Foro Milicia y Democracia

Militares a la calle

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Jorge Bravo

Una idea que la falta de cultura democrática en las Fuerzas Armadas y la desinformación que en ellas se da suele repetirse como un mantra es la del ciudadano que siendo militar no puede ejercer su derecho de reunión como el resto de la ciudadanía. Esta pobreza cultural encuentra su caldo de cultivo en el fomento de valores segregadores de la ciudadanía que, desde determinados estamentos, tratan de imponerse a los militares, especialmente desde el mando militar, en una búsqueda del mantenimiento de un viejo sistema ya sin sustento legal para su existencia.

No solo es el militar el que aún duda de la posibilidad de ejercer un derecho fundamental como es el de reunión (en sus formas de concentración o manifestación) como integrante del derecho a la libertad de expresión, también parte de la ciudadanía desconoce este hecho y por ello aún sorprende ver a militares en la calle ejerciendo este derecho, no sólo por la poca profusión en su práctica, sino también por el convencimiento de tener prohibida su realización.

A las teorías negacionistas que últimamente han cobrado protagonismo por su mayor difusión debido a lo controvertido de sus postulados en contra de la ciencia, de la razón y de la ley, podemos unir las ideas negacionistas que en el seno de los ejércitos se promueven contra los derechos de sus componentes. Ideas no exentas de una decidida voluntad de negar la evidencia –la realidad de la ley– pero además acompañadas del intento de revertir derechos de forma reaccionaria. En todo ello subyace el negacionismo de la condición ciudadana del militar como resultado de la escasez de cultura de los derechos, en general, y en particular en las Fuerzas Armadas.

La Ley orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas (LODDFAS), establece que “el militar podrá ejercer el derecho de reunión, de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de junio, reguladora del Derecho de Reunión”, limitándolo a no poder “organizar ni participar activamente en reuniones o manifestaciones de carácter político o sindical”. También limita que en reuniones o manifestaciones públicas lo haga vistiendo el uniforme o haciendo uso de su condición de militar. Esto no es más que la constatación de lo recogido en la Constitución y su desarrollo particular para el personal cuyo trabajo lo realiza bajo la condición de militar.

Para mayor profusión, la sentencia del Tribunal Supremo –STS 1106/2017– con motivo de la manifestación de guardias civiles (personal también sujeto a condición militar y comprendido en la misma LODDFAS) en noviembre del año 2015, no solo avala el derecho de manifestación de guardias civiles y militares, también aclara que “reivindicar” es un acto inherente al asociacionismo y parte consustancial del acto de manifestarse como forma de la libertad de expresión.

Es por tanto evidente que un militar o guardia civil pueda hacer efectivo el derecho fundamental a la libertad de expresión mediante su participación en una manifestación, así ha quedado sentenciado por el Tribunal Supremo que delimita perfectamente el derecho de asociación y la reivindicación respecto de la neutralidad política y sindical.

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Confundir el derecho de asociacionismo y la defensa de los intereses profesionales, económicos y sociales con el quebrantamiento de la neutralidad política o sindical se puede deber a un profundo desconocimiento de la legislación vigente, evidenciando la falta de cultura democrática, pero también puede ser el objeto de intereses espurios.

El convencimiento de quienes ejercen los derechos facilita y aporta la cultura necesaria para asentarlos, no existiendo otra actitud positiva desde el interior de las Fuerzas Armadas que vaya en la misma dirección.

El próximo día 16 de octubre los militares se manifestarán en Madrid para reivindicar unos salarios justos y nada ni nadie puede entorpecer, prohibir o suspender su realización (salvo por otras causas ajenas al derecho) pues la ley y el Tribunal Supremo así lo establecen. La ciudadanía tiene que ir asumiendo esta normalidad de los hombres y mujeres militares y las Fuerzas Armadas tienen que ir asumiendo la necesidad de profundizar en la cultura democrática en el seno de los ejércitos, una cultura que debe facilitar que los hombres y mujeres militares puedan ejercer sus derechos, sin desconocimiento, sin temores y sin trabas. Se trata, en definitiva, de conquistar el convencimiento de quién aún no entiende y de doblegar la resistencia de quienes aún no lo admiten.

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