La cuenta atrás para la investidura

Podemos critica que el PSOE rechace su última propuesta sin plantear una contraoferta

Pablo Iglesias, durante la entrevista del martes en Antena 3.

Queda tan solo un mes para alcanzar un acuerdo que permita la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y, así, evitar la repetición electoral, pero ni hay negociación ni, por el momento, parece que la situación vaya a salir del marasmo en el que se encuentra sumida desde hace semanas. Este martes, Unidas Podemos tomó la iniciativa y, tras varias semanas de cruce de reproches entre la coalición morada y el PSOE, envió una detallada propuesta a los socialistas para retomar las negociaciones en el punto donde se rompieron justo antes de la investidura fallida de Sánchez. Pero eso implica que Unidas Podemos no renuncia a formar parte del Gobierno, un escenario que el PSOE ni se plantea y a causa del cual ha rechazado la nueva oferta de manera inmediata, sin abrir la puerta a la negociación.

La cuenta atrás que finalizaría con la convocatoria automática de elecciones y la disolución de las Cortes termina el 23 de septiembre. Y, por ahora, el reloj sigue contando sin visos de que la situación cambie pronto, habida cuenta de que las 119 páginas de las que consta la propuesta de Unidas Podemos –que incluye tanto cuestiones programáticas como de formato del Gobierno, las que realmente generan el desencuentro– fueron rechazadas por el PSOE unas horas después de recibirlas. A través de un comunicado de apenas cinco puntos, los socialistas declinaron la iniciativa argumentando que "con la investidura fallida se evidenció la inviabilidad de un gobierno de coalición" y señalando que este formato conlleva un riesgo inasumible de que existan "dos gobiernos dentro del mismo Consejo de Ministros".

El problema sigue siendo el mismo que hace uno, dos y tres meses: el reparto del poder ejecutivo. El propio PSOE explicó en su comunicado que "en materia de contenidos, si algo demuestra el documento es la cercanía existente en muchas políticas sociales que ambas formaciones" quieren "impulsar", e incluso señaló que "el documento cuenta con muchas de las medidas que ya formaron parte del discurso de investidura" de Pedro Sánchez. Pero, a juicio de los socialistas, el no de Unidas Podemos en esta investidura ha acrecentado "gravemente la desconfianza" entre los dos partidos, y a ello se suma otro argumento conocido para rechazar la coalición: el de las diferencias que mantienen Sánchez y Pablo Iglesias sobre cómo afrontar la crisis territorial en Cataluña, pese a que Unidas Podemos ya anunció públicamente que se sometería a la posición del PSOE sobre este asunto si entrase en el Gobierno.

Los socialistas, en definitiva, siguen considerando "inviable" un acuerdo entre ambos partidos para compartir el Consejo de Ministros, y rechazan debatir cualquier otra cosa que no sea el "programa abierto progresista" que Sánchez tiene previsto presentar a finales de este mes. Tanto es así que el PSOE ni siquiera ha querido lanzar una eventual contraoferta para responder al documento de Unidas Podemos, algo que ha sentado muy mal dentro de la formación morada, cuya prioridad era superar el cruce de reproches de las últimas semanas e intentar reiniciar la negociación a través de la presentación de una propuesta concreta sobre la que poder trabajar, según aseguran fuentes de su dirección.

"Si quieren elecciones, que lo digan abiertamente"

Es por ello que algunos dirigentes de Unidas Podemos califican la respuesta del PSOE de "descorazonadora", porque –según entiende la coalición morada– se limita a rechazar de plano la propuesta sin proponer una alternativa. "Esperábamos provocar una cierta reacción que permitiera poner la pelota en movimiento", lamentan algunas de estas fuentes. Y en la misma línea se expresó el propio Pablo Iglesias el martes por la noche en una entrevista en Antena 3, donde se mostró "sorprendido" por la negativa del PSOE y afirmó no entender por qué los socialistas rechazan ahora la coalición que sí aceptaban en junio.

"El proyecto político de una formación no puede caducar en 48 horas", criticó Iglesias, que planteó la necesidad de retomar ya las conversaciones para evitar negociar "en 48 horas algo que lleva mucho tiempo". El líder de Unidas Podemos, además recordó que él se había echado a un lado tras el veto de Sánchez a su persona y pidió a los socialistas que "si quieren elecciones, lo digan abiertamente". Aunque de esos comicios, alertó, solo pueden salir dos escenarios: o bien una mayoría "de Casado y Rivera con Vox", o bien una nueva mayoría de "las fuerzas progresistas" que, "escaño arriba o escaño abajo", se vean "en la misma situación que ahora".

Y es que incluso quienes no consideran que la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno sea prioritaria, como el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, criticaron públicamente la respuesta. "Al PSOE le gustará más o menos la propuesta de Unidas Podemos. Es comprensible, y por eso es una propuesta. Pero lo que realmente es 'inviable' es que el PSOE gobierne sin apoyos o por arte de magia", denunció.

 

Pero Sánchez no quiere bailar al ritmo que le marca Unidas Podemos e insiste en ser él quien establezca los tiempos de una negociación que, como tarde, debe terminar el 23 de septiembre, fecha tope para la investidura. La contestación al documento morado lo deja claro: el PSOE solo se sentará a negociar en base al programa que está elaborando en el ciclo de reuniones con colectivos de la sociedad civil que Sánchez está manteniendo en el último mes, y solo lo hará cuando termine estas reuniones, "a lo largo del mes de agosto". Los socialistas insisten en que la pelota no está en su tejado: según el PSOE, es el "deber" de "todos los partidos, también de Unidas Podemos, explorar otras fórmulas de gobernabilidad" que no sean la coalición, que ya "se ha evidenciado" imposible.

Una "llamada a la concreción" que cede Trabajo

En cualquier caso, más allá de la discrepancia de raíz sobre cual debe ser el modelo de Gobierno, el documento que presentó este martes Unidas Podemos recoge algunas cesiones por parte de la coalición morada. La exigencia de liderar el Ministerio de Trabajo, que en la negociación de julio suponía una línea roja para Unidas Podemos, ahora es tan solo una opción: en dos de los cuatro escenarios que plantea la alianza para su entrada en el Gobierno, ese departamento quedaría en manos del PSOE. Además, Unidas Podemos pide derogar la reforma laboral de 2012, no así la de 2010, puesta en marcha por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que el PSOE ve con mejores ojos.

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A cambio, la coalición morada plantea en su documento una serie de exigencias sobre las competencias que debe tener cada uno de los ministerios que podrían, según los cuatro escenarios planteados, quedar en manos de Unidas Podemos. Una "llamada a la concreción" que, entienden las fuentes consultadas, puede ayudar a disipar la desconfianza que existe ahora mismo entre ambos partidos. Precisamente esa fue una de las trabas de la negociación de junio, cuando la formación liderada por Pablo Iglesias rechazó una vicepresidencia y los ministerios de Sanidad, Igualdad y Vivienda argumentando que los departamentos estaban totalmente vaciados de poder real, algo que sentó muy mal al PSOE, que declaró entonces que "no hay carteras de primera ni de segunda".

En todos los casos, Iglesias pide controlar a través de la vicepresidencia del Gobierno las competencias de igualdad, así como las de memoria histórica y lucha contra la pobreza infantil. Asimismo, Unidas Podemos plantea que quede reflejado en el acuerdo "de manera explícita" que dicho departamento –que lideraría Irene Montero, tras el veto de Sánchez a Iglesias– tendría bajo su mando las competencias sobre la educación de 0 a 3 años, así como los permisos de maternidad y paternidad, los planes de ayuda a mujeres víctima de violencia machista, las ayudas para personas con bajos ingresos o la creación de una garantía mínima de suministros básicos.

Además, de situarse al frente del Ministerio de Trabajo, Unidas Podemos pide que se le aseguren las competencias sobre "derechos laborales de los empleados públicos", asi como las que sirvan para poner un marcha un plan de "reestructuración de deudas para autónomos" o las de "articulación de vías seguras y legales de entrada en España" para inmigrantes. En el caso de hacerse cargo del departamento de Transición Ecológica, ese ministerio debería encargarse de asuntos como la "rehabilitación de viviendas", una de las medidas estrella de Unidas Podemos. Si fuera Sanidad el ministerio que controlase la coalición morada, éste departamento debería tener las competencias para regular el juego y las casas de apuestas. Y si se cediera Vivienda a la formación, esa cesión habría de incluir la capacidad de poner en marcha un plan de limitación de precios del alquiler y de imponer sanciones a los grandes tenedores de vivienda vacía, así como las competencias sobre vivienda pública, entre otras.

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