España cumple con el ahorro de gas que dictó Bruselas, pero tendrá que controlar el consumo de luz en Navidad

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, durante su visita a las instalaciones de Enagás en Irún, en septiembre,

Este viernes se cumplieron cuatro meses desde que el Gobierno aprobó el sonado decreto para contener el consumo de energía, donde se limitaba la temperatura del termostato y se obligaba a apagar los escaparates durante la noche. A esto se sumaron otros cambios como bajadas de impuestos o la promoción de la cogeneración con gas, así como un verano de calor extremo y un otoño más cálido de lo habitual. 

Este panorama se ha traducido hasta ahora en una caída de la demanda de gas del 7%, una noticia en principio positiva aunque con graves daños colaterales para la economía española. Por el lado de la luz, también se ha reducido su consumo un 5,4% en estos cuatro meses, sin embargo, ahora debe trabajar para allanar el consumo de electricidad en las horas pico. 

El Gobierno ha cumplido hasta ahora con la rebaja de consumo de gas que dictó Bruselas para España, a quien le toca apretarse el cinturón un 6,4% entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023 frente a los últimos cinco años, pero tiene todavía pendiente trabajar sobre la electricidad. A finales de septiembre, los ministros de Energía de la Unión Europea acordaron que los 27 países tendrían que recortar su demanda de luz un 5% durante las horas de mayor consumo, una medida que todavía no ha tomado España y que entró en vigor el 1 de diciembre. 

Allanar el consumo de electricidad en las franjas pico es clave para rebajar la quema de gas y abaratar así la factura de la luz, que es el objetivo último de Bruselas. Durante las horas de mayor demanda –alrededor de las 20.00 y 21.00 de la noche– todos los hogares consumen simultáneamente electricidad y esta debe generarse principalmente con la quema de gas, ya que no funcionan los paneles solares, por eso son las horas más caras de la factura. 

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, esperaba que el mecanismo de reducción de demanda eléctrica por franjas entrase a funcionar a principios de noviembre y dio el mandato a Redeia –antigua Red Eléctrica– de encontrar esas horas de máxima demanda y elaborar un mecanismo para corregirlas. Pero fuentes del Gobierno confirman que todavía no se está aplicando la normativa de Bruselas. "La idea de reducir la demanda parece sencilla, pero no es nada fácil de aplicar", explican. 

Durante las negociaciones, los ministros de la UE acordaron que la medida se aplicaría sobre el total de horas pico ubicadas entre el 1 de diciembre y el 31 de marzo de 2023, por lo que hay margen para que el ahorro entre en funcionamiento con retraso, aunque cuanto más se pospone mayor será el esfuerzo para cumplir. Todo esto en pleno periodo navideño, con las luces de Navidad ya encendidas en plazas, comercios y hogares de toda España. 

La reducción en la quema de gas natural acordada en Bruselas sí se ha cumplido muy holgadamente, especialmente en los últimos meses, pero porque su precio es inasumible para muchos. En noviembre se consumió un 30% menos que el año pasado y quienes más recortaron su uso fue la industria textil, la química y el papel. 

"La industria intensiva no tiene a corto plazo alternativas de peso que reduzcan sus costes energéticos. Medidas de eficiencia energética, subastas de energía renovable, contratos de largo plazo o inversiones en mejoras de los procesos producticos son alternativas al alcance, pero de difícil implantación en el corto plazo", opina Pedro Cantuel, analista de la consultora Ignis Energía. 

También ayudaron el mes pasado a reducir la demanda de gas unas temperaturas más suaves de lo habitual, y sobre todo un fuerte viento que disparó la producción eólica y apagó las centrales de ciclo combinado, lo que dejó una factura de la luz para los hogares más barata que la de octubre. 

Por el lado de la electricidad, de nuevo son las fábricas la que se ha visto obligada a recortar consumos para seguir funcionando. "Tenemos clientes industriales potentes que han llegado a plantear un ERTE y a funcionar solo en algunas franjas horarias", explica Manel Sánchez, consultor de Menta Energía. 

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Para esquivar el encarecimiento de la factura eléctrica desde verano, sus clientes han tenido que renegociar rápidamente sus contratos de luz y convertirlos en acuerdos a largo plazo, incluso a diez años vista, ya que era inasumible pagar los precios del mercado diario. Estos contratos ofrecen descuentos sustanciales a corto plazo, pero cuando el mercado de la luz se abarate en el futuro, estas compañías seguirán ligadas a precios que cerraron durante la crisis y pagarán más por su electricidad. 

De cara a este invierno, se espera que la situación energética continúe muy complicada para empresas y hogares, especialmente durante estas semanas que se prevé una generación eólica escasa y mucha dependencia de las centrales de ciclo combinado. Al mismo tiempo, España empieza ya a vaciar sus almacenes de gas natural y gas natural licuado para poder hacer frente a la demanda, mientras Francia trata de importar de los países de alrededor la mayor electricidad posible para evitar apagones en las próximas semanas debido a los problemas de su parque nuclear. 

En este sentido, el precio de la luz asciende día a día y los españoles pagan ya casi 300 euros por megavatio hora, por lo que la factura podría ser este mes el doble de cara que la de noviembre si se mantienen estas condiciones, según la previsión de Manel Sánchez. El precio del gas para todos los clientes que estén en el mercado regulado (tarifas TUR) no se encarecerá hasta enero, ya que sus tarifas se actualizan cada trimestre, pero la diferencia de precio entre lo que pagan las compañías por el gas y lo que repercuten luego a los clientes no deja de crecer, y eso se sufragará con los Presupuestos Generales del Estado a través de un déficit que no deja de crecer.

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