Librepensadores

He tenido una pesadilla

Santiago Rodríguez

Hubo una vez un líder negro que tuvo un sueño. Consistía en que los negros tuvieran los mismos derechos que los blancos.

Yo he tenido una pesadilla. En blanco y negro. Esta pesadilla transcurría en un cine. Había ido a ver una comedia. Consultaba el móvil esperando que comenzase la película cuando se apagaron las luces y de pronto empezó a sonar una música que me resultaba familiar. Alcé la mirada a la pantalla y era el NO-DO. Me quedé petrificado. Quise apagar el móvil pero ya no lo tenía en mis manos. Miré alrededor y el cine había cambiado. El blanco y negro de la pantalla se reflejaba en las caras de los espectadores. Esa luz me permitió ver que las caras, las butacas, el sonido y el olor eran de otro tiempo.

Volví a mirar la pantalla del cine. Según decía el locutor del NO-DO, después de una noche de nervios, de varios incidentes, de acusaciones de pucherazos y de un largo y lento recuento de papeletas, la alianza de la extrema derecha y de la derecha extrema —vamos, la derecha de toda la vida— se había alzado con el triunfo en las elecciones celebradas el día anterior. Por eso la celebración se había postergado un día. En las imágenes que ilustraban el comentario aparecían multitudes de personas que, sin distinción de clase y condición social y enarbolando banderas españolas con el águila, aclamaban a los tres líderes sonrientes que se asomaban al balcón de la sede de un partido político cerca de la Plaza de Colón de Madrid.

Uno de ellos, con barba, pecho henchido y ademanes castrenses, leía un comunicado mientras que los otros dos, mirando al sol con sus camisas nuevas, que habían bordado el día anterior, sonreían. El comunicado que leyó dicho líder, al que la multitud llamaba caudillo, venía a decir algo así como: “Españoles: en el día de hoy, fragmentada, decepcionada con sus organizaciones, harta de sus peleas internas y desarmada ideológicamente la izquierda, han alcanzado las fuerzas reaccionarias sus últimos objetivos. Os vais a enterar. Madrid, 29 de abril de 2019”. Al acabar, las masas enfervorecidas aplaudían y ovacionaban a los tres líderes. Era el triunfo de los ciudadanos populares que tienen “vox”. En España volvía a amanecer, remataba el comentarista.

Según este mismo noticiario español, varias cancillerías, desde Estados Unidos a Italia, pasando por Hungría o Brasil, así como destacados líderes de la extrema derecha europea, habían mostrado su alegría, orgullo y satisfacción por esta victoria, a la vez que felicitaban a los vencedores.

Otra de las noticias que ofrecía el NO-DO era que la mañana de ese mismo día, la Bolsa había disparado sus ganancias alcanzando el Ibex-35 el mayor crecimiento desde que hay registros. Por su parte, la CEOE pedía al nuevo gobierno una nueva reforma laboral, una bajada de los salarios y la privatización completa de los servicios públicos y de las pensiones.

El mismo noticiario español, en otra noticia, daba cuenta de los primeros nombramientos que conformarían el nuevo gobierno que se reuniría en el Palacio de El Pardo, sede oficial y residencia del llamado caudillo. Como vicepresidente primero había sido nombrado un tal Pablo. Un tipo con un currículum envidiable. Se había sacado una carrera y un máster sin salir de su barrio y estaba especialmente dotado para el insulto y las mentiras. Como vicepresidente segundo, había sido nombrado un tal Alberto o Albert, no lo recuerdo bien. Un tipo que al parecer era ejecutivo de la banca pero que acabó ejerciendo de botones de los ricos y poderosos. Vamos, que le pusieron al frente de un partido de derechas con aires de centro para que parara a la izquierda y que cambiaba su discurso político según el guion que esos mismos ricos y poderosos le escribían.

Otra noticia que contaba el NO-DO era que un tipo que en el pasado había llegado nadando hasta Gibraltar para desplegar una bandera española, había sido nombrado ministro de la guerra y que la primera medida que adoptó fue la reinstauración del servicio militar obligatorio para que todos los españoles amen y sepan defender a su patria.

También recuerdo que salía un reportaje en el que se veía a la ministra de feminismo liberal inaugurar una sede provincial de la Sección Femenina en la que se iban a impartir los cursos del servicio social, destinados a que las mujeres fueran reeducadas en la sumisión y en las labores propias de su sexo, vamos, sus labores, como señaló dicha ministra.

Recuerdo vagamente otras noticias. Una de ellas mostraba las imágenes, acompañadas de una música de himnos marciales de fondo, en las que se veía al nuevo ministro para la unidad nacional mostrando el decreto por el que aplicaba el artículo 155 de la Constitución a todo el territorio nacional.

Otra de las noticias que recuerdo era la expulsión inmediata de miles de emigrantes “moros y negros”, según decía textualmente el narrador, con o sin papeles, en aplicación de la “ley de expulsión”. Las imágenes mostraban a miles de personas con sus familias y sus escasas pertenencias siendo embarcados a la fuerza en distintos puertos de las costas españolas para ser devueltas a sus países de origen.

En el apartado de deportes el NO-DO mostraba imágenes de los preparativos para la demostración sindical del primero de mayo que se celebraría en el estadio Santiago Bernabéu. También hizo referencia a la furia española que la selección de fútbol demostraría en sus próximos encuentros de clasificación para la próxima Eurocopa.

Acabado el NO-DO apareció en la pantalla un león rugiendo, fue lo que me despertó. Estaba sudando y me sentía agitado. Miré el móvil, eran las siete y media de la mañana del domingo 28 de abril. Mientras desayunaba recordaba en silencio la pesadilla. Hasta ese momento había dudado entre votar con una pinza en la nariz o abstenerme activamente, que dicho sea de paso no sé en qué consiste eso de no votar activamente si no te apoya una mayoría activa de la población. Además, lamentablemente, ya sabía lo que pasaba cuando la izquierda se abstenía.

No dudé, me dirigí al colegio electoral y deposité mi voto. Prefiero una izquierda a tortazos a que nos inflen a tortazos el fascismo, el franquismo, el falangismo y el carlismo. Cualquier cosa antes que volver a la España negra contada en blanco y negro.

P. D.: No quiero que nadie se sienta ofendido, pero si las próximas elecciones las ganan algunos blancos, es posible que muchos las pasemos negras. ________________________

Santiago Rodríguez es socio de infoLibre

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