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26M | 'Superdomingo' electoral

Los líderes políticos convierten la campaña del 26M en una segunda vuelta de las elecciones generales

Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs) y Pablo Iglesias (UP).

“Hay partido”. El lema, impreso sobre una enorme lona colgada en la fachada de la sede nacional del Partido Popular, resume el enfoque que los de Pablo Casado están dando a la campaña autonómica, municipal y europea del 26M: una segunda vuelta de las elecciones de abril.

Una lectura que comparte con sus adversarios. Casado no es el único que ha optado por dejar la política local y la batalla autonómica en manos de los candidatos. Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias también alimentan los mensajes de su mítines con el resultado de las generales.

El presidente en funciones lo volvió a hacer este martes en su visita a Galicia, primero en A Coruña y después en Vigo. La derecha, subrayó, “no ha entendido nada” de lo que ocurrió el 28A y mantiene su disposición a pactar con los ultras de Vox. Por eso, aunque las encuestas anticipan un gran resultado para los socialistas en las principales ciudades gallegas, Sánchez insistió en la necesidad de repetir la gran movilización de abril. “Es fundamental que no nos relajemos” porque, gracias a la ley electoral, “el peligro” de que la derecha sume “es mucho más real” que en las elecciones generales.

El presidente en funciones tanto agita el fantasma de autonomías y ayuntamientos “a la andaluza” como ridiculiza la pelea sin cuartel en la que se ha convertido la derecha. Casado “está viajando al centro... de la tierra”, Rivera sigue “empeñado en adelantar al PP por la derecha” y Abascal “en ver si sube o baja... del caballo”, bromeó en A Coruña.

Pablo Casado también vive en clave nacional. Más allá de la pelea por presidencias de comunidad y alcaldías, concentra su mensaje en la disputa por el espacio político a la derecha del PSOE. Aprovechando un acto en Mallorca echó mano de la figura del tenista Rafa Nadal para proclamar que él tampoco da “una sola bola por pérdida”. “Hay que jugar el partido hasta el final y nunca hay que pensar que ese último juego y ese último set no se va a recuperar”.

El líder del PP está en guerra con Ciudadanos. Sabe que el 27 de mayo, al día siguiente del superdomingo electoral, todo el mundo va a medir cómo se ha resuelto el duelo entre ambos partidos. Casado busca recuperar a los votantes que se fueron a Vox, a los que imagina decepcionados por el resultado de Santiago Abascal en las generales, y repite cada día que el PP sigue siendo la “casa común del centroderecha”. Al mismo tiempo, enfatiza una de las ideas fuerza de la campaña: la fragmentación es lo que permite que siga gobernando la izquierda.

Quien piense “que es malo que siga gobernando Pedro Sánchez”, subrayó, debe “centralizar” y “optimizar esfuerzos” en el PP. De otro modo Sánchez tendrá “poder durante cuatro años” y no habrá un “contrapeso” en autonomías y ayuntamientos.

Casado quiere un acuerdo PSOE-Ciudadanos

Casado quiere que los electores utilicen las elecciones locales y autonómicas para enviar “un mensaje muy claro” que obligue a Sánchez y a Rivera a llegar a acuerdos. Si los electores le dicen al líder socialista que “no tiene patente de corso ni carta blanca para hacer lo que quiera”, “a lo mejor” se replantea los pactos que según él el PSOE va a firmar con Unidas Podemos y los independentistas catalanes. Y en ese caso, puede que otros partidos, en alusión a Cs, también se “replanteen” sus acuerdos en una legislatura que se le puede “hacer muy larga” intentando “liderar la oposición” habiendo “quedado tercero” y “perdido por cuarta vez consecutiva después de trece años liderando un partido”.

El aludido, Albert Rivera, eligió Ávila para desafiar las matemáticas y autoproclamarse —un día más— líder de la oposición. En estas elecciones, subrayó, las circunstancias “han cambiado” porque Ciudadanos, según él, ha pasado de ser un partido de apoyo destinado a ayudar a la formación de gobiernos a ser “un partido ganador” con “un proyecto ganador”. En la comunidad del pucherazo en las primarias de su partido —cuando una periodista le preguntó cuándo sabremos quién manipuló los votos de la primarias Rivera volvió a eludir dar explicaciones sobre lo ocurrido—, pronosticó gobiernos de Cs en comunidades y municipios de toda España.

El líder naranja busca a los medios de comunicación para hacer ver que ya está trabajando por los españoles en un Congreso que ni siquiera se ha constituido todavía. El lunes anunció su primera proposición de ley y este martes propuso un pacto de Estado. Un aparente frenesí propositivo que por muy figurado que sea Casado trató de combatir desde Mallorca anunciando, a su vez, la inminente presentación de una proposición de ley contra la ocupación de pisos que permita a la policía desalojar a los okupas en sólo 24 horas.

La otra pata de la campaña de Ciudadanos, Inés Arrimadas, fue este martes la encargada de echar sal en las heridas del PP. Un partido, dijo en acto en La Rioja, que “se desmorona, tiene problemas internos y no tiene proyecto de futuro”. Y eso que no quería, dijo, “meter el dedo en llaga”, porque prefiere centrarse “en ser una alternativa a Sánchez”. “Somos los únicos que vamos a ser alternativa al sanchismo y al populismo, porque estamos fuertes, unidos, y estamos creciendo” —no como el PP, le faltó decir—, “siendo un partido nuevo, sin mochilas”.

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Para Ciudadanos esta campaña no es sólo la segunda vuelta de las elecciones del 28 de abril, es la antesala de las generales que vendrán dentro de cuatro años: “Rivera va a estar preparándose para ser el futuro presidente del Gobierno de España”, resumió Arrimadas.

Ni siquiera el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha permanecido ajeno a la deriva que amenaza con reducir la campaña local, autonómica y europea a una revisión de los resultados del 28A. El sábado, en un mitin con la alcaldesa Ada Colau en Barcelona, vinculó directamente el resultado de las municipales y autonómicas a las posibilidades de Unidas Podemos (UP) de entrar a formar parte de un gobierno presidido por Pedro Sánchez.

Iglesias pidió el “empuje” de los electores el próximo 26M para formar parte del Gobierno con los socialistas y representar en él los intereses de las clases trabajadoras. Su formación, insistió, es consciente del peso que los electores le dieron en las elecciones del 28 de abril, pero “con vuestro empuje, vamos a trabajar para estar” en el nuevo ejecutivo.

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