Las medidas para prevenir un nuevo apagón tardarán en llegar. La principal herramienta para incrementar la seguridad de la red está en proceso de implementarse, pero no se espera hasta al menos el primer trimestre del año que viene. Hasta entonces, el sistema eléctrico tendrá que operar en el llamado modo seguro, según reconocieron este miércoles los gestores de Red Eléctrica, una fórmula que encarece ligeramente la luz.
El informe del Gobierno sobre el apagón publicado este martes incluye ocho medidas para reforzar el sistema eléctrico, pero la mayoría necesitan años para implementarse. La más sencilla es la creación de un servicio para controlar la tensión de la red, un mercado que la CNMC lleva testando desde 2022 y que ya en 2020 reclamó Red Eléctrica ante los numerosos registros de sobretensiones. Este servicio es imprescindible porque ya ha quedado claro que el origen del apagón estuvo en una serie de subidas de tensión que no se controlaron a tiempo.
Tras años de espera, este jueves la CNMC ha aprobado por fin el reglamento necesario para que Red Eléctrica pueda implantar este mercado de tensiones. Regular la tensión de la red es imprescindible para que se mantenga estable y evitar apagones, pero hasta ahora solo las plantas convencionales (de gas, carbón y nucleares) podían participar en ese control porque la normativa es del año 1996, cuando apenas había alternativas. En cambio, el nuevo procedimiento ahora aprobado, permite que las plantas fotovoltaicas y eólicas puedan sumarse y cobrar por controlar la tensión de la red.
El texto del regulador subraya, sin embargo, que da un máximo de 18 meses para que este servicio se ponga en marcha, por lo que tardará en llegar. Este miércoles, la directora de Operación de Red Eléctrica, Concha Sánchez, fue preguntada por este mecanismo, y dijo que las primeras instalaciones renovables no se sumarán "antes del primer trimestre de 2026".
La portavoz también dejó caer que hasta entonces habrá que seguir manteniendo la programación eléctrica en modo seguro. "Se ha tomado la decisión de aplicar unas restricciones reforzadas. En el momento en que las medidas que tendrán su tiempo se implementen, se retirará el refuerzo", apuntó Sánchez.
El mercado de restricciones al que se refiere paga a las grandes compañías, principalmente a Iberdrola, Endesa y Naturgy, a cambio mantener en ralentí un gran número de centrales térmicas para que puedan proteger la red ante las subidas de tensión. El mes pasado este servicio encareció la luz en 12 euros por megavatio hora frente al año anterior, y en junio la ha encarecido hasta ahora en 6,20 €/MWh. Sobre el total, supone incrementar la factura 12% y un 5%, respectivamente, pero solo se aplica a los hogares con una tarifa regulada (PVPC), que tienen uno de cada tres clientes, porque el resto tiene una tarifa cerrada.
El nuevo servicio, más barato y más seguro
Esta delicada situación cambiará cuando esté disponible el nuevo mercado de tensiones, según los expertos consultados, porque la red estará mucho más protegida ante apagones. "Desde luego que ayudaría. Las renovables tienen ya la capacidad para apoyar en el control de tensión, pero hay que darles permiso. Nos permitiría multiplicar el número de agentes que participan", opina Raquel Martínez, profesora de Ingeniería Eléctrica y Energética en la Universidad de Cantabria. "De hecho, es algo básico que tendría que estar disponible ya", añade.
Ahora mismo hay unas pocas decenas de plantas de gas, carbón y nucleares que pueden regular la tensión de la red, pero son caras de encender, tardan horas en ponerse en marcha y pueden sufrir averías que las inhabiliten. De hecho, el mismo día del apagón estaban indisponibles casi un tercio de las plantas de gas, casi la mitad de las nucleares y la mitad de carbón, según el informe del Gobierno sobre el evento. Tampoco vale con mantener encendida cualquiera de las instalaciones que hay en España, porque la regulación de tensión es muy local y hay que poner en ralentí una central que esté cerca de la zona geográfica donde se prevé sobretensiones.
Este cúmulo de casuísticas supone que introducir las plantas fotovoltaicas y los molinos de viento al control de la tensión aumentará exponencialmente la seguridad de la red porque hay miles de ellas repartidas por toda España.
Un ejemplo de su importancia está en la misma mañana del apagón, cuando Red Eléctrica detectó un descontrol de la tensión. Siete minutos antes del cero, el operador pidió a una planta de gas que se conectase para apoyar al amortiguamiento del voltaje, pero esta contestó que tardaba una hora y media en estar disponible, por lo que no llegó a tiempo. Pero si hubieran podido ayudar las instalaciones solares, habría cientos de ellas disponibles para hacerlo de manera inmediata.
Además, como las instalaciones en esta reserva reciben una remuneración por ello, multiplicar el número de unidades permite que puedan competir entre sí para ofrecer el servicio a un menor precio, abaratando la factura de los consumidores. Un experto del sector fotovoltaico, que prefiere omitir su nombre, lo explica así: "Ahora mismo las plantas de gas se forran porque actúan en régimen de oligopolio, pero si entramos nosotros a competir podemos ofrecer precios mucho más bajos porque no quemamos gas para funcionar", opina.
Según el Ministerio de Transición Ecológica, el año pasado se pagó a las plantas térmicas 600 millones de euros solo por su servicio de regulación de tensión. Este profesional acusa también a la CNMC de haber mantenido este nuevo mercado en un cajón durante cinco años para beneficiar a las grandes eléctricas: "Tenemos la tecnología para apoyar desde 2016, pero las grandes compañías ganan cientos de millones cada año controlando la tensión y van a perder el pastel cuando entremos. Hay que cuestionarse por quién vela la CNMC, porque por los consumidores no".
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No todas las plantas renovables tienen la tecnología necesaria para participar en el mercado de tensiones, pero sí la mayoría de ellas. Toda la fotovoltaica instalada desde octubre de 2021 la tiene por normativa y parte de la construida anteriormente también. En energía solar es algo más de la mitad del total de los paneles, 19 gigavatios de potencia, mientras que en la eólica es alrededor del 20% del total.
El recibo no será tan caro con en mayo
Aunque quedan muchos meses para que este cambio vea la luz, los expertos consultados explican que el impacto de estos servicios de ajuste, como se denominan a las coberturas programadas el día anterior o en tiempo real, no serán todos los meses tan caros como en mayo. El mes pasado hubo mucha energía renovable en el mix eléctrico, pero a medida que aumente la demanda en verano (por los aires acondicionados) o caiga la generación fotovoltaica (otoño), habrá más centrales de gas funcionando en España para generar luz.
Raquel Martínez afirma que las centrales térmicas simplemente con estar encendidas generando luz, hacen un control indirecto de tensiones, de manera que hay pagar a menos instalaciones para que estén en ralentí para aportar seguridad. "El control de tensión solo lo realizan las plantas que estén en restricciones técnicas o en servicios complementarios, pero claro las que están en el mercado diario al generar potencia activa también van a generar reactiva por lo que aunque no reciban consignas de REE para hacer el control de tensión, sí que modifican las tensiones de la red", apunta.
Las medidas para prevenir un nuevo apagón tardarán en llegar. La principal herramienta para incrementar la seguridad de la red está en proceso de implementarse, pero no se espera hasta al menos el primer trimestre del año que viene. Hasta entonces, el sistema eléctrico tendrá que operar en el llamado modo seguro, según reconocieron este miércoles los gestores de Red Eléctrica, una fórmula que encarece ligeramente la luz.