Elecciones municipales y autonómicas 2019

Las urnas del 26M: el PP gobierna desde hace al menos 24 años en cuatro comunidades autónomas

Foto de familia de la última Conferencia de Presidentes celebrada hasta la fecha, el 17 de enero de 2017.

Con la resaca del 28A todavía presente, los partidos continúan pisando el acelerador con la vista puesta en los comicios autonómicos y municipales de dentro de un par de semanas. Una nueva cita con las urnas en la que el PSOE de Pedro Sánchez buscará mantener el respaldo obtenido en las pasadas generales –fue el partido más votado en la gran mayoría de circunscripciones–. Y frente a los socialistas, un PP que espera el nuevo asalto como una auténtica prueba de fuego en la pugna por el liderazgo de la derecha. El partido presidido por Pablo Casado intentará, tras la debacle electoral de hace solo una semana, mantener sus plazas fuertes a pesar del tirón de Ciudadanos. La formación conservadora se la juega especialmente en la Comunidad de Madrid, donde el PP lleva gobernando de forma ininterrumpida desde 1995 y en el que el partido naranja logró el temido sorpasso el pasado 28A. Pero también en Castilla y León, donde desde 1987 no se conoce un Ejecutivo que no sea conservador, y en Murcia y La Rioja, con presidentes del PP desde 1995.

Tras la decisión de Ximo Puig de adelantar por primera vez las elecciones en la Comunitat Valenciana, el próximo 26 de mayo, 12 comunidades autónomas decidirán si continúan con la senda de 2015 o si, por el contrario, apuestan por el cambio. Desde la recuperación de la democracia, ninguno de estos territorios se ha mantenido siempre teñido del mismo color político, a diferencia de lo sucedido en Andalucía hasta las elecciones del pasado mes de diciembre. Sin embargo, alguno de ellos no ha sido muy propicio a los cambios de Ejecutivo. El ejemplo perfecto es Castilla y León. Allí, el único Gobierno socialista fue el que salió de las autonómicas de 1983, en las que un PSOE impulsado por la entrada de Felipe González en la Moncloa consiguió colocar a Demetrio Madrid al frente de la Junta con el 44,8% de los votos. Cuatro años después, y tras la dimisión de Madrid al ser procesado judicialmente, José María Aznar se impuso en los comicios autonómicos de 1987. Desde entonces, el PP siempre ha estado al frente del Ejecutivo castellanoleonés.

Comunidad de Madrid y Murcia también llevan más de dos décadas en manos de la formación conservadora. Y eso que dieron sus primeros pasos en democracia teñidas de rojo. Durante las tres primeras legislaturas, el socialista Joaquín Leguina estuvo al frente del Ejecutivo madrileño, mientras que en suelo murciano el Gobierno regional estuvo liderado en aquellos doce años por otros tres dirigentes del PSOE: Andrés Hernández Ros, Carlos Collado y María Antonia Martínez. Sin embargo, ambos territorios giraron a la derecha en las autonómicas de 1995, un año antes de que José María Aznar consiguiese sacar a Felipe González de la Moncloa. En Murcia, la lista encabezada por Ramón Luis Valcárcel se impuso en aquellos comicios con el 52,3% de los votos, mientras que la candidatura liderada por Alberto Ruíz Gallardón en Madrid se hizo con el Ejecutivo regional con el 50,9% de las papeletas. Y de azul han continuado teñidas ambas comunidades autónomas hasta la actualidad. Del mismo modo, La Rioja también lleva desde 1995 con gobiernos del PP.

Por el contrario, Extremadura y Castilla-La Mancha han sido tradicionalmente territorios socialistas. Las dos comunidades arrancaron su andadura democrática en 1983 de la mano de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Bono. Y al frente de ambos Ejecutivos regionales se mantuvo el PSOE hasta el año 2011, cuando cayeron por primera vez en en manos de un PP que no fue capaz de retenerlos en los comicios autonómicos de 2015. Como en Extremadura y Castilla-La Mancha, los socialistas también han sido fuertes históricamente en Asturias, donde los únicos giros a la derecha se produjeron en la legislatura de 1995-1999, con el conservador Sergio Marqués al frente del Gobierno regional, y tras las elecciones de 2011, cuando Francisco Álvarez Cascos fue investido presidente de Asturias en minoría, un cargo en el que consiguió mantenerse menos de un año –en enero de 2012 el líder de Foro Asturias decidió convocar elecciones anticipadas ante la imposibilidad de llegar a acuerdos–.

Baleares, alternancia desde 1995

Otra de las comunidades autónomas donde menos alternancia se ha producido desde la década de 1990 ha sido Canarias. El primer Gobierno desde la recuperación de la democracia en el archipiélago fue socialista y estuvo liderado por Jerónimo Saavedra. Cuatro años después, el Ejecutivo giró y se puso en manos del Centro Democrático y Social, que tras las autonómicas de 1991 se vio obligado a entregar de nuevo el Gobierno regional al PSOE de Saavedra. Sin embargo, el político socialista no fue capaz de acabar su segunda legislatura. En abril de 1993, el nacionalista Manuel Hermoso, de las Agrupaciones Independientes Canarias (AIC) –federación de partidos que se terminaría integrando en Coalición Canaria–, fue investido nuevo presidente autonómico tras prosperar por una ajustada mayoría la moción de censura contra Saavedra. Desde entonces, Coalición Canaria no ha abandonado el Gobierno regional.

Frente a esta escasa alternancia en comunidades como Madrid, Murcia, Extremadura, Castilla-La Mancha, Asturias o Canarias, encontramos el ejemplo de las Islas Baleares. Este territorio fue de los pocos, junto con Cantabria y Galicia, en los que Alianza Popular consiguió imponerse en las primeras elecciones autonómicas. Y fue uno de los feudos conservadores hasta los comicios de 1999, cuando una coalición liderada por el PSOE consiguió colocar en el Gobierno regional al socialista Francesc Antich. Desde entonces, el Ejecutivo balear ha ido cambiando en cada una de las citas con las urnas. Entre 2003 y 2007, el Gobierno fue conservador y estuvo presidido por Jaume Matas. Entre 2007 y 2011, socialista –aunque con el apoyo de varias formaciones– y volvió a estar liderado por Francesc Antich. Tras las autonómicas de 2011, volvió a girar a la derecha con los 35 diputados conseguidos por el PP y estuvo controlado por José Ramón Bauzá. Y en 2015, Francina Armengol volvió a recuperarlo para el PSOE gracias al respaldo de Podemos, MÉS per Mallorca, MÉS per Menorca y Gent per Formentera.

Bilbao, L'Hospitalet y Terrassa: feudos de PNV y PSC

Más alternancia se ha producido en las ciudades de más de 200.000 habitantes. Sin embargo, dentro de este grupo también pueden encontrarse ejemplos perfectos de inmovilismo. Es el caso de Bilbao, donde desde las primeras elecciones municipales de 1979 el Gobierno local ha estado controlado por el Partido Nacionalista Vasco. Y los resultados cosechados por el PNV en la ciudad el pasado 28A –33,4% de los votos– hacen presagiar que el Consistorio seguirá en manos de los nacionalistas tras los comicios del próximo 26 de mayo.

Junto con Bilbao, L’Hospitalet de Llobregat y Terrassa son los otros dos municipios grandes en los que no se ha producido un solo giro en democracia. Desde las municipales de 1979, ambos ayuntamientos han estado controlados por el PSC. Y tanto en L’Hospitalet como en Terrassa los socialistas también se impusieron en los comicios generales del 28A. En el primer municipio, el PSC fue el partido más respaldado con el 36,08% de los votos. En el segundo, cosecharon un 25,65% de las papeletas, seguido por ERC, con el 20,86%.

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Algún cambio se ha producido en otras ciudades como Santa Cruz de Tenerife o Elche, aunque la alternancia tampoco es muy frecuente ellas. En suelo tinerfeño, el primer Gobierno municipal que salió de las elecciones de 1979 estuvo controlado por la UCD. Sin embargo, desde los comicios de 1983 lo habitual ha sido el nacionalismo canario: Agrupación Tinerfeña Independiente (1983-1995) y Coalición Canaria (1995-actualidad). En el caso de Elche, los socialistas casi siempre han controlado el consistorio. Sólo en la legislatura 2011-2015, el ayuntamiento de la ciudad alicantina estuvo en manos conservadoras.

Al igual que el PSOE, el PP también tiene importantes feudos entre las ciudades más pobladas de España. Así, Málaga, Murcia o Cartagena llevan teñidas de color azul desde 1995, cuando se produjo la debacle socialista que anticiparía la salida de Felipe González de la Moncloa.

Otros ayuntamientos importantes, como el de Madrid y el de València, aunque dieron sus primeros pasos de la mano de los socialistas, no tardaron en convertirse en plazas fuertes del PP. Así, en 1991, la formación conservadora logró conquistar ambos consistorios, a los que también sumó Oviedo. Y de esas tres ciudades se mantuvo al frente hasta 2015, cuando los conocidos como gobiernos del cambio pusieron punto y final a dos décadas de dominio absoluto. Ahora habrá que ver si la derecha consigue recuperar estas plazas el próximo 26 de mayo o si las candidaturas de izquierdas que surgieron tras el impulso de Podemos logran mantenerse fuertes en estos municipios de tradición conservadora. 

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