Segunda vuelta

Un 'Tax the Rich' eléctrico frente al chantaje

Pilar Velasco

La actualidad de la semana nos ha dejado una coincidencia redonda. La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez se presentó en la Gala MET rodeada de multimillonarios con un vestido luciendo un deslumbrante 'cobren impuestos a los ricos’. La misma noche, Pedro Sánchez anunciaba el histórico paquete de medidas para reducir el recibo de la luz con parte de los beneficios gratuitos de las eléctricas. Meter mano a las corporaciones, llámese oligopolio eléctrico, para solucionar un problema económico, político y social. Poner a las corporaciones a solventar la crisis de la que también son parte.

La reacción furibunda de las eléctricas, tan esperada como fuera de lugar, responde a una lógica y un capitalismo trasnochado donde el apagón a los hogares o los desahucios bancarios los sufrían las familias y nunca se pedían cuentas a los responsables. Por decirlo coloquialmente, las eléctricas no se han enterado de en qué mundo viven. La post-pandemia nos ha arrojado a un escenario donde hay que reaccionar ante lo excepcional; donde los gobiernos están abocados a activar mecanismos urgentes ante situaciones inéditas; y donde las corporaciones ya no son tragaperras aisladas de la sociedad. Cualquier latigazo se convierte en sistémico. Un temporal, un fuego, un virus invisible, una combinación de factores geopolíticos y te manda todo al traste.

El caso de la luz es perfecto. En julio hablábamos del precio de la factura, en agosto del repunte histórico del IPC y en septiembre ya amenazaba la esperada recuperación económica con la llegada de los fondos europeos. Lo que se pedía al Gobierno era precisamente ir más allá del no se puede, buscar una salida a la inminente fractura social y a la desafección. Al igual que Trump negó el impacto del covid-19, las eléctricas han reaccionado a la crisis global del precio del gas negando que fuera con ellas. Los precios se disparan, la gente se empobrece, las pequeñas empresas no llegan a fin de mes, Europa le da vueltas a cómo abordar el sistema energético y el lobby eléctrico en su particular Caribe. Y cuando les han preguntado, han señalado los impuestos, la recaudación, los presupuestos generales… los bolsillos de todos menos los suyos.

Las amenazas están tan fuera de lugar como de contexto. No es buena idea decirle a tus consumidores, quienes te pagan cada mes, que son lo último que te importan. Vaciarles los embalses para sacar tajada, no explicarles por qué sube la factura, ahondar en tu mala imagen, renunciar a un mínimo canal de interlocución social y salir únicamente cuando intervienen tus beneficios. Es más, decirles a los ciudadanos que pondrías en riesgo el suministro por un recorte temporal de unos ingresos millonarios que a estas alturas de la cobertura informativa todo el mundo sabe que son “caídos del cielo”. Que tu mensaje sea: no tengo soluciones y me niego a aliviar el sufrimiento de nadie durante estos seis meses. Los muy patriotas…

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El tiempo de temer a las corporaciones ha cambiado. Así que tampoco es buena idea lanzar una amenaza ilegal e impracticable. La ministra Teresa Ribera y Red Eléctrica han tenido que salir a decir a Iberdrola, a Endesa y a Naturgy que no pueden hacer un cierre desordenado de las centrales nucleares. Su pataleo no es posible porque necesitan permisos para hacerlo: del Gobierno, de Red Eléctrica, del Consejo de Seguridad Nuclear. O asumir la sanción y el agujero que dejarían al Estado. De nuevo, los muy patriotas. Y como señalan los expertos, tampoco es verdad que la medida les deje en la insolvencia. Las retribuciones que pactaron en 2019 están más que garantizadas en 2021.

Desde el punto de vista judicial, las eléctricas podrán ir con todo. Sus plantillas de abogados superan con creces cualquier gabinete jurídico institucional. Endesa o Iberdrola tienen más abogados a su disposición que periodistas hay en las redacciones. Pero el contexto europeo y global tampoco les favorece. Bruselas ha dado luz verde a las medidas de España y el Financial Times subrayaba esta semana cómo el plan de Pedro Sánchez es la antesala de Italia, de Grecia o donde toque. La OCDE, Joe Biden, el FMI han puesto la fiscalidad justa en el centro del tablero. Y eso pasa porque los beneficios de las corporaciones tributen al menos con la similar equidad que lo hacen las rentas. Así que el trío del Foro Nuclear no encontrará eco fuera.

Alexadria Ocasio-Cortez lució en su vestido en tres palabras lo que lleva años proclamando como congresista demócrata. El Tax the Rich es tan visual como cuando dijo: "Los inmigrantes indocumentados pagan más impuestos en EEUU que Amazon o Facebook". En nuestro caso, al menos hasta hoy, pagamos la subida de la luz muy por encima del esfuerzo de las eléctricas. Lo difícil de los discursos económicos es ponerlos en práctica. Ya era hora de que un Gobierno lanzara un mensaje a las grandes empresas. En el siglo XXI, cuando eres parte del problema, tienes que ser parte de la solución. Si no es por empatía, por decreto.

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