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Literatura

‘Ve y pon un centinela’ o la pérdida de la inocencia

Fotograma de 'Matar a un ruiseñor'.

Que el lector aparte de su mente la imagen de Gregory Peck como tótem de la decencia diciendo esas famosas palabras en la versión cinematográfica de Matar a un ruiseñor, el título de Haper Lee publicado en 1960: “Uno nunca entiende realmente a una persona hasta que mira las cosas desde su punto de vista”. Ve y pon un centinela, la novela de Lee recuperada y publicadaVe y pon un centinela el día 15 de julio en España, echa por tierra la imagen del padre y ciudadano perfecto que ha constituido desde los años sesenta Atticus Finch, el abogado que defiende a un negro falsamente acusado de violar a una mujer blanca. Veinte años después de esa hazaña, el ahora anciano padre de Scout se ríe de la lucha por los derechos civiles e incluso simpatiza con el Ku Klux Klan. Lee, con su misteriosa reaparición, derrumba el mito que ella misma creó.

Ve y pon un centinela relata la vuelta a Maycomb de Jean Louise Finch, ScoutScout, después de una larga temporada en Nueva York, donde reside. Su visión de la sociedad sureña del ficticio pueblo de Alabama es aún más ácida que en Matar a un ruiseñor, y Atticus ya no es la adorada figura paterna. “¿Quieres que los negros lleguen en avalancha a nuestras escuelas, iglesias y teatros? ¿Los quieres en nuestro mundo?”, pregunta Atticus a su hija, espantada por las ideas de su padre. “Cariño, no pareces entender que los negros aquí están todavía en su infancia como pueblo”, llega a comentar.

La sorpresa de los lectores y de los medios ha sido mayúscula. Y lógica: Matar a un ruiseñor ha vendido más de 40 millones de libros, es uno de los títulos más recomendados en secundaria y se considera un clásico moderno de la literatura norteamericana. Ve y pon un centinela ha alcanzado un récord de ventas por adelantado, según HarperCollins, la editorial.

Una recepción desigual

Las críticas han sido variadas, desde la decepción por una alegada falta de calidad artística al interés por la nueva configuración del personaje de Atticus. “Ve y pon un centinela es una desconcertante confusión de novela, política y artísticamente”, escribía Maureen Corrigan en NPR. “Hay poco sentido de la urgencia y aspectos clave de la narrativa —la inocencia de Jean Louise, para empezar, su incapacidad para ver Maycomb tal cual es— se dejan sin resolver”, decía David L. Ulin en Los Angeles Times. “A la luz de las recientes tensiones en América —pese al paso de lo que frecuentemente asumimos como 60 años de progreso— este es quizás un un retrato más importante de lo que nos gustaría admitir”, opinaba Lucy Scholes en la BBC.

La mayor parte de los cuestionamientos de la crítica encuentran su explicación, o al menos una pista, en la historia del manuscrito de Ve y pon un centinela. Aunque se ha anunciado como “la nueva novela de Harper Lee”, el libro es, de hecho, la recuperación de un manuscrito previo a Matar a un ruiseñor. Lee envió una primera prueba a su editor en 1957, y este le sugirió que reescribiera la historia, adelantando la acción un par de décadas y centrándose en los flashbacks que transportan al lector a la infancia de Scout. Los cambios más evidentes, además de en la historia, se producen en la voz del narrador (de uno en tercera persona a la primera persona de Matar a un ruiseñor) y la estructura (de capítulos dividos en siete partes, con saltos en el tiempo, a una narración en dos secciones). El libro es, más que una secuela, un borrador. 

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Harper Lee es una de las autoras más escurridizas, y su timidez ha sido comparada con la de J. D. Salinger. Después de su enorme éxito (lanzar un best-seller antes de la era best-seller) se retiró de la luz pública, hace 50 años que no concede entrevistas y, después de sufrir un ictus, abandonó Nueva York para vivir en una residencia de Monroeville, Alabama, la inspiración para el imaginado Maycomb. Cuando HarperCollins anunció el lanzamiento de la novela, el pasado febrero, la pregunta que rondaba todas las cabezas era: ¿Por qué una anciana de 89 años que ha dedicado su vida a huir de los medios y se ha negado a volver a publicar quiere ahora lanzar una historia descartada hace medio siglo? Teniendo en cuenta que Lee, según sus allegados, ve mal y apenas oye, y que necesita asistencia para su vida diaria, las acusaciones de manipulación no tardaron en llegar. 

Los datos esgrimidos por los medios que han denunciado la posible manipulación tienen que ver, sobre todo, con el papel de Tonja Carter, abogada de Lee y descubridora del manuscrito. HarperCollins aseguró que el texto se había encontrado en el otoño de 2014, revisando papeles de la autora. "No sabía que [el texto] había sobrevivido, así que me quedé sorprendida y encantada cuando mi querida amiga y abogada Tonja Carter lo descubrió", dijo Lee en unas declaraciones hechas públicas por la editorial. Sin embargo, el 2 de julio, el Times sugería que el descubrimiento podía haber ocurrido en 2011, según el agente literario de Lee por entonces, Samuel Pinkus.

En marzo, The Atlantic Monthly aseguró que Alice Lee, hermana y representante de la autora hasta su muerte el pasado noviembre, dijo en 2010 de Harper: "No sabe de un minuto a otro qué es lo que le ha dicho a nadie... Se sorprende de cualquier cosa que escucha porque no recuerda nada que haya sido dicho sobre nada".  El biógrafo de Lee Charles J. Shields llegó a declarar que dudaba "si Alice habría permitido que el proyecto saliera adelante".  La editorial, en contacto con Harper Lee, asegura que ella está "encantada" con la recepción del libro, mientras Carter ha declinado hacer declaraciones sobre la información del Times o cualquier otra información sobre el tema. 

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