Unidad Editorial
El director de 'El Mundo' amenaza con dimitir si Unidad Editorial publica otra carta de Pedro J.
El director de El Mundo, Casimiro García-Abadillo, ha amenazado a la empresa dueña del periódico, Unidad Editorial, con presentar su dimisión si el próximo domingo ésta accede a publicar la Carta de un arponero ingenuo que cada semana firma su antecesor, Pedro J. Ramírez. La dirección del grupo ya le ha comunicado a García-Abadillo que las cláusulas del pacto de buena voluntad suscrito con Ramírez tras su despido son muy exigentes y, por tanto, no puede dejar de publicarle su artículo dominical. Así que el director del periódico se ha ido hoy mismo de vacaciones.
La redacción cerró anoche la edición del periódico entre el estupor y la indignación. A la una de la tarde está convocada una asamblea "extraordinaria y urgente" de los trabajadores de El Mundo para tratar la inesperada vuelta de tuerca que ha dado en sólo unos días el conflicto, primero larvado y después público y cada vez más enconado, entre el fundador del periódico y sus actuales responsables.
Según han explicado a infoLibre fuentes de la redacción, García-Abadillo ha dejado claro a la dirección de Unidad Editorial que, si el domingo se publica la carta de Pedro J. Ramírez, no se publicará la suya. La empresa, por su parte, le ha replicado que, debido a los acuerdos firmados tras el despido del anterior director, su salida definitiva, que parece inevitable, "llevará tiempo".
El pasado domingo, El Mundo publicó en sus páginas un artículo de Pedro J. donde ponía en cuestión la valía profesional de quien fue su número dos durante años y a quien él mismo había apoyado para sucederle cuando fue destituido. Al día siguiente, un editorial respondía a las acusaciones y reproches del fundador destacando la dificultad de saber cuándo Pedro J. Ramírez dice la verdad y cuándo no. El exdirector contraatacó entonces con una segunda carta, esta vez publicada sólo en su perfil de Facebook.
La editora de 'El Mundo' le reclama 100.000 euros a Pedro J. Ramírez
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El cruce epistolar ha sido sólo el penúltimo episodio de una batalla que comenzó poco después del despido en enero de Pedro J. y que se ha ido recrudeciendo día a día. Desde su cuenta de Twitter y en sus entrevistas televisivas o apariciones públicas, el fundador no ha dejado de criticar informaciones de su antiguo periódico o reprochaba que no prestaran atención a las presentaciones de su último libro. También puso en tela de juicio el expediente abierto a su hija y su yerno, ambos corresponsales del periódico en Estados Unidos, que habían apoyado en Twitter las acusaciones de censura contra García-Abadillo de una redactora. Además, han sido recurrentes las invitaciones de Pedro J. Ramírez a sus "compañeros" del periódico para que le "acompañen" en el nuevo periódico que el riojano pretende montar si El Mundo cambia de línea editorial o se fusiona con otro. Precisamente, las conversaciones mantenidas por Unidad Editorial con el Grupo Vocento quedaron suspendidas hace algunas semanas.
Finalmente, la celebración del 25º aniversario del periódico, hace dos semanas, terminó en un incidente algo más que protocolario por culpa de una foto con los Reyes, en la que no apareció Pedro J., y por culpa de la ubicación de éste --y de su mujer, Ágatha Ruiz de la Prada-- en una mesa que no era la principal.
Según argumenta la empresa editora, Pedro J. Ramírez intenta con su "campaña" de agravios "construir un caso" para romper los pactos de buena voluntad sin tener que renunciar a su indemnización de casi 13 millones de euros. Esos acuerdos le exigen que en un plazo de dos años no impulse ningún otro medio de comunicación que compita con El Mundo. Tras el cruce de cartas y editoriales, también de requerimientos a través de abogados con penalizaciones de 100.000 euros entre ambas partes, parecía que la resolución de los pactos estaba próxima y se dirimía en los despachos de Uría Menéndez (Unidad Editorial) y Gómez de Liaño (Pedro J.). Pero después del órdago lanzado por Casimiro García-Abadillo, el final puede estar más próximo o dar un giro inesperado.