Muros sin Fronteras

Setenta años de Auschwitz, las causas siguen presentes

No sé cómo se sobrevive a un genocidio, qué tipo de heridas quedan marcadas en el cuerpo y en la mente, en la memoria y los silencios; qué tipo de normalidad se puede asumir tras regresar de la industrialización de la muerte. No sé si es posible liberarse del olor a ceniza, y la culpabilidad de estar vivo frente al peso de las ausencias. No sé si es posible volver a soñar en color más allá del pijama de rayas. Primo Levi no pudo, como tantos otros.

El martes se conmemoró el 70 aniversario de la liberación por el Ejército Rojo del mayor campo de extermino de la era nazi: Auschwitz-Birkenau. El mismo día se presentó en Madrid el libro del periodista español Carlos Hernández Los últimos españoles de Mauthausen (Ediciones B) con la presencia de dos supervivientes.

Un millón de muertos, quizá dos, o más en Auschwitz-Birkenau. Sea cual sea el número exacto representa una cifra inaceptable de vidas mutiladas, cada una de ellas preñada de una historia particular de sufrimiento, persecución, miedo, esperanza y dolor. Es posiblemente el último gran aniversario, como sucedió hace poco en las playas de Normandía, al que acudirán supervivientes. Es nuestro turno para que nadie olvide, para que nadie diga "no lo sabía".

No sé como puede sobrevivir nuestra idea de civilización con tanto crimen entre sus manos: la conquista de América por los españoles, el Congo de Leopoldo denunciado por Joseph Conrad, el Gulag de Stalin, los killing fields de Camboya, el genocido de Ruanda. La revista The Economist titulaba esta semana: "Never again, again". Nunca más, otra vez.

Se refiere a la frase pronunciada por los aliados tras el hallazgo de los campos de extermino. Ese "Nunca más" es una afrenta a la verdad y a la memoria de los muertos porque el mismo mecanismo de asesinato colectivo, con menos eficacia en su número pero con el mismo odio, siguió activo en Guatemala, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile en los años sesenta, setenta y ochenta con dictaduras militares patrocinadas por EEUU. Se ha repetido en África. Más allá de los tutsis y los hutus, se repite cada día en el hambre, la miseria y en enfermedades como el ébola que carecen de tratamientos efectivos porque no es rentable curar pobres que no pagan.

Setenta años después, Europa vive un ambiente peligroso en el que se repiten algunas pautas: profunda crisis económica con el empobrecimiento de las clases medias, radicalización, xenofobia creciente, judeofobia (aderezada ahora de una creciente islamofobia) y la emergencia de partidos filofascistas o directamente nazis, como el griego Amanecer Dorado.

Los atentados contra la revista Charlie Hebdo y el supermercado kosher en París son muestras de la intolerancia reinante. Frente a los violentos, se esgrime el Estado francés, el laicismo, los valores republicanos. Pero todos esos valores tienen numerus clausus, como los tienen los nuestros en España: son solo para blancos.

Algo falla en el país de Montesquieu y Voltaire para que el Frente Nacional de Marine Le Pen sea el partido más votado. Lo llamamos antisemitismo (olvidando que los palestinos son semitas también) debería llamarse judeofobia. Esa fobia que condujo al Holocausto no ha sido extirpada, sigue ahí latente, de ahí el miedo de muchos judíos franceses pese al oportunismo electoral de Benjamin Netanyahu. No es para menos, basta con leer Dora Bruder de Patrick Modiano.

No es solo un aniversario de Auschwitz-Birkenau, es un despertador, el recordatorio de que estamos de camino hacia una nueva catástrofe. Es tiempo de evitarla. Algunas recomendaciones sobre el Holocausto:

Una película: Europe, Europe (1990) de la polaca Agnieszka Holland. Narra la historia real de Solomon Perel, judío, que logró sobrevivir al exterminio haciéndose pasar por ario.

Un documental corto: Night and Fog (Noche y niebla), de Alain Resnais.

Un documental largo: Shoah, de Claude Lanzmann. Son nueve horas y media, no sobra un solo minuto. Monumental, impactante. Esta es la primera toma. Puede buscar las otras nueve, o comprarlo. Sugiero la segunda opción por respeto a los 11 años de trabajo de Lanzamann.

El 'contable de Auschwitz' apela su condena porque viola su derecho a la vida

El 'contable de Auschwitz' apela su condena porque viola su derecho a la vida

Varios libros: Les recomiendo Vía Férrea (Losada) de Aaron Appeldeld, va más allá de la matanza para adentrarse en el clima de odio y miedo en aquella Europa como hizo mucho antes Franz Kafka. También es esencial: Yo, otro (El Alcantilado) de Emre Kertész.

En novela, La decisión de Sophie (Belacqua) de William Clark Styron. En testimonio de un superviviente, Si esto es un hombre (El Aleph) de Primo Levi. Sobre la persecución: La destrucción de los judíos en Europa (AKAL) de Raul Hilberg. Un libro que en su día fue muy polémico por sus denuncias contra los consejos judíos.

Una canción: Balada de Mauthausen, compuesta por Mikis Theodorakis.

Más sobre este tema
stats