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Entrevista a la ministra de Exteriores: "La deuda pública será un problema fundamental y un riesgo que lastre la salida de la crisis durante mucho tiempo". "El coronavirus nos ha afectado más que en Asia por un menor grado de temor a la pandemia".
infoLibre analiza la política informativa de las 16 comunidades autónomas y las tres diputaciones forales vascas en relación con los fallecimientos en residencias de mayores. Asturias, Cantabria y Gipuzkoa son las más transparentes.
De las cinco principales compañías, todas con más de 45 geriátricos, dos tienen como principal accionista a fondos de Jersey (Vitalia Home y Colisée), una a un fondo inglés (DomusVi) y otra a un fondo de pensiones de Canadá (Orpea).
Hay al menos ocho iniciativas de supuesta "ayuda" a los afectados cuyos promotores han tenido o tienen vínculos con la derecha radical.
Entrevista al ministro del Interior: "Los Presupuestos tienen que formar parte de los pactos para la reconstrucción en los que estemos todos, también el PP". “Podemos ser optimistas, el desescalamiento llegará antes de lo que imaginamos, pero no nos podemos permitir ni un pasito atrás”.
En este momento en el que se avecinan las horas más oscuras, nuestra mejor contribución es tan solo una actitud como inmejorable método de supervivencia.
Sean bienvenidos estos brotes de consenso por muy condicionados u obligados que resulten o por mucha carga de postureo que contengan. Menos aporta una cacerola.
The New York Times relata la historia de una india a punto de dar a luz que falleció al ser rechazada en ocho hospitales distintos de Nueva Delhi.
Porque hay libertad. Porque no hay elecciones a la vista como para teatralizarlo todo. Porque hace daño. Porque consume la energía necesaria para lo importante.
El prestigioso periodista analiza para infoLibre las principales cuestiones que se debaten en la realidad política actual.
Si el PP está sinceramente dispuesto a buscar un consenso con el Gobierno, debería empezar por dejar de intentar servirse de los fallecidos como estrategia de oposición política.
¿Cuándo perdemos ese otro equilibrio entre la despreocupación y el principio de realidad, esa mezcla necesaria para sobrevivir en la jungla disfrutando de la aventura?
Más de 7.600 ancianos fallecieron completamente solos en residencias de la Comunidad de Madrid durante la crisis sanitaria, en la frialdad de una habitación aislada y sin el calor y el aliento de sus seres queridos. Recogemos aquí el testimonio de cuatro familias que perdieron a sus seres queridos en la zona cero de la pandemia.
Durante el confinamiento, todos nos preguntamos qué puedo hacer y qué no desde el punto de vista legal.
La catástrofe no se combate con la negación del mal, pero tampoco con la renuncia a una intervención del ser humano para poner la casa en orden.
Esas batallas que tienen como munición las efigies, los nombres de las calles y los parques o los retratos no son nuevas en absoluto, como vemos. Lo que sí es nuevo es la velocidad con la que se contagia el fenómeno.
Lo que tenemos en torno a aquella fecha es la manipulación del debate e insistentes sombras sobre las cifras, las informaciones y la no concreción sobre la permisión y aliento de la manifestación del 8 de marzo.
Si algo nos ha enseñado el planeta, nuestro hogar, durante estos meses es que sin nosotros es capaz de recuperar el espacio robado, regenerar sus aguas y cielos de una forma rapidísima y ofrecernos una imagen olvidada de lugares invadidos por el hombre.
Es difícil ser la heredera de Esperanza Aguirre pero sin ser Esperanza Aguirre. Quien imita lo bueno lo trata de igualar, quien imita lo malo siempre es para empeorarlo.
No gastemos los adjetivos que vamos a necesitar en breve. Decir que la democracia está en peligro en EEUU no es una exageración.
El coronavirus no solo está dejando en el mundo un reguero de muertos, también obligará a replantear la aproximación que teníamos a la teoría y la práctica de los derechos fundamentales, tal como fueron formulados hace más de 70 años.
La “izquierda”, en su más amplio sentido, tiene necesidad de agruparse; adquiere su sentido al reflejar el sentir de la gran masa de la ciudadanía esquilmada.
La patria del bien común es la que nos encontramos todos los días a las ocho de la tarde. La patria de la solidaridad, de la urgente y apasionada defensa de lo público como patrimonio colectivo.
La gravedad de la situación exige un gran pacto social. Un pacto que requiere de sentido de Estado, altura de miras y responsabilidad para alcanzar un amplio consenso social en el que las partes estén dispuestas a negociar.
Nosotros, el pueblo llano confinado, confiamos porque tenemos que confiar. Nosotros, hombres y mujeres del común, no somos expertos en virus, en epidemias, en pandemias. Tenemos que confiar en la ciencia, en los expertos.
Para salir de esta crisis, sin lesionar gravemente la prosperidad económica y la cohesión social de Europa, no podemos repetir los errores de las recetas de austeridad que nos aplicamos en la crisis de 2008.
Parece difícil explicar que una población que sufre una de las más brutales expresiones de pobreza, que diariamente ve vulnerados sus derechos a la vivienda, a la salud, a la seguridad o al empleo, quede excluida de los mecanismos que, en teoría, se ponen en marcha para ayudarles.
Los mayores depredadores sobre la tierra, los seres más capaces de nobleza, los responsables de las mayores vilezas y de supremas entregas seremos idénticos a nosotros mismos.
La lógica arrogante y arrolladora del capitalismo neoliberal se resiste a la prudencia y la humildad. Porque la factura en vidas humanas se contrapone, dígase o no, con la caída del PIB y la producción.
No cesa el debate sobre la licitud constitucional del confinamiento domiciliario decretado en el marco del estado de alarma declarado a raíz de la crisis sanitaria provocada por el covid-19.
No es tarde aún para que todas las residencias reciban el buen material que ya hay, para extremar las medidas de separación y para no perder toda una generación escudados en el procedimiento.
En la gestión comunicacional de una crisis bajo ningún concepto se puede desorientar al público objetivo, a la audiencia, a los ciudadanos, que necesitan más que nuca creer en el liderazgo de sus dirigentes.
La cultura y la instrucción pública son el inmejorable antídoto frente a la falta de decencia y de buen gusto, contra la mediocridad y otras malsanas pasiones humanas.
La irrupción de una pandemia con tintes distópicos nos pone delante la opción de elegir “cómo hacer”. Intentemos hacerlo bien.
www.infolibre.es ISSN 2445-1592