Andalucía

La Iglesia oculta las cuentas millonarias de la Mezquita de Córdoba

Imagen de la Mezquita de Córdoba.

Las cuentas de la Mezquita-Catedral de Córdoba, que recibió más de 1,6 millones de visitantes en 2016, son una incógnita. Las entradas cuestan 10 euros para la visita diurna (el año pasado eran 8: han subido un 20%) y 18 para la visita nocturna, lo cual garantiza ingresos millonarios. Ni el Cabildo ni la Diócesis de Córdoba –tampoco la Conferencia Episcopal– ofrecen datos concretos sobre el dinero que esto supone. También es imposible saber el destino que la Iglesia da a los fondos recaudados, que están exentos de IVA y por los que no paga el Impuesto de Sociedades, beneficiándose de una fiscalidad propia de una ONG pese al desarrollo de una actividad empresarial por la que tampoco tiene que presentar cuentas ante el registro mercantil.

El discurso oficial, según el cual los fondos se dedican a mantenimiento del monumento y a caridad, choca con la reciente revelación de que el Cabildo tiene dinero invertido en Abengoa. La web de "transparencia" de la diócesis provincial, más que despejar dudas, las acrecienta.

El último documento publicado por la diócesis es el correspondiente al ejercicio de 2015. En el mismo es imposible ubicar los ingresos por las entradas en la Mezquita, o el destino de los mismos. En "Ingresos Fondo Común Diocesano" aparece una "aportación Cabildo Catedral" de 912.000 euros. En los ingresos a este fondo para la "sustentación del clero", figuran 72.200 euros del Cabildo. Nada más. Los ingresos por las entradas de la Mezquita-Catedral no aparecen ni en "aportaciones voluntarias de los fieles", ni en "ingresos patrimoniales", ni en "otros ingresos corrientes". En 2015 visitaron la Mezquita-Catedral más de un millón y medio de personas. ¿En cuál de esos apartados están? ¿En todos? ¿En ninguno? Ante cualquier pregunta sobre asuntos económicos de la Mezquita, la diócesis remite al Cabildo, que no responde.

"Las exenciones y la total oscuridad de sus cuentas garantizan el negocio redondo de la Mezquita. Sin transparencia, ¿por qué no decir que la explotación no existe, que todo es un ejercicio de caridad?", señala Claudio Rodríguez, abogado experto en fiscalidad. Y añade: "Estos ingresos podrían estar camuflados en cualquier parte. No lo sabemos porque no hay detalle de nada ni nadie lo va a comprobar".

Ni el Tribunal de Cuentas ni el Gobierno fiscalizan el dossier que la Conferencia Episcopal entrega a modo de memoria para justificar el destino de los 250 millones que anualmente recibe la Iglesia vía IRPF; así que por supuesto tampoco nadie fiscaliza las cuentas que hace públicas el Cabildo.

Inconcreciones contables

En las cuentas correspondientes a 2015 figura por ejemplo una partida de ingresos de 8,4 millones que corresponde a "aportaciones voluntarias de los fieles". Es imposible rastrear ese dinero, que incluye "colectas parroquiales" (1,7 millones) y "donativos y limosnas" (4,7 millones), entre otros conceptos. Hay otro apartado llamado "otros ingresos corrientes", que suma 11,1 millones. Salvo los 7,9 millones de euros de "subvenciones públicas corrientes", el resto también es difícil de rastrear: "aportaciones sacerdotes" (87.807 euros), "otras aportaciones al fondo común diocesano" (242.792 euros), "otros ingresos" (479.521 euros). En el apartado de "ingresos excepcionales", con más de 2 millones de euros, se integran enajenaciones de patrimonio, herencias, legados, otras subvenciones... Y además hay un subapartado que se llama igual que el título general, "ingresos excepcionales", y que supone unos ingresos de 215.696 euros. ¿Hay dinero de la Mezquita en alguno de estos apartados? No se puede saber, sencillamente porque la Iglesia no tiene la menor obligación de comunicarlo. De hecho, ni siquiera tendría por qué colgar ese supuesto "estado de gastos e ingresos" en su web. 

El total de ingresos en 2015 ascendió a 33.648.126,22 euros, según la diócesis. El de gastos fue un poco menor, de 33.505.004,62. ¿A qué se dedican los gastos? A "acciones pastorales y asistenciales", 6,6 millones; a "retribución del clero", 2,8 millones; a "retribución del personal seglar", 11,4 millones; a "aportaciones a los centros de formación", más de 130.000 euros; a "conservación de edificios y gastos de funcionamiento", 10,4 millones. En este apartado la partida más significativa son los 4,6 millones en "reparación y conservación" de edificios, templos y casas pastorales. El Cabildo asegura que desde 1996 ha invertido 25 millones de euros en conservación de la Mezquita-Catedral, un bien que fue inmatriculado por la Iglesia en 2006 valiéndose de un vericueto legal, lo que causó una fuerte contestación social y discrepancias jurídicas sobre la operación. Tampoco en gastos la diócesis entra en detalles. No hay ninguna garantía legal de transparencia.

Beneficios fiscales

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La Iglesia, y con ella el Cabildo de Córdoba, se beneficia no sólo de los Acuerdos del Estado con la Santa Sede de 1979, sino también de la ley de mecenazgo. Al no ser una empresa, no deposita sus cuentas en el registro mercantil. "No es que no tenga la obligación legal, es que no tiene ni siquiera la posibilidad", explica Juan González, asesor fiscal de asociaciones, fundaciones y entidades religiosas. Sobre el dinero por las entradas en sus templos, la Conferencia Episcopal Española (CEE) afirma que "en la inmensa mayoría de los casos las entradas, cuyo coste suele estar por debajo de otras realidades equivalentes, no cubre los costes de mantenimiento de la instalación". La CEE afirma que "los ingresos se declaran en el impuesto de sociedades" de acuerdo a la ley de mecenazgo, en régimen de igualdad con fundaciones y ONG. "Las rentas exentas deben figurar como ingreso en la declaración del impuesto sobre sociedades, aunque únicamente a efectos informativos", añade la CEE.

Se declaran, pero no tributan. La Agencia Tributaria no responde sobre contribuyentes concretos, pero invoca la ley de mecenazgo y el acuerdo con el Vaticano de 1979. La conclusión es que la Iglesia no paga un céntimo de impuesto de sociedades por lo que abonan los más de 1,6 millones de visitantes anuales a la Mezquita-Catedral, porque la hacienda española entiende que todo ello obedece a un fin social. Eso sí, la Agencia Tributaria explica: "La norma no declara exentos todos los ingresos que obtengan, sino únicamente aquellos que enumera la ley". O sea, los relacionados con una "actividad social".

Aquí es donde se cierra el círculo: la Iglesia afirma que realiza una función social porque ése es su fin propio –no el empresarial– y luego lo expone así tanto en la memoria justificativa ante el Ministerio de Justicia como en los documentos de las diócesis, caso de la de Córdoba. Esto la libra a su vez de la obligación de transparencia y de tributación, para lo que posee el cauce legal adecuado con la ley de mecenazgo. La Mezquita-Catedral se beneficia además de su condición de Bien de Interés Cultural, tanto a efectos de IVA como de impuesto de sociedades. Todas las exenciones pasan por la consideración de la Iglesia como entidad con fines sociales, no lucrativos. Al mantener sus cuentas en secreto, es imposible saber si en realidad es una entidad lucrativa. Una pescadilla que se muerde la cola. "Decir que se dedican a la caridad y a fines sociales sin tener que demostrarlo les permite declarar que no existen beneficios empresariales, sino desinteresada dedicación a la conservación de los monumentos y a acciones sociales. Se ocultan las cuentas con el telón de los supuestos fines de la Iglesia, de imposible comprobación contable", expone el abogado Claudio Rodríguez.

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