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El futuro del PP

La marcha de Santamaría pone fin al 'marianismo' y Casado se queda sin oposición interna

Soraya Sáenz de Santamaría junto a Pablo Casado.

El fin de la carrera política de Mariano Rajoy ha supuesto también el fin de la carrera política de Soraya Sáenz de Santamaría. Ha sido un adiós en dos tiempos. El expresidente, tras fracasar en la moción de censura; y su exmano derecha, tras ser derrotada de forma contundente en el congreso extraordinario que el PP celebró a finales del pasado julio. Puede decirse que el marianismo se agotó este lunes después de que Santamaría anunciara que deja la política con una clara reivindicación de sus años en el Gobierno de Rajoy. Esta decisión implica, además, que líder del PP se queda sin oposición interna.

El grueso de fieles a la expresidenta ha encontrado un hueco en la nueva estructura de partido de Casado y, sin Santamaría en la política activa, el posible sector crítico queda descabezado. "Esto es inédito en el PP y hacía falta. Ahora sólo hay que ganar elecciones. No nos podemos distraer en que si se dan plantones a Casado o si se está pendiente de que alguien tome una decisión", valora un diputado.

Sin ir muy lejos en el tiempo, Mariano Rajoy tuvo que lidiar durante todos sus años al frente del Partido Popular con las zancadillas que le ponían Esperanza Aguirre y sus colaboradores. Muchos de los que rodean a Casado saben las dificultades que esto entraña y este lunes, al conocer la decisión de la exvicepresidenta, respiraban aliviados.

"Coser el partido"

Los fieles a Casado atribuyen al nuevo líder del PP el hecho de que ahora mismo no haya un grupo de dirigentes organizados que vayan a plantarle cara.

Destacan que todo se debe a su labor de integración, a haber hecho "encaje de bolillos" para contar con todos. "Ha sabido coser el partido", resume un líder regional apropiándose de las palabras pronunciadas por la presidenta andaluza, Susana Díaz, en la crisis del PSOE de finales de 2016.

En este sentido, recuerdan que el líder de los conservadores ha aprovechado su verano a ir a ver a los barones regionales que en su día apostaron por Soraya Sáenz de Santamaría y "ganárselos". "Decirles que cuenta con ellos", añaden. Es el caso, por ejemplo del líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, o del PP vasco, Alfonso Alonso. También, de la líder de los conservadores del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig.

Es muy probable que el primer test de la nueva etapa que el PP arrancó a finales de julio sea en Andalucía. Si Susana Díaz convoca elecciones, los comicios serán un termómetro para medir el "efecto Casado" del que hablan quienes le arroparon para el congreso y al que ya apuntan algunas encuestas.

Una reunión cordial

Fuentes conocedoras del contenido de la reunión entre Santamaría y Casado precisan que el tono de la misma fue "cordial", que duró una hora y que la exvicepresidenta venía ya con la decisión tomada de casa.

En el entorno de la vicepresidenta destacan que, como reza en el comunicado que emitió, y que adelantó la agencia Efe, siempre va a ser leal al partido. Pero no ocultan que la "integración" que se le ofreció a ella y a los suyos no era acorde a ese 43% de apoyos que obtuvo en el cónclave del mes de julio.

La oferta para la vicepresidenta siempre ha sido la misma, antes y después del verano: un puesto de vocal en el Comité Ejecutivo Nacional y la presidencia de una comisión en el Congreso, lo que le proporcionaría unos 1.400 euros de ingresos extra al mes. No ha habido nada más, señalan en el partido.

La retirada de Santamaría genera una baja importante de cara a las candidaturas por Madrid. Incluso dirigentes que se posicionaron claramente del lado de Casado no ocultan que habría sido una buena cabeza de lista, tanto para la Comunidad como para el Ayuntamiento de Madrid, sobre todo ahora que ya se sabe a ciencia cierta que la alcaldesa Manuela Carmena repetirá como candidata al consistorio.

Señalan que para el líder del PP habría sido una buena maniobra: si ganaba ella, siempre podrían vestir el triunfo del "efecto Casado". Y si perdía, Santamaría sería la principal responsable de la derrota. "Es lo que hizo Rajoy con Aguirre en 2015", resume un dirigente regional.

Otras fuentes ven el "lado malo" de esta maniobra: la permanente amenaza de una rival interna. Y también citan los "continuos desafíos" de Aguirre a la dirección nacional.

El futuro de Cospedal

Despejada la duda sobre Sáenz de Santamaría, sólo queda por aclarar la de María Dolores de Cospedal. La exsecretaria general del PP y exministra de Defensa dejará la presidencia de los conservadores de Castilla-La Mancha en breve, en cuanto sea elegido un sustituto en el congreso que ya ha sido convocado.

De momento, Cospedal ha sido propuesta presidenta de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, lo que ha dado alas a la tesis de que está a la espera de ser nombrada cabeza de lista del PP a las elecciones europeas, que se celebrarán el 26 de mayo de 2019, en coincidencia con las autonómicas y municipales.

A priori, Casado no tendría inconveniente en designarla. Tras perder en la primera ronda del congreso, la exsecretaria general del PP puso a todo su equipo a trabajar por la candidatura rival a la de Santamaría, su eterna enemiga interna en el partido. 

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En respuesta a este apoyo, tras ganar, Casado ubicó en la dirección del PP a fieles a Cospedal. Lo mismo ocurrió en la estructura del Grupo Parlamentario Popular. La catalana Dolors Montserrat, por ejemplo, que hizo campaña por la exsecretaria general, fue nombrada portavoz en el Congreso en sustitución de Rafael Hernando.

Como ha ocurrido en el caso de Santamaría, será Cospedal la que tome la decisión sobre su futuro político. Hay en el PP quienes creen que con Santamaría fuera del tablero tiene menos motivos para seguir. Y que, como le ha ocurrido a la exvicepresidenta, el fin de su carrera política iba ligado al de Mariano Rajoy.

Ambas son abogadas del Estado, por lo que pueden reincorporarse a sus respectivas plazas o pedir una excedencia. El paso al sector privado es más complejo. La Ley de Incompatibilidades impide que, en los dos años posteriores a la fecha del cese, presten servicios en entidades privadas que se hayan visto afectadas por decisiones en las que hayan participado. 

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