Rusia reconoce que soldados norcoreanos luchan en su ejército

Ucrania, Estados Unidos y Corea del Sur seguían sus pasos desde octubre de 2024, desde los campos de tránsito del sudeste ruso hasta las trincheras de la región de Kursk, en Rusia, a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania. Su presencia acaba de ser reconocida oficialmente: varios miles de soldados norcoreanos están luchando junto a las fuerzas armadas rusas contra Ucrania, según han reconocido por primera vez Moscú y Pyongyang en las últimas 48 horas.
Se trata del mayor despliegue militar de Corea del Norte fuera de sus fronteras desde 1948. La noticia apareció el lunes 28 de abril en la portada de Rodong Sinmun, el periódico oficial del Partido del Trabajo, que gobierna el país. El propio jefe de Estado, Kim Jong-un, elogió “el espíritu de lucha y el heroísmo” de esos soldados que, en su opinión, han luchado “por la justicia” y “representan el honor de su patria”.
Ha pedido que se erija un monumento a los caídos en combate. Kim Jong-un ya había calificado en el pasado la guerra de Rusia en Ucrania como “guerra sagrada por la paz regional y la justicia internacional”. El Gobierno de Corea del Norte, una dictadura militar cerrada cuyo programa nuclear suscita gran preocupación, ha declarado que es un “honor” haber establecido una alianza militar con Rusia.
La Comisión Militar Central del partido consideró que el envío de tropas había abierto “un nuevo capítulo en la historia” entre los dos países, “demostrando el más alto nivel estratégico de [su] firme amistad activa”, añadió el lunes 28 de abril la Agencia Central de Prensa Coreana, KCNA.
A pesar de las acusaciones —respaldadas por documentos y observaciones satelitales— de los servicios de inteligencia de Ucrania, Corea del Sur y Estados Unidos, tanto Rusia como Corea del Norte se habían negado hasta ahora a admitir la participación de esas tropas, aludiendo a "rumores" y "comentarios destinados a difamar" a ambos países.
“Camarada Kim Jong-un”
Cuarenta y ocho horas antes, las autoridades rusas admitieron por primera vez oficialmente haber recurrido a militares norcoreanos para combatir al ejército ucraniano en la región de Kursk.
“Quiero destacar la participación de los militares de la República Popular Democrática de Corea en la liberación de las zonas fronterizas de la región de Kursk”, declaró Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor ruso el 26 de abril durante una conversación (filmada y debidamente transcrita en la web del Kremlin) con Vladimir Putin. Esos soldados “han demostrado una gran profesionalidad, fortaleza de espíritu, valentía y heroísmo”, afirmó el general.
Putin esperó dos días para rendir su propio homenaje, celebrando la “gloria indeleble” de los soldados norcoreanos, que permitieron derrotar a los “neonazis” ucranianos, y saludando “personalmente” al “camarada Kim Jong-un”. “Estamos convencidos de que los sólidos lazos de amistad, las relaciones de vecindad y la cooperación entre nuestros países, forjados en el campo de batalla, seguirán desarrollándose y ampliándose a todos los niveles”, concluyó el presidente ruso.
Las fuerzas armadas ucranianas lanzaron una ofensiva sorpresa contra la región rusa de Kursk en el verano de 2024, con el objetivo aparente de aflojar el cerco sobre el Donbás y conquistar territorios que pudieran servir de moneda de cambio en posibles negociaciones con Rusia. El mando militar ruso anunció el sábado 26 de abril que había recuperado el control total de la zona, lo que Kiev niega, asegurando que sus soldados siguen llevando a cabo operaciones allí.
Un “tratado de asociación estratégica”
El 27 de abril, el comandante de una unidad rusa presente en la región contradijo de hecho las declaraciones de su Estado Mayor, asegurando que los combates contra grupos de soldados ucranianos continuaban, pero que serían destruidos “pronto”.
Todos los responsables oficiales rusos y norcoreanos que se han pronunciado sobre esas tropas se han cuidado de precisar que combatían en esa región de Kursk. La precisión es importante: si efectivamente estuvieran cantonadas en esa región rusa, significaría que las tropas norcoreanas no están (todavía) combatiendo en territorio ucraniano en sentido estricto. Por el contrario, el ejército ucraniano ha afirmado en varias ocasiones haber enfrentado a soldados norcoreanos en su territorio, especialmente en la región de Sumy y en el Donbás.
Esos responsables rusos y norcoreanos también precisan que esas tropas han sido desplegadas en virtud de un “tratado de asociación estratégica” firmado en junio de 2024 por Vladimir Putin y Kim Jong-un, que incluye una cláusula de asistencia mutua.
Este derroche de comunicación contrasta con la extrema discreción que había prevalecido hasta ahora
Acompañando las imágenes con palabras, el ministerio de Defensa ruso publicó, también el lunes 28 de abril, un vídeo en el que se ve a soldados norcoreanos entrenándose. No se precisan el lugar ni la fecha. Se ve a militares corriendo, disparando lanzacohetes y ametralladoras, y escuchando a un instructor que les explica cómo manejar una granada en un campo de tiro con mucho viento.
Este derroche de comunicación contrasta con la extrema discreción que había prevalecido hasta ahora. Como prueba de la preocupación inicial de Moscú y Pyongyang por ocultar su implicación en los combates, a los soldados norcoreanos desplegados por Moscú se les asignaron tarjetas de identidad militares rusas, que llevaban consigo para hacerse pasar por ciudadanos rusos originarios de las repúblicas de Yakutia y Buriatia.
La razón por la que ambos Estados han decidido finalmente asumirlo sigue sin estar clara. Podría ser una forma de Rusia de demostrar que se encuentra en una posición de fuerza desde el punto de vista militar, ya que puede contar con aliados decididos a su lado, aliados que podrían decidir en el futuro luchar también en suelo ucraniano.
“La posibilidad de desplegarlos en Ucrania refuerza la posición de Moscú en las negociaciones sobre el alto el fuego propuestas por Washington, que actualmente entran en una fase crucial”, señala Artyom Lukin, profesor del Instituto de Estudios Orientales de la Universidad de Vladivostok (Rusia).
Según fuentes ucranianas y surcoreanas, habrían causado baja, entre muertos y heridos, cerca de 4.000 soldados de Pyongyang, de un total de 14.000 militares enviados a combatir junto a las fuerzas de Moscú.
Entre los documentos encontrados en los cadáveres de algunos de estos soldados muertos en el frente figuraban memorandos escritos que indicaban cómo pronunciar “Ríndanse” o “Están rodeados” frente a los soldados ucranianos, manuales de primeros auxilios editados en coreano por el ministerio de Defensa ruso o, incluso, mensajes de felicitación y ánimo aparentemente dirigidos por Kim Jong-un.
Tras sufrir inicialmente grandes pérdidas debido a sus técnicas de combate inadecuadas para las particularidades del frente ucraniano, los soldados norcoreanos parecen haberse adaptado y se muestran más motivados y mejor entrenados que los soldados rusos con los que luchan, según han declarado militares ucranianos que han combatido directamente contra ellos.
La ONU, pisoteada
El envío de estos soldados al frente desde al menos octubre de 2024 constituye una escalada espectacular por parte de Rusia, que ha implicado directa y masivamente en la guerra a un ejército extranjero, y no a cualquiera, sino a una potencia nuclear considerada especialmente impredecible.
Además de soldados, Moscú habría recibido de Pyongyang importantes reservas de municiones, entre las que se incluyen proyectiles de artillería, misiles y cohetes antitanque. Según algunas estimaciones, Corea del Norte habría suministrado en total entre 1,6 y 6 millones de municiones a su aliado ruso.
Al reclutar y entrenar a soldados norcoreanos y establecer una estrecha colaboración militar con Pyongyang, Moscú incumple varias resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en particular la que prohíbe a los Estados miembros reclutar a ciudadanos norcoreanos para trabajar en su territorio, la que prohíbe "el suministro, la venta o la transferencia, directas o indirectas, a la República Popular Democrática de Corea de cualquier arma y material conexo” y la que prohíbe “la acogida de instructores, asesores u otras personas con fines relacionados con la formación militar, paramilitar o policial”.
En respuesta a las confirmaciones oficiales de Moscú y Pyongyang, la diplomacia estadounidense ha considerado que debía “cesar el despliegue militar en Rusia”, así como “cualquier apoyo prestado a Corea del Norte por la Federación de Rusia”. El departamento de Estado americano consideró que países como Corea del Norte “tenían una responsabilidad” en la continuación de la guerra.
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Objeto de especial atención es la forma en que la administración Trump percibe a Rusia e interactúa con ella en relación con la guerra en Ucrania, dado el peso que Washington pretende ejercer para poner fin a este conflicto. Hasta ahora, las señales de reprobación de Washington hacia el gobierno ruso han sido muy escasas, a pesar de los tres años de invasión rusa y las pruebas cada vez más numerosas de crímenes de guerra cometidos en el terreno por las fuerzas de Moscú, incluida la deportación de niños ucranianos, lo que le ha valido a Putin una orden de detención del Tribunal Penal Internacional.
Traducción de Miguel López