Doble atentado yihadista en Cataluña

Las dos manifestaciones de Barcelona: una contra el terror, otra contra el rey y Rajoy

Felipe VI junto a Mariano Rajoy, Carles Puigdemont y miembros del Gobierno y el Ayuntamiento de Barcelona, durante la manifestación contra los atentados yihadistas en Cataluña.

Beatriz Pérez | Barcelona

Barcelona acogió este sábado una manifestación contra el terrorismo y por la paz, nueve días después del doble atentado yihadista que sacudió Las Ramblas y Cambrils dejando un total de 15 víctimas mortales y más de cien heridos. Una manifestación multitudinaria –la Guardia Urbana cifra en 500.000 los asistentes–, pero quizá no tanto como se esperaba y marcada por la polémica. Y con una asistencia muy menor a la última gran manifestación que había vivido la capital catalana, tras los atentados del 11-M.

Las críticas previas a la movilización motivadas por la presencia de Felipe VI, Mariano Rajoy y otros miembros del Gobierno se tradujeron en sonoras pitadas a su paso y gritos de "¡fuera, fuera!". Múltiples pancartas relacionaban a Felipe de Borbón con el tráfico de armas –"Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas"– en relación con la amistad de las familias reales de España y Arabia Saudí, dictadura que alimenta la visión más extremista del islam y que en diversos conflictos ha apoyado al Dáesh (también denominado Estado Islámico). España multiplicó por 30 la venta de armas a Arabia Saudí en los últimos cuatro años.

Además, entre los manifestantes proliferaron las esteladas, a pesar del rechazo de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a que esta fuera “una manifestación de banderas”.

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y Colau convocaron la protesta el pasado fin de semana, y la asistencia del rey y de Rajoy despertó  las críticas de la CUP (izquierda independentista y anticapitalista), así como de 170 colectivos sociales, como Òmnium Cultural, ANC, Casa Nostra Casa Vostra y Stop Mare Mortum, que firmaron un manifiesto que tilda de “hipócrita” que acudieran el Gobierno y Felipe VI: contra su presencia, llamaron a vestir de color azul como símbolo del Mediterráneo, cruce de culturas.

Estas entidades y voces críticas convocaron dos horas antes de la marcha oficial otra manifestación sin Felipe VI ni Rajoy bajo el lema Les vostres polítiques, les nostres morts. Pau, solidaritat i convivència en la diversitat. Un mensaje que también se pudo leer en una gran pancarta durante la marcha que recorrió el paseo de Gràcia desde la Diagonal hasta la plaza de Catalunya.

 

Pancarta en contra de la relación de la monarquía con Arabia Saudí, en la manifestación de este sábado contra los atentados de Cataluña. EFE

La polémica de las banderas

La alcaldesa de Barcelona recordó la mañana del sábado que la manifestación contra el terrorismo era de toda la ciudadanía y por eso rechazó que fuera una manifestación de banderas.

En declaraciones a Rac1 recogidas por Europa Press, Colau señaló que habrá más días para que la gente exprese muchas otras cosas y aseguró que, con la marcha del sábado, Barcelona enviaba una imagen de humanidad y solidaridad con las víctimas. Ante la pregunta de si le incomodaba la presencia del rey, Colau respondió que “nadie debe incomodarse”, puesto que la manifestación se hizo pensando en las víctimas, en sus familiares y en las personas afectadas, y añadió que todo el mundo tiene su sitio.

Sin embargo, como respuesta a las palabras de la regidora, Oriol Junqueras, vicepresidente de la Generalitat, consideró que la presencia de banderas era "compatible" con los valores de la marcha. "Lo que se haga con el espíritu de construir un mundo un poco mejor es bienvenido", aseguró también en Rac1, e indicó que el mensaje de la manifestación se podía expresar desde distintas ideologías y religiones.

De hecho, con esa tesis se alinearon un gran número de manifestantes que acudieron con la estelada, especialmente visibles en presencia del rey y los miembros del Gobierno. Aunque las banderas independentistas catalanas eran mayoritarias, también se vieron enseñas españolas a lo largo del recorrido.

Esta situación contrasta especialmente con la vivida durante la gran manifestación que se celebró en Barcelona en solidaridad con los atentados del 11-M en Madrid, ocasión en la que primó la condena a la violencia. El 12 de marzo de hace trece años, 1,2 millones salieron a la calle en un clima de unidad política y bajo el lema Cataluña con las víctimas de Madrid, contra el terrorismo, por la democracia y la Constitución.

Primera gran manifestación tras el 11-M

La del sábado fue la primera gran manifestación desde la que condenó los atentados en Atocha. Esta vez, la cifra de asistentes no alcanza ni la mitad de los que se congregaron en 2004. Tampoco puede compararse a la concurrencia de otras grandes movilizaciones en la ciudad a las que la propia convocatoria se remitía para insistir en la “tradición barcelonesa de rechazo a la violencia y de llamamiento a la paz”.

El 22 de junio de 1987, un millón y medio de personas salieron a la calle en Barcelona tras el atentado de ETA en Hipercor, que dejó 21 muertos y 45 heridos. Fue la mayor manifestación en la ciudad desde el año 1977.

El 14 de julio de 1997, la indignación por el asesinato de Miguel Ángel Blanco el día anterior hizo salir a un millón de personas para pedir el fin de la violencia terrorista.

Por último, el 24 de noviembre del 2000, un nuevo asesinato de ETA provocó que otro millón de manifestantes exigieran diálogo con la banda terrorista para alcanzar la paz: el 21 de ese mes, el ex ministro socialista Ernest Lluch recibía dos tiros en la cabeza cuando se encontraba en el garaje de su domicilio de Barcelona.

‘No tinc por’

La manifestación de este sábado en Barcelona, a la que se adhirieron 878 entidades, comenzó a las 18 horas en los jardines de Salvador Espriu (en el cruce de la avenida Diagonal con paseo de Gràcia) y discurrió a lo largo de un kilómetro y medio (por todo el paseo de Gràcia) hasta la plaza de Catalunya. Muchos manifestantes se encontraban ya por la zona a las 17.00 horas.

Puntualmente, a las 18.00 horas, comenzaba la manifestación encabezada por la sociedad civil. Trabajadores públicos, cuerpos de seguridad, servicios de emergencias, taxistas, hoteleros, vecinos y comerciantes… Personas que asistieron a las víctimas durante el atentado. Ellos fueron quienes portaron la gran pancarta con el lema No tinc por (No tengo miedo).

El ambiente en el corazón de Barcelona era relajado y distendido. Antes del comienzo de la marcha, voluntarios repartieron a los participantes flores rojas, amarillas y blancas, los colores de la ciudad.

Montserrat y Jaume vienen de Manresa (Barcelona). A las 17.00 horas ya estaban sentados en Paseo de Gràcia. Es la segunda manifestación contra el terrorismo en la que participan. La primera fue en 1987, con motivo del atentado del Hipercor en el que ETA mató a 21 personas. "Somos tierra de acogida y nos duele ver que suceden estas cosas", dice Montserrat.

Por su parte, Jaume opina que para que a estos actos acudan los políticos y el rey Felipe VI, primero deben "dejar sus relaciones con países como Arabia Saudí y Qatar".

La actriz Rosa María Sardá y la activista Míriam Hatibi leeyeron el manifiesto alternando castellano y catalán. Ensalzaron la “solidaridad” de los catalanes en momentos complicados, y agradecieron la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad: la plaza enmudeció para protagonizar un sonoro aplauso que ha hizo levantar el vuelo a las palomas que caracterizan esta plaza.

“Si su ideología es la muerte, la nuestra es una apuesta decidida por la vida”, clamó Sardà, mientras que Hatibi apeló al respeto por la diversidad cultural y las creencias.

Las mujeres terminaron su intervención con una lectura de un poema de Federico García Lorca y un fragmento de un texto de Josep María de Sagarra. Por último, dos violoncelistas interpretaron El Cant dels Ocells, de Pau Casals.

Aunque la marcha acababa en la plaza de Catalunya, muchos manifestantes optaron por seguir caminando hacia la Rambla, donde se produjo el atentado, y visitar el memorial, justo donde la furgoneta detuvo su recorrido. Además, dejaron sus pancartas en los puntos de la Rambla donde había velas en señal de duelo.

 

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Contra la islamofobia

Una de las pancartas más leídas en la marcha solidaria de este sábado en Barcelona fue de rechazo a la islamofobia. Los manifestantes entendieron que no tiene que haber cabida al odio.

Salima, de 18 años, es una catalana de orígenes marroquíes. Vive, junto a sus dos amigas Chayma (17 años) y Nadia (21), en Martorell, y las tres fueron a Barcelona para manifestarse.

“Estoy como todos, en contra de esto. Nosotros queremos la paz. La traducción de islam es la paz, no matar”, dijo Salima. Tampoco olvidó las responsabilidades de España en el sustento del autodenominado Estado Islámico. “España es uno de los países que venden más armas”, prosiguió.

A su lado, Chayma señalço que el Corán dice que “matar a una persona es matar a la humanidad”.

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Solidaridad con Cataluña

El dolor de Cataluña fue compartido en otras zonas de España. Así, diversos colectivos promovieron a través de su Twitter una concentración este sábado en la Puerta del Sol de Madrid a las 18.00 como apoyo por los ataques terroristas perpetrados en Cataluña. Asistieron varios cientos de personas.

Bajo el lema No tengo miedo y Todos somos Catalunya entidades como la plataforma Recortes Cero convocaron concentraciones de apoyo también en otras ciudades como Valencia, Alicante, Castellón y Vigo.

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