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Derechos laborales

Trabajadores de un socio de Air France denuncian sus precarias condiciones laborales

Una trabajadora toma la palabra en la junta de accionistas.

Dan Israel | Mediapart

Dos empleados de Flying Food, la empresa que provee el servicio de catering en los aviones de Air France, pusieron contra las cuerdas a sus accionistas durante la última asamblea general de la aerolínea relatando las precarias condiciones laborales en las que trabajan. Después de hacer oídos sordos durante meses, la dirección de Air France ha prometido presionar a su proveedora estadounidense, en la que trabajan 350 personas. 

Para ir a París a finales de mayo, Morena Henríquez pidió todos los días de vacaciones que le corresponden anualmente: cinco. Rafael León solicitó un permiso por el que no recibirá ninguna remuneración. Pero ni Morena, de 25 años, ni Rafael, de 38, viajaron desde Los Ángeles para hacer turismo. Ambos aterrizaron en Francia para denunciar sus condiciones de trabajo frente a los responsables y accionistas de Air France-KLM, reunidos el pasado 21 de mayo en la asamblea anual de la compañía.

Acompañados por el sindicato Unite Here, que reagrupa a 27.000 empleados norteamericanos, los dos trabajadores relataron sus vidas en las cocinas de Flying Food Group, un "socio privilegiado" de Air France –en palabras de la propia compañía francesa– encargado de preparar bandejas de comida para decenas de aerolíneas.

En 2014, la compañía facturó 436 millones de dólares y Air France es, desde hace veinte años, uno de sus principales clientes en Estados Unidos. Desde 2009, la empresa de catering aéreo, junto con su homóloga francesa Servair, cuenta con una estructura afiliada a Air France en un 97%: Flying Food Servair América. Esta sucursal pertenece a Flying Food (51%) y a Servair (49%) y controla las cocinas de cinco aeropuertos en todo el territorio americano.

Durante la prórroga de preguntas de la Junta General de Air France, Morena Henríquez fue la primera en tomar la palabra. Relató las jornadas de 10, 12 e incluso 16 horas de trabajo impuestas por su superior para mantener el ritmo de producción sin aumentar la plantilla. Asimismo, explicó su arduo trabajo a la hora de preparar y empaquetar las bandejas de comida en mitad de un gigantesco frigorífico, donde la temperatura no supera los cero grados, sin la equipación adecuada. Y también su sueldo miserable: 9,5 dólares la hora, lo que apenas supera en 50 céntimos el salario mínimo estipulado en Los Ángeles (cifra que el gobierno municipal ha decidido aumentar en dos tercios para el año 2020).

A esta situación se suma la inexistencia de un seguro de salud por parte de la empresa, lo que equivale a unos 300-400 dólares por familia. Los empleados deben afrontar con propio sueldo, que raramente supera 1.500 dólares al mes, esta carga adicional.

"Si usted se lesiona o enferma, tiene que elegir entre pagar el médico, pagar el alquiler o la compra de alimentos", explicó la joven a los accionistas de Air France-KLM, instándolos así a "colaborar" y a "trabajar juntos". Cierto malestar se podía sentir entre los accionistas que, esa misma tarde, apoyaron la candidatura de Alexandre de Juniac para continuar cuatro años más como director general de la compañía. En la entrada de la sala, Rafael León y Noel Rodríguez, de Unite Here, distribuían folletos para explicar y dar a conocer su situación.

Sin utensilios para trabajar 

Horas antes, los dos empleados estadounidenses detallaron sus quejas a Mediapart. Rafael, que trabaja como cocinero y cobra 10,25 dólares por hora, aseguró que para preparar mousses y platos refinados destinados a los viajeros de primera clase tiene que comprar sus propios cuchillos. "¡Trabajé durante dos años y nunca me prestaron un solo cuchillo! Y sucede lo mismo con otros muchos utensilios, carecemos de todo lo necesario para trabajar. Incluso de mesas, llegamos a preparar los platos en cuclillas. Sólo hay un horno, una parrilla y una freidora para cientos de empleados. Los trabajadores hacen cola para usarlos".

En un año, las cocinas de Los Ángeles (de la que Servair no es copropietario) pasaron de preparar las comidas de cinco aerolíneas a once: Air France, Aeroflot, China Airlines, Japan Airlines, KLM, etc... "Cuando nuestra cocina prepara las comidas para un nuevo vuelo, lo que se traduce en cientos de bandejas, no se amplía la plantilla. Muchas veces somos cuatro para sacar adelante el trabajo de seis o siete personas", explica Morena Henríquez. Entonces, las horas extraordinarias se multiplican y la jornada laboral se alarga sin contemplaciones. Los trabajadores hablan de un jefe duro que desprecia a sus empleados.

Según sus testimonios, los responsables de les gritan, insultan y no dudan a la hora de invitar a partir a aquellos que se quejan de las condiciones de trabajo. "Simplemente pedimos respeto, luchamos por nuestra dignidad –insiste Ramón León–. Todo el mundo debe respetar a los seres humanos. Pero nuestra empresa intenta mantener a sus empleados en un estado de sumisión. A mí me gustaría estar orgulloso de trabajar en esta compañía". 

"¡Esto es el siglo XIX!"

En enero, junto con otros ocho compañeros de trabajo, este cocinero presentó una demanda contra la compañía gracias al apoyo de Unite Here. Tanto la cocina de Los Ángeles, como la de Miami (de la que Air France si es copropietario), tienen un punto débil. El sueldo que reciben sus empleados corresponde al salario mínimo impuesto por el Estado, pero este no coincide con el salario mínimo estipulado por el municipio, "sueldo digno", para las empresas radicadas en su territorio y suscritas a esta iniciativa.

El espacio donde se encuentra la cocina del aeropuerto de Los Ángeles pertenece al ayuntamiento. Por lo tanto, y según la política de "sueldo digno", el sueldo mínimo corresponde a una remuneración de 16 euros por hora. Una diferencia importante para Rafael que vive con su esposa y sus dos hijos en un garaje convertido en apartamento donde todos comparten la misma habitación. Según los cálculos de Unite Here, la compañía debe cerca de 15 millones de dólares correspondientes a los sueldos y beneficios sociales que han ignorado hasta ahora.

Rafael León, de Unit Here, a la entrada de la asamblea general.

Fly Food rebate las afirmaciones de sus empleados y niega la existencia de malas condiciones laborales. Sin embargo, la empresa acaba de recibir un importante revés de la mano de la municipalidad de Los Ángeles. El pasado día 13 de mayo, el Ejecutivo instó a la sociedad a aplicar, tan pronto como sea posible y con carácter retroactivo desde el 1 de mayo de 2010, el "salario mínimo" a 271 empleados. Por ahora, la compañía se niega a acatar órdenes.

La responsabilidad de Air France 

El pasado 14 de abril en Los Ángeles tuvo lugar una huelga apoyada por el 60% de los 350 empleados que forman la compañía. Doscientos empleados de Chicago se unieron a estas protestas para denunciar la falta de medios y la precariedad de sus contratos. "Tomar la palabra te concede cierto poder y te abre muchas puertas –recalcó Morena Henríquez–. ¡Hace cuatro meses nadie nos conocía y ahora hemos llegado hasta París, es increíble!".

Esta joven tiene razones para alegrarse, al menos, en lo que concierne al apoyo francés: todos los sindicatos, CGT, CFDT y FO, apoyaron sus reivindicaciones. "Las condiciones en las que trabajan son totalmente inaceptables, es la esclavitud moderna, ¡Parece que hemos retrocedido al siglo XIX!", condenó Karine Monségu, representante de la CGT de Air France. Monségu prometió que su sindicato hará "todo lo posible para apoyarles, incluso presentarse en Estados Unidos".

A partir del mes de febrero, Unite Here hizo saltar la alarma con numerosas cartas y peticiones para reunirse con responsables de Air France, Servair e incluso con la Agencia de Intereses del Estado, ya que el propio Estado norteamericano es accionista de Air France-KLM (el pasado mes de mayo invirtió 42 millones de euros para aumentar su capital de un 15,88 % a un 17,58 %), todo esfuerzo fue en vano. Ningún responsable respondió a sus demandas.

Sin embargo, durante la última reunión de la Junta General de Accionistas en París, el director general de Air France, Frédéric Gagey, respondió directamente a la cuestión. Recordó que la compañía no es propietaria de la estructura de Los Ángeles y, por lo tanto, no tiene "ninguna legitimidad en la gestión operativa", así mismo aseguró que había transmitido en repetidas ocasiones las quejas de los empleados de Flying Food, y que tanto Air France como Servair garantizarían el respeto de los derechos sociales en sus empresas asociadas. Declaraciones que fueron confirmadas por el director general de Servair, Michel Emeyriat, en un encuentro con la pequeña delegación de empleados tras la Asamblea General.

"Nosotros no podemos hacer mucho más que retransmitir las preguntas y demandas a Flying Group, nos encontramos en una situación desoladora", remarcó un representante de Servir a Medipart. "Esperamos que Flying Group arregle la situación, sino corremos el riesgo de que Air France pague todas las consecuencias". Y de hecho, como Unite Here recuerda desde hace meses, Air France está oficialmente comprometida a presionar a sus socios y subcontratas para que respeten los derechos de sus trabajadores. Así lo estipula su carta social y ética que también concierne a Servair. "Esperamos que Air France respete sus propias reglas. No somos nosotros quienes hemos escrito esta carta de principios y valores. ¿Existe sólo a modo decorativo?", se interroga Noel Rodríguez, miembro del sindicato de trabajadores.

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"Nos encontramos ante un ejemplo que concierne directamente a esta carta de derechos –confirma Christian Magne, representante de los trabajadores en el Consejo de Administración de Air France-KLM–. A día de hoy, las buenas prácticas parecen tomar forma. Hubiera sido mejor si esto se hubiera puesto en marcha hace mucho tiempo, pero el mensaje de la municipalidad de Los Ángeles, que estima ilegal las prácticas de Flying Food, supone un fuerte empujón en esta lucha".

------------------------------------Traducción: Irene Casado Sánchez 

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