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Pactos postelectorales

Cs sigue acaparando cargos gracias a la ultraderecha y ahora debe decidir si gobierna con Vox en Madrid

El líder de Cs, Albert Rivera, tras reunirse con Pedro Sánchez en el Congreso.

PP, Ciudadanos y Vox dieron este martes el primer paso para que la Comunidad de Madrid siga en manos de la derecha con la votación a los miembros de la Mesa de la Asamblea, el órgano de gobierno de la Cámara. Así, los protagonistas de la foto de Colón se han hecho con cinco de los puestos de la Mesa y los otros dos han correspondido al Partido Socialista. La presidencia estará ahora en manos del diputado del partido naranja Juan Trinidad.

El partido de Albert Rivera fue sin ningún tipo de dudas el gran ganador, en lo que a poder se refiere, de la jornada de este martes en el que se constituyeron dos parlamentos autonómicos. Ciudadanos no sólo presidirá la Asamblea de Madrid, también la Cámara murciana. Y, por muchos rodeos que den en el partido naranja, no habrían logrado la presidencia de estas instituciones sin el concurso del partido de extrema derecha. 

La historia se repite: Marta Bosquet, de Ciudadanos, preside el Parlamento andaluz habiendo contado con los votos de Vox. Y Juanma Moreno (Partido Popular) fue investido presidente de la Junta para poner en marcha un Gobierno en colaboración con Ciudadanos también con el apoyo de los doce diputados del partido de Santiago Abascal.

A Albert Rivera le costó explicar en rueda de prensa por qué su partido, que se niega a dejarse fotografiar con la extrema derecha, que opta por no publicitar las reuniones con Vox y que tiene un mandato de su dirección para no entrar en gobiernos con ellos, sí ve con buenos ojos presidir asambleas legislativas gracias a sus votos. Como si los apoyos para ocupar puestos en las Mesas no implicasen acuerdos o conversaciones previas.

Así, el líder de Ciudadanos redujo el hecho de que su partido vaya a presidir la Asamblea de Madrid, a un mero "acuerdo institucional" para que el mayor número de grupos posible esté representado en la Cámara. "No hay tal acuerdo. Los partidos que tienen más votos tienen representación en la Mesa", dijo asegurando que es lo mismo que había ocurrido en Andalucía.

"Ciudadanos ha negociado con el PP que la presidencia de la Asamblea corresponde a Ciudadanos", señaló Rivera a los informadores tras reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el marco de las conversaciones para buscar apoyos para una investidura. A su juicio, "toca hacer pedagogía" y recordar que las Mesas son los órganos de gobierno de los parlamentos "más allá de discrepancias".

A Rivera le fallan los números

Pero el relato de Rivera no es cierto. En las elecciones autonómicas del pasado 26 de mayo, el partido más votado en la Comunidad de Madrid fue el PSOE (37 escaños), seguido de PP (30), Cs (26), Más Madrid (20), Vox (12) y Unidas Podemos (7). Más Madrid obtuvo en las urnas ocho escaños más que Vox y se ha quedado sin asiento en el órgano de gobierno de la Cámara. Ni en las etapas de mayoría absoluta de Esperanza Aguirre la derecha tenía tanto control de este órgano.

En este contexto, el candidato de Más Madrid a presidir la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, habló de "pacto de la vergüenza" entre PP, Cs y Vox para "amordazar" la Mesa de la Asamblea y anunció que su partido acudirá al Tribunal Constitucional para denunciarlo.

Ni PP ni Vox presentaron candidato a la Presidencia de la Asamblea. Todos sus votos fueron a parar a Trinidad. En total, 68 apoyos, uno por encima de la mayoría absoluta de la Cámara de Vallecas. Fue el pasado domingo cuando se supo que el cabeza de lista de Cs, Ignacio Aguado, se había reunido con la de Vox, Rocío Monasterio, con esta sesión constitutiva como uno de los temas principales a debatir. Como ocurrió en las negociaciones que condujeron al cambio de Gobierno en Andalucía, el partido naranja se niega a sentarse en una mesa de negociación con Vox. El problema es que ahora, los de extrema derecha parecen dispuestos a cobrar más caro su apoyo.

La segunda fase

La historia, no obstante, no acaba aquí. El pacto de las bautizadas como "tres derechas" parece encaminado a que Isabel Díaz Ayuso, la candidata del Partido Popular sea investida presidenta de la Comunidad de Madrid. Y para ello necesita que se reedite el pacto que PP, Cs y Vox articularon este martes a la hora de votar en la primera sesión de la Asamblea.

Independientemente de lo que se cueza entre bambalinas, en el escenario hay tres actores. A un lado, Cs señala que sólo hablará con el PP y que no formará parte de un Ejecutivo en el que se siente también la extrema derecha. A otro lado, Vox quiere intercambiar sus 12 escaños por poder y formar parte de las negociaciones entre PP y Cs como un miembro de pleno derecho. Y, en el medio, el partido de Pablo Casado intenta no molestar a ninguno de sus dos socios cruzando los dedos para que el paso del tiempo reduzca las exigencias y mueva las líneas rojas.

De hecho, este momento que tendrá su desenlace, como tarde, el 11 de julio, ya se coló en las horas previas a la constitución de la Cámara e hizo, por momentos, que peligrase la elección de Trinidad por las exigencias de Vox. 

Rocío Monasterio quiso vincular lo que iba a ocurrir en la Asamblea de Madrid con la formación de Gobierno y trasladó a PP y a Cs la necesidad de firmar sendos documentos a cambio de sus doce escaños. Su pretensión es que se comprometiesen a que su partido obtuviese presencia en el futuro gobierno de la Comunidad en base al número de escaños. Fuentes conocedoras de este proceso aseguran que Aguado se negó a firmar señalando que no estaba autorizado para tomar esa decisión de forma independiente. Ayuso sí la firmó y esto desbloqueó la votación del candidato de Cs a presidir la Asamblea.

Al término de la votación, Monasterio no quiso desaprovechar la ocasión de vender el gesto que había tenido el PP con Vox asegurando que había firmado un documento en el que Ayuso se comprometía a que su partido entrase en el Gobierno de la Comunidad. Los conservadores, por su parte, salieron después a matizar el grado del anuncio de Monasterio. 

El PP cambia "consejerías" por "entes" en el documento de Vox

Fuentes del PP de Madrid consultadas por infoLibre aseguran que en ningún momento en el papel se habla de entrada en el gobierno, sino de "proporcionalidad en entes y presupuestos" en base al número de escaños obtenidos por Vox. Las mismas fuentes aseguran a este periódico que el PP cambió la palabra "consejerías" por "entes" en el documento. Una consejería es un "ente", evidentemente, pero también hay otros órganos de administración periférica que implicarían que Vox no tuviese por qué entrar necesariamente en el Gobierno, órganos, por ejemplo, vinculados con la Asamblea pero no con el Ejecutivo regional. Es una fórmula con la que los conservadores intentan curarse en salud y limar posibles asperezas con Cs. Pero, a día de hoy, no puede decirse que el PP esté cerrado en banda a que Vox tenga cuotas de poder en el Gobierno.

En el partido naranja no se niegan tampoco a que Vox tenga responsabilidades en segundos niveles de la administración.

PP ha firmado un par de documentos, uno con Cs y otro con Vox, el primer punto de ambos implica que apoyen a Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid. En el de Cs, aseguran a este periódico desde el equipo negociador, sí se recoge de forma expresa la entrada del partido de Rivera en el Ejecutivo regional.

El pacto que fue pero que Cs y Vox negaban

Pese a que en Génova no quieren tensar la relación con Vox, en círculos conservadores sorprendió la reacción de Monasterio, queriendo amarrar cargos desde el momento de la composición de la Cámara. Las exigencias empezaron en la tarde del lunes. Y a primera hora de este martes las tensiones PP-Cs-Vox continuaban hasta el punto que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, aseguraba en EsRadio a las 9.20 de la mañana que el pacto estaba cerrado para las presidencias de las Asambleas de Madrid y Murcia y desde Cs y Vox lo negaban de forma tajante.Madrid y Murcia

En el principal partido de la oposición aseguran que las negociaciones para la Asamblea de Madrid han sido duras pero que todo está transcurriendo según el calendario marcado. E insisten en que Cs tiene mucho que agradecerles en el voto de Vox a favor de su presidente de la Asamblea Asamblea.

El Ayuntamiento: meta intermedia

La solidez –o no– del bloque de la derecha en Madrid tiene este sábado otra prueba de fuego con la constitución del Ayuntamiento. Desde el pasado viernes, cuando PP y Cs salieron de una reunión con posiciones muy antagónicas –cada uno quiso imponer a su candidato–, poco se ha avanzado.

En sectores de la política madrileña lleva instalada semanas la posibilidad de lo que ha sido bautizada como 'operación Villacís'. Un intercambio de cromos PP-Cs según el que la Comunidad queda en manos de Ayuso y el consistorio en manos de Begoña Villacís, la candidata del partido naranja.

El propio Pablo Casado negó este martes de forma rotunda que tenga en mente que su candidato, José Luis Martínez-Almeida, vaya a ser sacrificado para que Cs arrebate la Alcaldía a Manuela Carmena. Dicen en el PP que ellos presentarán y votarán a Almeida y que si no es el más votado, Rivera tendrá que explicar por qué han participado en una operación para que la "extrema izquierda" siga al frente del Ayuntamiento.

Vox, cuentan las fuentes consultadas, se ha comprometido con el PP a apoyar al candidato que consensúen PP y Cs.

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El pasado 26 de mayo, los votos de los madrileños dejaron a Más Madrid en 19 concejales, en 15 al Partido Popular, en doce a Ciudadanos, en ocho al PSOE y en cuatro a Vox. Teniendo en cuenta que la mayoría absoluta del Pleno municipal está instalada en los 29 concejales, el PP necesitaría sumar sus votos a los de Cs y Vox. Sumarían 31. El escenario de que estos mismos votos sirvan para que Villacís sea investida alcaldesa no pasa por la cabeza de los conservadores.

Si en la votación ningún candidato obtiene mayoría absoluta, gobierna el representante de la lista más votada. "Esto implica que el Ayuntamiento quedará en manos de Almeida o de Carmena y que Villacís tendrá que responsabilizarse de las decisiones que tome", resume una diputada conservadora.

 

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