolas a utilizar polvos de talco para su higiene íntima. Johnson & Johnson e Imerys también están acusadas de haber ocultado a sabiendas los riesgos del talco al falsificar los resultados de estudios científicos y, en última instancia, de haber influido en las autoridades americanas para impedir cualquier intento de regulación. 

Contactada por Mediapart, Imerys no respondió a nuestras reiteradas solicitudes de entrevista. El 4 de abril, Johnson & Johnson ofreció pagar 8.900 millones de dólares para resolver todas las demandas en su contra en Estados Unidos, sin reconocer su responsabilidad. "La empresa considera que esas acusaciones (...) carecen de base científica", declaró un representante de Johnson & Johnson. 

Muchas de las 60.000 personas que han presentado demandas han obtenido enormes indemnizaciones en los últimos años. En 2020, Johnson & Johnson e Imerys fueron finalmente condenados en Missouri. El importe por daños y perjuicios fue de más de dos mil millones de dólares. Las demandantes fueron 22 mujeres que padecieron cáncer de ovarios tras usar el desodorante Shower to Shower y/o Johnson's Baby Powder. 

Otras demandantes, que se enfrentaron a otros jurados en Estados Unidos, sin embargo no tuvieron éxito. La abogada de Lora, Leigh O'Dell, dijo que la oferta de Johnson & Johnson era insuficiente. "Creemos que la propuesta (8.900 millones de dólares) no ofrece una compensación adecuada", declaró a Mediapart. 

Un sector altamente hermético

La propuesta se produce en el contexto de una controvertida batalla legal. Johnson & Johnson ha declarado en dos ocasiones en quiebra su filial de talco, a pesar de que un tribunal dictaminó que esa medida era de mala fe. Sólo en 2022, Johnson & Johnson registró unas ventas de 95.000 millones de dólares. 

Declararse en quiebra le permitiría escapar a la justicia. El procedimiento "tiene la consecuencia inmediata paralizar las solicitudes de los demandantes", afirma O'Dell. La filial americana de Imerys, que siguió una estrategia jurídica similar de quiebra, ha sido desmantelada y sus activos vendidos.

Desde 2003, el talco de los polvos para bebés de Johnson & Johnson procede de las minas de Imerys en China. Los franceses piensan que Johnson & Johnson bien podría "deshacerse de ellas".

Este caso y sus miles de documentos internos suponen una rara inmersión en el mundo ultrasecreto de la industria farmacéutica y cosmética. Hay que remontarse a principios de los años 2000 para comprender el alcance de la complicidad de Imerys, que finalmente fue condenada en Missouri y en primera instancia en Nueva Jersey. 

En 2011, casi diez años antes de las primeras sentencias, los franceses ya estaban preocupados por la posible "desaparición" de Imerys. Según explicaron directivos de la empresa en un intercambio de correos electrónicos, la causa era la política de Johnson & Johnson de favorecer a otros proveedores low cost. Desde 2003, el talco que contiene los polvos para bebés de Johnson & Johnson procede de las minas de Imerys en China. Los franceses piensan que Johnson & Johnson bien podría "deshacerse de ellas". 

Dicen que han aceptado todo de los americanos, incluida la realización de "tests químicos" que Imerys consideraba "peligrosos para el medio ambiente". O el hecho de tener que trabajar en Estados Unidos con "parias", es decir, asesores desacreditados, según ellos, en los medios científicos americanos.

 El problema, explican los directivos de Imerys, es que el propio grupo francés carece prácticamente de "credibilidad" porque el producto que Imerys suministra, sobre todo a México, no es "apto para el consumo". Imerys conoce perfectamente los "riesgos cancerígenos" de su talco. 

Así se especificaba en 2009 en la ficha descriptiva que acompañaba a sus productos. Entonces se indicaba con claridad que una entidad de la Organización Mundial de la Salud había clasificado el uso perineal del talco como cancerígeno. Clasificación que tuvo lugar en 2006. 

Estudios impulsados por las multinacionales

Un año antes, en 2005, Imerys seguía discutiendo con sus asesores la necesidad de volver a redactar los resultados de un estudio científico, el estudio "Huncharek/Muscat", bien añadiendo "revisiones" dictadas por Imerys y Johnson & Johnson, bien "suprimiendo" "secciones" enteras. La nueva redacción debía convencer a las autoridades federales americanas de que el talco no era peligroso. 

Desde principios de la década de 2000, Imerys (antes Luzenac) intenta minimizar el peligro del talco sembrando la duda. Como indica un documento interno fechado en enero de 2000, la estrategia de Imerys a este respecto ha consistido en crear "confusión" en los reguladores. 

Una de las principales estrategias de Johnson & Johnson desde los años 70 ha sido pagar a investigadores y científicos para que escriban estudios a favor del talco, según una investigación de Reuters. Johnson & Johnson "encarga y paga" los estudios, "dice a los investigadores qué resultados quiere", escribe Reuters, "y contrata a un escritor fantasma para que redacte" el informe final de los resultados.  

La estrategia se mantuvo hasta 2005. En ese momento, Imerys y Johnson & Johnson encargaron y pagaron más de 41.000 dólares por el mencionado estudio científico "Huncharek/Muscat".   

“Sobre la base de los documentos que he consultado", concluye O'Dell, abogada de Lora, "creo que la empresa matriz era absolutamente consciente de lo que estaba ocurriendo en Estados Unidos. Sin duda, había geólogos y otros empleados que trabajaban con la rama americana de Imerys en París". 

Las mujeres, primeras víctimas

Los productos a base de talco de Johnson & Johnson no fueron retirados del mercado hasta 2020 en Norteamérica y no lo serán hasta este año en el resto del mundo. Según algunos investigadores, como Alexandra Lahav, profesora de Derecho de la Universidad Cornell de Nueva York, el hecho de que las víctimas fueran principalmente mujeres explica que los polvos de talco hayan seguido a la venta durante tanto tiempo, a pesar de los riesgos. 

El sector farmacéutico y cosmético está especialmente mal regulado en Estados Unidos, sobre todo en relación con la salud reproductiva. “Los productos de antes de los años 90 pueden seguir en las estanterías aunque nunca hayan sido sometidos a pruebas", explica Alexandra Lahav a Mediapart. “El requisito de incluir a mujeres en los estudios clínicos no se aprobó hasta 1993, lo que me parece muy sorprendente". 

"Por eso se producen estos grandes veredictos. La reacción es decir: "Dios mío, el sistema judicial americano está fuera de control". Muy a menudo hay una historia subyacente, alguien en una empresa que ha ocultado algo (...). Además, es importante señalar que en este tipo de demandas, a las mujeres se les ofrece menos dinero que a los hombres. Culturalmente, somos más proclives a experimentar con el cuerpo de las mujeres", analiza Alexandra Lahav. 

Lora tuvo suerte y hoy está curada. Otras mujeres implicadas en otras demandas contra Johnson & Johnson murieron de cáncer de ovarios antes de que se pudiera determinar en juicio el origen de su enfermedad. "No podemos seguir barriendo esto debajo de la alfombra", dice Lora. Lora relacionó su cáncer con el posible consumo de polvos de talco contaminados escuchando las noticias. Pero, ¿cuántas no lo saben? 

En 2009, cuando Imerys informaba del peligro del uso perineal del talco, su cliente Johnson & Johnson seguía dirigiéndose a las mujeres, no solo a las madres, sino a las "americanas de raza negra" con "sobrepeso" que vivían en "climas cálidos". Aquellas que necesitarían mantenerse "frescas". 

En Atlanta, por ejemplo, donde la tasa de pobreza se acerca al 20% y el 50% de los residentes son afroamericanos, Johnson & Johnson planeó en 2010 gastar más de 150.000 dólares en la radio para promocionar en pocos días sus polvos de talco entre las mujeres de la zona, organizando concursos con varios premios: vales de 250 dólares para ir al spa y muestras gratuitas para echarse polvos de talco al salir. 

Caja negra

Los documentos citados han sido consultados por Mediapart y proceden de los distintos procedimientos judiciales en Estados Unidos.

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Aún no se conoce el importe de la indemnización que Imerys debe pagar a los miles de demandantes que han interpuesto demandas en Estados Unidos. El importe definitivo se está negociando actualmente en el marco del procedimiento de quiebra de la filial americana de Imerys.

Traducción de Miguel López

 

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