España afronta un nuevo verano tórrido y una de cada tres familias no puede refrigerar su casa

El verano meteorológico empezó este domingo por la puerta grande. El 30 de mayo fue el día más caluroso para un mes de mayo en al menos 70 años, cuando comenzaron los registros, y la Agencia Española de Meteorología (Aemet) pronostica que entre junio y agosto las temperaturas serán mucho más altas de lo normal. Con este escenario se inaugura la etapa más dura para millones de españoles, que miran con lupa el tiempo que tienen encendido el aire acondicionado o directamente ni se atreven a ponerlo. La última encuesta del INE cifra que el 33,6% de los hogares no pueden mantener una temperatura adecuada en verano en su casa.

Aunque este organismo no tiene datos anuales sobre uso de aire acondicionado, en 2023 el INE preguntó puntualmente a los españoles su capacidad para protegerse del calor en casa, y concluyó que de los 18,8 millones de hogares, seis millones no tienen "una temperatura suficientemente fresca". Comparado con 2012, la última encuesta de este tipo —y realizada en plena crisis económica—, las cifras han ido a peor: del 24,8% al 33,6%.

Por comunidades autónomas, Murcia (47%), Comunidad de Madrid (38%) y Andalucía (37%), registraron los peores resultados en el sondeo de 2023. Los mejores son de las comunidades del norte del país, aunque incluso en Asturias, Galicia y Cantabria, uno de cada cinco hogares pasa excesivo calor. Los resultados evidencian que el verano es incluso más duro que el invierno en la península, porque en los meses de frío el 27,5% de la población no puede mantener una temperatura de confort en su casa.

La factura del aire acondicionado también empobrece a los hogares porque el verano es uno de los periodos más caros de luz. Aquellos clientes con una tarifa regulada PVPC —el precio varía cada día— pagaron de media por la electricidad 76,30 euros por megavatio hora (€/MWh), pero en julio y agosto el precio subió 81,05 €/MWh y 100,08 €/MWh.

La fundación Ecodes tiene desde 2013 un programa de ayuda a familias en situación de pobreza energética, y explican que la mayoría de las que asesoran ni siquiera tienen aparatos de refrigeración. De los hogares atendidos en 2024, solo el 23% tenían aire acondicionado, y un 53% usaban ventiladores.

Un estudio publicado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad de Comillas el pasado octubre explica que el coste mensual de aclimatar la casa tiene un impacto profundo en los hogares españoles. El 17% de las familias tienen un "gasto desproporcionado", es decir, gastan más del doble que la mediana nacional. El 12,5% tiene un "gasto insuficiente", la mitad de la mediana nacional. El 9,6% tiene un retraso en el pago de sus facturas. Y el 28,6% de los españoles está en el umbral pobreza energética. 

José Carlos Romero, investigador de la Cátedra de Comillas y autor de ese estudio, también participó en otro análisis de Cruz Roja sobre los hogares en pobreza energética, que concluye que el 63% no puede mantener una temperatura adecuada en verano. "Ante la imposibilidad de costear el aire acondicionado, muchas familias recurren a ventiladores, abrir ventanas o reducir el uso de electrodomésticos. Estas estrategias de ahorro forzado permiten sobrellevar el calor, pero comprometen la salud, el bienestar y la vida social"

El Gobierno tiene pendientes dos grandes programas

El Gobierno tiene pendiente una reforma profunda de las ayudas para aclimatar los hogares y adaptar las viviendas al escenario de cambio climático. Según la Aemet, ocho de los últimos diez veranos han sido más cálidos que la media 1991-2020, y el de 2022 fue el más caluroso del histórico, una situación que además acelera la mortalidad por picos de calor en verano. El Ministerio de Sanidad calcula que entre 2020 y 2024 han muerto en España por olas de calor 12.866 personas.

Cecilia Foronda, directora del área de Energía y Personas de la organización Ecodes, explica que el Gobierno tiene mucho que mejorar para resolver este problema de salud pública. Hace seis años, el Ministerio de Transición Ecológica publicó la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, pero Foronda critica que el programa no tenía un presupuesto asignado, y solo se han llevado a cabo el 60% de las medidas propuestas por falta de dinero. Y dos de las principales medidas, el bono social eléctrico y el térmico, solo llegan a la mitad de sus posibles beneficiarios.

"La pobreza energética era en el pasado un problema en invierno, pero el cambio climático lo ha trasladado al verano. Las olas de calor son más intensas, pero además los hogares vulnerables están muy poco aislados y la mayoría no tienen aire acondicionado", afirma la portavoz de Ecodes.

Los bonos sociales reducen un 44% la pobreza energética de las familias con menos ingresos

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Para abordar estas carencias urbanísticas, los fondos Next Generation de la Unión Europea han regado de millones durante los últimos tres años a comunidades de vecinos con ayudas para reforzar las fachadas e instalar bombas de calor y frío, pero Foronda recuerda que las familias de bajos ingresos no se han beneficiado de ellas. "Aunque había condiciones beneficiosas para familias vulnerables y recibían hasta el 100% de la financiación de la reforma, este colectivo ha recibido el 1% de las ayudas".

El Gobierno tiene ahora la oportunidad de corregir este desequilibrio con la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2025-2030, que está elaborando, y con el Plan Social para el Clima. Este último debe remitirse antes del mes de julio a Bruselas, y contará con 9.000 millones para invertir en ayudas energéticas y de transporte, entre ellas "aumentar la eficiencia energética de los edificios, y proporcionar una calefacción y refrigeración asequible para a los hogares vulnerables, las microempresas vulnerables, entre ellas ayudas directas", según Transición Ecológica.

Entre otras medidas, Ecodes ha pedido a este ministerio que incorpore en la próxima estrategia ayudas para rehabilitación de fachadas centradas en los hogares en situación de pobreza energética, y que el bono social eléctrico y térmico se dé, por fin, de manera automática a todo el que cumpla los requisitos. Fue un compromiso del Gobierno en la estrategia de 2019, pero no se cumplió por dificultades administrativas.

El verano meteorológico empezó este domingo por la puerta grande. El 30 de mayo fue el día más caluroso para un mes de mayo en al menos 70 años, cuando comenzaron los registros, y la Agencia Española de Meteorología (Aemet) pronostica que entre junio y agosto las temperaturas serán mucho más altas de lo normal. Con este escenario se inaugura la etapa más dura para millones de españoles, que miran con lupa el tiempo que tienen encendido el aire acondicionado o directamente ni se atreven a ponerlo. La última encuesta del INE cifra que el 33,6% de los hogares no pueden mantener una temperatura adecuada en verano en su casa.

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