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Coronavirus

Mascarillas, ¿sí o no? Los expertos y Europa piden utilizarlas pero el Gobierno aún no aclara cómo

Detalle de un tendedero con varias mascarillas caseras secándose al sol en una terraza de Montbui (Barcelona), este miércoles.

Muy lejos ha quedado el ver imágenes de cómo China combatía al covid-19 y sentir esas fotografías como lejanas. El coronavirus se instaló en España el pasado mes de marzo, y con él lo hicieron las recomendaciones para evitar el contagio que los ciudadanos ya han convertido en su día a día. Lavarse las manos, no tocarse la cara, emplear guantes para ir a hacer la compra… Pero, ¿y qué pasa con el uso de mascarilla? En eso España también se ha ido aproximando a China, aunque poco a poco: es difícil ver a alguien por la calle sin ese elemento cubriendo su boca y su nariz. Sin embargo, y en eso todavía no nos hemos equiparado al país asiático, no es obligatorio hacerlo. De momento, ni siquiera recomendable de forma oficial, aunque Sanidad ya ha indicado que ve "probable" promover su uso. La Generalitat ya lo ha hecho. Y si salimos fuera de nuestras fronteras, hay diversidad de normativas: en Israel, República Checa y Eslovaquia es obligatorio; en Austria y Eslovenia, sin embargo, solo en situaciones determinadas. No hay una postura común. Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre parecen tener claro cuál es la respuesta al debate: es recomendable el uso de mascarillas. Pero eso sí, no todos se ponen de acuerdo en las condiciones en las que hay que hacerlo. 

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, parece estar madurando la recomendación oficial que de momento no ha llegado. Este miércoles, durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, habilitada como comisión de seguimiento de la crisis del covid-19, aseguró que el Ejecutivo vinculó su decisión al consejo de organismos internacionales como, por ejemplo, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). Apenas unos minutos más tarde de que Illa pronunciara esas palabras, esta institución emitió un informe en el que aseguraba que las mascarillas "deben ser contempladas como una medida complementaria", también para las personas "asintomáticas o presintomáticas", es decir, aquellas que están contagiadas pero cuyo cuerpo todavía no ha manifestado ningún signo de albergar el virus.

"El uso de máscaras faciales en público puede servir como un medio de control de la fuente para reducir la propagación de la infección en la comunidad al minimizar la excreción de gotitas respiratorias de individuos infectados que aún no han desarrollado síntomas o que permanecen asintomáticos", desarrolla el organismo, que por ello concluye que "se podría considerar el uso de máscaras faciales en la comunidad". Pero esto no es más que otra recomendación a los países, que serán los que deban pronunciar la última palabra al respecto. 

Aun así, no todas las instituciones internacionales apuntan en la misma dirección que el ECDC. La Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo, se ha mantenido firme durante todas estas semanas en su posición de defender el uso de mascarillas solo en las personas infectadas por el virus y en aquellas que tengan que exponerse a su campo de contagio. Insistió en ello el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, este lunes. Según expuso en rueda de prensa, las mascarillas no son la solución. "Por sí solas no pueden detener la pandemia. Los países deben continuar encontrando casos, testando, aislando y tratando cada caso y rastreando cada contacto", aseguró. Pero además, afirmó que estas deben reservarse para el personal sanitario, ya que las unidades no abundan. "Sabemos que pueden ayudar a proteger a los sanitarios, pero son escasas a nivel mundial. Nos preocupa que el uso masivo de mascarillas por parte de la población general pueda agravar la escasez para las personas que más las necesitan. En algunos lugares, esta escasez está poniendo a los sanitarios en un verdadero peligro", añadió. "Si se usan mascarillas deben ser usadas de manera segura y apropiada. Lo que está claro es que hay una investigación limitada en esta área. Alentamos a los países que están considerando el uso de mascarillas para la población en general a que estudien su eficacia para que todos podamos aprender", concluyó.

Apenas 24 horas más tarde de esa comparecencia, el organismo emitió un informe en el que advirtió de que las mascarillas realizadas con algodón pueden ser una fuente potencial de infección porque no son resistentes a los fluidos y, por tanto, pueden retener la humedad y contaminarse. Los expertos consultados por infoLibre coinciden en que el uso de esta protección es absolutamente recomendable. Pero no todos responden del mismo modo al resto de preguntas. 

Portadores y receptores: el problema de los asintomáticos y la falta de test

La realización masiva de test, a juicio de los expertos, es la gran fórmula para minimizar la expansión del virus. Y para que la salida necesariamente progresiva del confinamiento no provoque tener que dar marcha atrás ni origine nuevos brotes de la enfermedad. Pero es complicado que las llamadas pruebas rápidas lleguen a toda la población. Eso y el hecho de que muchas personas sean asintomáticas hacen que averiguar cuántas personas hay contagiadas en España sea un objetivo casi imposible de cumplir. Lo único que se pueden hacer son estimaciones. Y una realizada por el Imperial College de Londres, un prestigioso centro colaborador de la OMS, asegura que ya hay siete millones de personas contagiadas por coronavirus en nuestro país. Habría, por tanto, siete millones de personas que podrían transmitir el virus. Pero como no se sabe con seguridad si este número es real y quiénes serían esos siete millones de personas, la precaución de evitar un contagio la deberían tener todos los ciudadanos. Así al menos lo consideran los expertos. 

"Yo creo que las mascarillas son importantes en ambos sentidos, tanto si eres portador de la infección como si eres posible receptor", asegura Jordi Vila, presidente Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). "Los resultados de las investigaciones que han hecho los médicos chinos que han trabajado durante la epidemia en su país dan como resultado que la mascarilla es imprescindible para detener la transmisión del virus", añade Cristina Pérez Andrés, médica, especialista en Medicina familiar y comunitaria, máster en salud pública y Médica Inspectora de Servicios Sanitarios. "Mi consejo es que la gente debería usarlas de forma generalizada", coincide Eduardo Martínez, catedrático de Microbiología de la Universidad de Málaga (UMA), que considera que cuando acabe el confinamiento también habrá que hacerlo. "A no ser", apunta, "que las pruebas masivas lleguen y se sepa quién está contagiado y quién no y sea posible que la gente sin síntomas pueda estar confinada". "Mientras tanto, no tenemos la seguridad de que no nos vamos a cruzar con alguien contagiado", dice. 

Con él coincide Pérez Andrés, que considera que uno de los grandes problemas a la hora de combatir la enfermedad es que "nadie sabe si está o no contagiado". "El principio de precaución tiene que dar por hecho y partir de la base de que todos podemos estarlo", señala. Por eso ella es partidaria de usarlas siempre. Sin excepción. Es decir, aunque se salga a la calle para ir a realizar una acción cotidiana en la que se esté completamente seguro de que no se entrará en contacto con nadie. Y en eso sus compañeros no están tan de acuerdo, puesto que apuestan por emplear este método de protección cuando se entre en contacto con más personas como, por ejemplo, cuando se acuda a un supermercado. 

Por su parte, Vila recuerda —en la misma línea que la OMS— que un mal uso de la mascarilla, sin embargo, puede ser contraproducente. "Sabemos que el virus puede durar hasta días en algunas superficies. Eso hace que si tocas una y luego te quitas la mascarilla tocando levemente alguna vía de contagio te pongas a ti mismo en peligro", dice. Por eso apunta que "la mascarilla es importante, pero los guantes y saber usarla también". Es lo conocido como 'falsa seguridad' que otorga este elemento y que produce que la persona no sea tan cuidadosa. 

Ante el desabastecimiento, ¿mascarillas caseras?

Este domingo, cuando Illa apuntó a que el Gobierno estaba barajando la posibilidad  de recomendar el uso generalizado de mascarillas, el ministro apunto también a que el Ejecutivo no iba a exigir "nada que no se pueda cumplir". Se refería, de este modo, a que es complicado que la población generalice el uso de esta herramienta, ya agotada en las farmacias desde hace semanas. O incluso meses. Solo durante enero, la demanda de mascarillas se incrementóun 10.000% respecto al mismo mes de 2019, según los datos de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar), que representa a las principales compañías distribuidoras. Por ese motivo, en los últimos días han surgido algunas iniciativas que ofrecen instrucciones para la fabricación casera de esta protección. Pero, ¿es recomendable? En este punto es en el que los expertos muestran más discrepancias. 

La propia OMS, en el informe emitido este martes, se mostró dudosa de la eficacia de las mascarillas caseras fabricadas con algodón. Por un lado porque pueden ser una fuente potencial de infección ya que no son resistentes a los fluidos y, por tanto, pueden retener la humedad y contaminarse. Por otro, porque pueden crear un "falso sentido de seguridad" y evitar la práctica de las medidas que han demostrado ser más efectivas, como el lavado de manos y el distanciamiento físico.

Martínez, al igual que este organismo, rechaza que las mascarillas sean fabricadas en casa. Según explica, no son seguras. "No es bueno crear mascarillas caseras y que la gente se sienta segura, porque no lo son", explica. Y es que no consiguen que las gotículas que transportan el virus queden atrapadas en los filtros de las mascarillas FFP2 o FFP3 ni tienen la misma barrera que puede tener una quirúrgica que, no obstante, no es aconsejable, dice, ni para el personal sanitario ni para los trabajadores que tienen que continuar con su actividad durante el periodo que dure el confinamiento. Y también asegura que es cierto que pueden dar una sensación de falsa seguridad. Y si existe el peligro de que eso ocurra y provoque que la persona se exponga más o tome menos precauciones, es mejor no arriesgarse, sostiene. 

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Pérez Andrés, sin embargo, tiene una opinión radicalmente diferente. La experta parte de la base de que no hay mascarillas para todos. Y que en el caso de que el abastecimiento mejore, los primeros beneficiados deben ser los profesionales sanitarios. Por eso es bueno que no se agoten. Pero como aboga por su uso generalizado, apuesta por la fabricación casera. "Tenemos que hacernos nuestras propias mascarillas, tenemos que aprender. Hay millones de personas que no tienen el virus y tenemos que impedir el contagio porque hay que proteger al sistema sanitario", dice. "Cualquier barrera delante del aparato respiratorio sirve para no emitir virus y para que no entren en nuestro aparato respiratorio. Sirve cualquier cosa que se utilice. La única manera de parar esto son las mascarillas", sostiene. 

Por su parte, Vila se sitúa a medio camino entre una y otra opinión. Tal y como explica, "el algodón no es un buen material para una mascarilla porque el virus se puede adherir" a él, pero es mejor utilizar eso que no ir a un supermercado, por ejemplo, a boca y nariz descubiertas. "Es mejor llevar alguna mascarilla hecha de lo que sea que no llevar nada, porque de esa manera expones la boca y la nariz totalmente al aire que pueda vehicular el virus. Cualquier protección en principio es necesaria y buena", señala. 

Por el momento no hay una directriz clara. Lo único seguro es que, en caso de que el Gobierno recomiende de forma oficial utilizarlas, no todo el mundo podrá tener una homologada. Así que la solución al desabastecimiento la tendrá que dar el propio Ministerio de Sanidad que, por ahora, ha sostenido que no exigirá "nada que no se pueda cumplir". 

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