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Coronavirus

Por qué España no fabrica test rápidos y los tiene que importar: la asignatura pendiente contra el coronavirus

Este lunes aterrizó en la base de Torrejón un avión del Ejército del Aire con más de 14 toneladas de material sanitario, incluidos un millón de test rápidos.

El cargamento llegó este lunes, sobre las 16.30 horas de la tarde. Después de casi tres días de viaje y 33 horas de vuelo, un avión de transporte militar A400M aterrizaba en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid. A bordo de la nave viajaban 14 toneladas de material sanitario procedente de la ciudad china de Shanghái. Y entre todo ese material había un millón de test rápidos comprados con el objetivo de detectar la presencia de coronavirus en la mayor cantidad de población posible. No era la primera vez que el Gobierno compraba este tipo de pruebas. La semana pasada el Ejecutivo de Pedro Sánchez tuvo que admitir que una buena parte de la partida de test rápidos que también había llegado desde China no funcionaba como debía. Habían sido comprados a la empresa Shenzhen Bioeasy Biotechnology, pero hubo que devolver 9.000 unidades porque no tenían la sensibilidad esperada. En lugar de un 80%, esta era del 30%. Con la lección aprendida, el Ministerio de Sanidad asegura ahora que validará el nuevo material antes de distribuirlo, pero aclara que la sensibilidad nunca será muy elevada, aunque podrán usarse. "Es cierto que los test rápidos no son perfectos, pero sí son lo suficiente buenos para utilizarlos", dijo este mismo jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Pero, ¿por qué hay que comprarlos? ¿No se podrían fabricar en España?

La Organización Mundial de Salud (OMS), a través de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue clara en la recomendación que hacía al planeta: "Test, test, test". Es la única manera que tiene un país de asegurarse que está consiguiendo vencer al virus. La experiencia de China y Corea del Sur así lo indican. Por eso el Gobierno intentó hacer acopio de la mayor cantidad de test rápidos posible. Y, aunque todavía no se estén usando, al menos no de forma extendida, el objetivo es que sí se haga en los próximos días. Pero para poder cumplir con ese objetivo primero hay que obtener ese material porque, según informa el Ministerio de Sanidad a infoLibre, "en el momento actual ninguna empresa española dispone de un test rápido". "Estamos colaborando con varias empresas para acelerar el desarrollo de los productos y validarlos", añaden las fuentes de la institución dirigida por el ministro Salvador Illa. Si hasta ahora no se ha hecho, argumentan, es porque "los procesos de desarrollo y fabricación de los kits de PCR —otra prueba diagnóstica que significa reacción en cadena de la polimerasa, por sus siglas en inglés— no son iguales a los de las técnicas de detección de antígenos o anticuerpos (test rápidos) y esto hace que sean empresas diferentes las que lo están desarrollando". "Se están dedicando recursos humanos y materiales públicos a acelerar el desarrollo de estos productos para agilizar su comercialización", remata el Ministerio.

Es decir, hasta ahora España tan solo ha fabricado test PCR. Y dos de las empresas que, tal y como confirmó Sanidad a este diario, elaboran esas pruebas y las distribuyen en nuestro país son Genomica, perteneciente a PharmaMar, y CerTest Biotec.  La primera, según confirman sus fuentes, no tiene pensado por el momento dar el salto a la fabricación del otro sistema diagnóstico, pero sí la segunda. "Nuestra empresa no produce actualmente test rápidos para coronavirus, si bien tenemos mucho interés en poder ofrecer uno en cuanto sea posible", aseguran desde la compañía. Pero es un proceso "complejo" y que "conlleva tiempo". Y esa es, precisamente, la razón a la que apuntan todas las fuentes consultadas como explicación a que el Gobierno se vea obligado a comprar estas pruebas fuera de nuestras fronteras: es un asunto, dicen, de complejidad científica y de falta de conocimiento de un virus que apenas lleva en nuestras vidas tres meses. 

La experiencia china: más tiempo conviviendo con el virus, más conocimiento

China fue el epicentro del coronavirus. El primer caso fue detectado en la ciudad de Wuhan en el mes de diciembre, aunque fue en enero cuando la epidemia alcanzó sus cotas más altas y cuando el país decidió confinarse. Ahora, tras semanas y semanas de cuarentena generalizada, el país ya comienza a recuperar su vida normal. Aunque poco a poco, puesto que el SARS-CoV-2 no ha desaparecido del todo del país. Su Ministerio de Sanidad confirmó este viernes que se habían detectado 31 nuevos casos de Covid-19, pero solo dos habían sido contagios locales. Esas nuevas cifras elevaron el número de casos confirmados en China a 81.620, muchos menos que los 117.710 que registró este viernes España, que también ha superado al país asiático en número de fallecidos: 10.935 frente a 3.322.

¿Por qué hay tanta diferencia? ¿Hay algo que haya hecho China que no esté copiando España? Sí, la realización masiva de test que permitió detectar a los positivos para aislarlos de la población sana de China. Es la misma técnica que ha empleado Corea del Sur. El país ha realizado ya más de 260.000 pruebas rápidas de diagnóstico y, aunque al principio parecía que eso conseguía sacar a la luz más y más positivos, el efecto en su curva epidemiológica ha sido evidente: ha frenado la expansión del coronavirus mucho antes que países como Italia o como España. De ahí que la receta de la OMS sea la de hacer "test, test, test". 

Precisamente ha sido la experiencia de China, que lleva mucho más tiempo conviviendo con el coronavirus, lo que ha permitido al país fabricar, utilizar y ahora exportar millones y millones de test rápidos. España, tal y como explican las fuentes consultadas, conoce al SARS-CoV-2 desde hace mucho menos tiempo. Y eso ha impedido que su ciencia haya sido capaz de fabricar esas pruebas en apenas semanas. "China nos lleva dos o tres meses de ventaja. Fueron ellos los que determinaron la secuencia genética del virus y los primeros que tuvieron enfermos y pacientes. Cuando pase ese tiempo, podrá haber empresas españolas" que dispongan de test rápidos, explican fuentes de Genomica. "Hacer un kit de detección rápida conlleva meses de trabajo. Todos estamos acelerando, pero lleva su tiempo", añaden. Por tanto, tal y como explican, "es una cuestión de especialización. No hay tantas empresas en España que estén especializadas en identificación de anticuerpos", que es lo que trabajan los test rápidos. CerTest Biotec, como explican sus fuentes, sí ha fabricado este tipo de pruebas para otras enfermedades como gripes, la salmonella o la legionella. 

De las PCR a los test rápidos: ¿qué los diferencia?

La explicación de que la ciencia española tenga que especializarse en este nuevo tipo de diagnóstico es que, tal y como confirma Sanidad, son pruebas totalmente diferentes. Lo explica Fernando de la Calle, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). "La PCR es una técnica que lo que hace es buscar material genético del virus y amplificarlo, de tal manera que se consiga mucha cantidad de esa muestra", explica. Es un proceso "complejo" y, por ello, los resultados no se obtienen antes de tres o cuatro horas. "Eso no es mucho cuando se hace a dos o tres personas, pero cuando realizas 400 ó 500 en un hospital, no hay ni espacio ni tiempo", afirma. Por eso frente a este método está el de los test rápidos.

"Estas pruebas detectan anticuerpos, es decir, la reacción que hace el cuerpo frente al virus", continúa. Pero eso tiene un inconveniente. "Si el paciente no tiene una reacción potente frente a él o se le realiza la prueba en los primeros días, cuando todavía el cuerpo no ha reaccionado lo suficiente, el coronavirus no puede ser detectado", explica. Así lo aseguró también el propio Illa este jueves. Durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, el ministro de Sanidad afirmó que los "test de diagnóstico rápido tienen una sensibilidad del 80% a partir de siete días de infección". "En quienes acaban de desarrollar la enfermedad", dijo, esta se reduce al 64%.

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Según explica De la Calle, la diferencia en la obtención del resultado es evidente. Tal y como asegura, los test rápidos funcionan de un modo similar al de un test de embarazo, es decir, coloreando áreas en función de si el diagnóstico es positivo o negativo. Es lo que se conoce como inmunocromatografía. "El resultado tarda minutos en obtenerse, es casi inmediato", recalca. 

"La gente no puede pensar que los test rápidos son la panacea. Igual sí o igual no", dice De la Calle, que insiste en que la sensibilidad de estos diagnósticos es menor que la de las PCR, aunque admite que pueden ser un buen complemento para comprobar cuál es el alcance real del coronavirus en nuestro país. "Con los test rápidos no estamos añadiendo nada que nos aporte mejoría porque la PCR es la mejor prueba para el diagnóstico. Es la que con mayor precisión nos va a confirmar si se trata de un caso positivo o no, pero lo que sí es cierto es que las pruebas rápidas aportan una manera más fácil y rápida de detectar casos positivos en la población. Vienen bien para aplicarlas en las circunstancias en las que nos encontramos a modo de técnica de cribado rápido, porque las PCR no pueden hacerse a miles y miles de personas", sentencia. 

Sólo queda esa opción. Hacer "test, test, test". Y España puede o fabricarlos u obtenerlos fuera. Pero según la OMS, es el único modo de conseguir vencer al Covid-19 con seguridad. 

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