Elecciones 20-D

UPyD saca pecho de su lucha contra la corrupción ante un 20-D que amenaza con ser su tumba

UPyD reivindica su lucha contra la corrupción ante un 20-D que amenaza con ser su tumba

UPyD nació en 2007 con vocación de fragmentar el bipartidismo dominante en el panorama político español. Hoy, ocho años después, los partidos emergentes han generado un escenario de nuevos retos para la formación magenta. El fin del bipartidismo puede, paradójicamente, coincidir también con el fin de UPyD. Ninguna encuesta le ha otorgado representación parlamentaria.

Al partido, liderado por Andrés Herzog desde julio de este mismo año, le diferencia de los demás "la coherencia, haber hecho lo que otros prometen en cosas tan complicadas como combatir la corrupción", según defendió el candidato en una entrevista con el diario El PaísEl País.

Es precisamente su constante lucha contra la corrupción una de las armas que ha esgrimido UPyD en la carrera hacia el 20-D, como seña de identidad para tratar de diferenciarse de sus oponentes.

'Tour de la corrupción'

El lunes 7 de diciembre el líder de UPyD inició lo que él y su equipo bautizaron como Tour de la corrupción, un recorrido por diferentes espacios de Madrid vinculados a conocidos escándalos, y que partió de la calle Génova número 13, la sede nacional del PP.

El partido, que ya había iniciado su particular cruzada contra la corrupción en octubre a través de la campaña de crowfunding Rato y Blesa al talego, prestó especial atención al escándalo de las tarjetas black y a los estafados por las preferentes de Bankia. "Nadie denunció las tarjetas black, ningún partido, porque todos estaban en el ajo", lamentó Herzog durante la jornada. Y recordó que "las preferentes nacieron con el PSOE, crecieron con el PP y hubo cientos de miles de estafados".

Frente a los partidos tradicionales, a quienes acusan de una corrupción "sistémica", UPyD también critica a las nuevas formaciones que han irrumpido con fuerza durante este año. A Podemos les acusa de "populismo", a Ciudadanos de "oportunismo", y a ambos de no combatir con hechos aquello que denuncian con discursos. Al partido de Albert Rivera, además, le reprochan haber apoyado al PSOE y al PP en Andalucía o en la Comunidad de Madrid.

'Operación gallina'

Otro de los pilares de la campaña electoral ha sido su denuncia ante el nuevo monopolio que ha generado la aparición de los nuevos partidos. Reivindicaron, ante tal situación, poder participar en los debates electorales que durante la campaña han copado los medios de comunicación con los rostros de los principales candidatos, excepto el de Herzog y Alberto Garzón (IU-UP).

Como protesta, impulsaron la Operación Gallina, una serie de actividades en las que la formación acusaba a Podemos, Ciudadanos, PP y PSOE de no querer enfrentarse al líder de UPyD en igualdad de condiciones.

Siguiendo por esta línea, el pasado 7 de diciembre Herzog se concentró frente al plató donde se celebraba el debate a cuatro organizado por Atresmedia, acompañado por una veintena de personas que portaban máscaras con el rostro del candidato. Pero sus acciones no se han reducido a meros gestos simbólicos.

Herzog y simpatizantes de UPyD se concentran ante la sede de Atresmedia

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La lucha de UPyD por aparecer en la pequeña pantalla les ha llevado a recurrir la decisión de la Junta Electoral, quien valoró que su ausencia en el debate quedaba compensada por su aparición en otros programas televisivos. Herzog también exigió ser entrevistado en los programas de Bertín Osborne, María Teresa Campos y Pablo Motos, igual que sus adversarios, pero la Junta Electoral desestimó de nuevo sus peticiones.

El pasado 10 de diciembre, Herzog participó en un debate a nueve organizado por TVE, donde una vez más recalcó que "UPyD nació para combatir la losa del bipartidismo, y ahora nos quieren dar el cambiazo del bipartidismo al bis-partidismobis-partidismo". Instó, una vez más, a los partidos emergentes a que "prediquen" y combatan la corrupción como han hecho ellos hasta el momento.

El partido culpa a los medios de su falta de proyección de cara al 20-D. Reprocha su escasa presencia en los debates y en las encuestas electorales –que le otorgan menos del 1% en estimación de voto–, y mantiene con firmeza su confianza en el electorado, que hace cuatro años lo aupó hasta convertirlo en la cuarta fuerza más votada, y que el domingo decidirá si la formación queda esta vez fuera del juego parlamentario. Algo que lógicamente complicaría su subsistencia.

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