Banco Popular experimentó una
fuga de depósitos superior a 9.331 millones de euros entre los meses de abril y mayo, coincidiendo con un periodo en el que las agencias de
rating acometieron sucesivas
rebajas en la calificación crediticia de la entidad.
Según consta en los registros de la Asociación Española de Banca consultados por Europa Press, a cierre de mayo Popular contaba con 57.648 millones de euros en
depósitos de la clientela,
2.311 millones menos que en abril, mes en el que la entidad contabilizó salidas por importe de 7.020 millones de euros.
Entre los meses de abril y mayo, las cuatro principales agencias de calificación rebajaron el
rating de Popular tras la
reexpresión de las cuentas anuales de la entidad, comunicada al mercado el pasado 3 de abril tras la auditoría interna realizada por Emilio Saracho a su llegada a la entidad.
En concreto, Standard & Poor's y Fitch
rebajaron un escalón la nota de Popular, desde "B+"a "B", mientras que Moody's degradó en dos escalones el
rating del banco, desde "Ba2" a "B1", todas estas calificaciones enmarcadas en el "grado especulativo", también conocido como "bono basura". A su vez, la agencia canadiense DBRS disminuyó la nota desde de "BBB" hasta "BBB (low)".
Las sucesivas rebajas de la calificación crediticia de Banco Popular contribuyeron a que varios inversores institucionales
retiraran sus depósitos de Popular, ya que algunos mayoristas dependen del
rating para confiar sus fondos a las entidades, tal y como explicó el ministro de Economía, Luis de Guindos, el pasado junio en Santander.
El propio ministro reconoció ante el Congreso que algunos
ayuntamientos y comunidades autónomas habían retirado
sus depósitos en los días previos al proceso de resolución de la entidad, aunque los datos correspondientes al mes de junio aún no han trascendido.
Además, los datos de mayo muestran que en el plazo de un año, los depósitos en Banco Popular se redujeron un 24%, tras la salida de 18.156 millones de euros, situación que presumiblemente
se agravó en junio y que originó la precipitada resolución del banco en menos de 24 horas.