Parlamento Europeo

La Eurocámara llama al diálogo para solucionar el conflicto catalán

Bajo el enunciado Constitución, Estado de Derecho y Derechos fundamentales a la luz de los acontecimientos en Cataluña, los eurodiputados analizaron este miércoles el escenario catalán y las posibles vías hacia una solución. Los miembros de la Eurocámara coincidieron en censurar la "violencia policial" ejercida durante el referéndum del domingo y criticaron de forma unánime cualquier decisión que se tome de forma unilateral. Los diferentes grupos, no obstante, discreparon a la hora de valorar la conveniencia de una intervención por parte de las instituciones europeas.

Como conclusión, los miembros de la Cámara de Estrasburgo sentenciaron que la "única vía" es aquella que camina "en pro de la concordia y la unidad". Aunque reconocieron que "nadie puede estar satisfecho" con lo ocurrido el domingo, también matizaron que "las decisiones unilaterales", como una eventual declaración unilateral de independencia (DUI), "contradicen el ordenamiento jurídico europeo y crean una profunda división". Se hace necesaria, por tanto, "una reflexión serena y profunda que favorezca el diálogo" a través del "respeto al marco constitucional, incluyendo el Estatuto de Autonomía de Cataluña".

La voz de la Comisión Europea, que este lunes se desvinculó del conflicto, la puso Frans Timmermans, vicepresidente primero de la institución. Durante su intervención, recordó que "la democracia, el respeto del Estado de derecho y de los derechos humanos" configuran tres pilares que "se necesitan entre sí". "El respeto del Estado de Derecho es fundamental, y si la ley no te da lo que quieres puedes trabajar para cambiar la ley, pero no hacer caso omiso de la misma", señaló en alusión al Govern de Carles Puigdemont.

Aunque el representante de la Comisión Europea insistió en que la Generalitat "decidió no respetar la ley cuando convocó el referéndum", admitió que "la violencia no resuelve nada en política, y no puede ser usada como instrumento". Ante este escenario, se hace necesaria "una vía clara para seguir adelante en el futuro" pero, tal y como ya señaló Jean-Claude Juncker, "es un asunto interno que se tiene que resolver en base al orden constitucional español". Timmermans llamó, en este sentido, a "abandonar el conflicto y apostar por el diálogo".

Llamada al diálogo

El tono general expuesto en la Eurocámara giró en torno al diálogo como única vía para solucionar el enfrentamiento. El europarlamentario Gianni Pittella, presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, recordó que "cuando se está al borde del precipicio no hace falta mucho para caerse" y solicitó "un gesto de buena voluntad para poner en marcha el diálogo". En este sentido, se dirigió en primer lugar al Govern para censurar una posible declaración unilateral de independencia, que a su parecer supondría "una provocación adicional que añadiría gasolina al fuego después del referéndum inútil del domingo". El portavoz socialista criticó abiertamente la posición de la Generalitat de Cataluña, a quien recriminó estar "perjudicando el futuro de todo un pueblo". Finalmente, se dirigió a Mariano Rajoy para exigir el fin de la actuación "desproporcionada" por parte de las fuerzas de seguridad, y pidió la puesta en marcha del diálogo. "Necesitamos una España fuerte con realidades internas fuertes en el marco de una Europa renovada", manifestó.

Desde el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, el eurodiputado Guy Verhofstadt rechazó que "sólo la vía judicial pueda resolver los problemas" y apostó por "una nueva visión política, un nuevo diálogo incluyente". "No se puede superar una división tan grave sólo con la ley, también hay que escuchar, entenderse los unos a los otros, hablar", reclamó el presidente de los liberales. El belga también desarrolló una fuerte crítica al Govern de Puigdemont, y señaló que la DUI es "totalmente irresponsable para la propia Cataluña y va a causar una fractura fatal en su sociedad". Los únicos que se beneficiarán de "este jueguecito", añadió, son "los antieuropeos que quieren destruir la unión".

Sobre las consecuencias de la respuesta del Gobierno español habló Raymond Finch, perteneciente al Grupo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa. "Rajoy ha tirado una bomba incendiaria a Europa", señaló, tras añadir que "no reconocer las violaciones de los derechos humanos" y centrar el conflicto "en cuestiones legalistas demuestra hasta qué punto este proyecto tiene los pies de barro". En todo caso, apuntó que el Gobierno de España debe "crear confianza aceptando que sus acciones estuvieron mal aconsejadas y creando una comisión de investigación para que cuando concluya se organice un nuevo referéndum que proteja los derechos fundamentales".

¿Asunto interno?

En cuanto a la intervención de terceros, los eurodiputados expresaron opiniones diversas. Manfred Weber, del Grupo del Partido Popular Europeo, manifestó su apuesta por "un diálogo intraespañol" y lanzó un llamamiento "a todas las partes interesadas para un diálogo en toda España, especialmente en Cataluña". A su parecer, la Unión Europea "no tiene ni la voluntad ni el derecho de intervenir" de modo que son los propios interlocutores quienes tienen que caminar hacia un "diálogo franco". 

Por su parte, el representante del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, Ryszard Antoni Legutko, manifestó su oposición a la postura expresada por la Comisión Europea, que a su parecer "sigue recurriendo a la moralina" a través de "un doble rasero", evidenciado a través de "valores selectivos" que dependen "de quién esté implicado en qué". Para el conservador, "si estuviéramos hablando de otro estado miembro, las consecuencias y la retórica de la Comisión Europea habrían sido más duras". Legutko puso en duda que "con negociaciones pacientes se pueda avanzar", y llamó a una "reforma constitucional, la organización de un referéndum y la mediación internacional". "El silencio atronador del que hemos sido testigos no va a hacer que el problema desaparezca de un plumazo", sentenció.

La "hipocresía" de la Cámara también fue señalada por Marcel de Graaff, copresidente del Grupo Europa de las Naciones y de las Libertades. A su juicio, "no se aplica el mismo rasero a España" que a países como Polonia y Hungría, que recientemente recibieron la reprobación de las instituciones europeas. "Juncker condenó la violencia contra trabajadores polacos en Reino Unido", recordó el eurodiputado, y "en España 800 personas han sido agredidas por votar en un referéndum ilegal", con la evasión de la Comisión Europea como respuesta. "Si un grupo de personas entra ilegalmente en un país –observó el holandés–, ¿sería legítimo darles una paliza y mandarlas al hospital?".

Otra de las voces más críticas con las instituciones europeas fue la del independiente Steven Woolfe, quien explicó que "condenar la violencia tendría que haber sido la primera respuesta de la UE". Por el contrario, añadió, "se quedaron callados y decidieron pensar en este asunto como una violación del Estado de derecho por parte de los catalanes". El eurodiputado, después de exponer que el 1-O "siempre va a ser recordado como un día marcado por la brutalidad del Estado español", reflexionó sobre "qué habría pasado con Kosovo o Palestina si pensáramos de la misma manera".

A favor de una intervención activa de las instituciones se mostró Ska Keller, copresidenta del Grupo de los Verdes. Tras insistir en que el domingo fue "una jornada triste" con actuaciones "inaceptables" por parte del cuerpo policial, la eurodiputada criticó que Juncker permanezca "con los brazos cruzados". El respeto d los "valores y derechos fundamentales" se encuentra en "el corazón de la UE", de modo que los "catalanes deben sentarse a hablar con los españoles con una mediación". Asimismo, Keller subrayó la importancia de "respetar la Constitución", pero añadió que "el derecho de la autodeterminación se encuentra consagrado en el derecho internacional", por lo que resulta fundamental una "solución conjunta para que de manera pacífica se lleve a la práctica".

Finalmente, el vicepresidente del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea, Patrick Le Hyaric, censuró que "si en cualquier otra parte del mundo los ciudadanos no hubieran podido expresarse y la policía hubiera herido a 800 personas, todos los ciudadanos europeos habrían protestado contra el Gobierno e incluso igual se habría pedido un bloqueo europeo". Todo esto, añadió, "ha sucedido en España de la mano de un Gobierno tan frío como débil mientras los demás estados apartan la mirada". Por este motivo, se inclinó por pedir una "condena sin más tardanza de la violencia y represión en Cataluña" porque "esta crisis no es ajena". Le Hyaric hizo una llamada a que ambas partes abandonen la "lógica de confrontación" de forma que la UE se proponga como "mediadora de un diálogo que sirva para salir de esta crisis".

 

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