Crisis del coronavirus

¿Volver a la casilla de salida? España se enfrentará con "certeza" a nuevos brotes locales como en China o Corea

Dos mujeres conversan en un banco de L'Hospitalet (Barcelona).

Los tan temidos y advertidos nuevos brotes de contagio de coronavirus ya han comenzado a aparecer. Países como China, Japón, Corea del Sur, Alemania o Francia se han visto obligados ya a informar de que algunas zonas se han convertido en nuevos focos de transmisión del SARS-CoV-2. Pero la clave es, precisamente, que haya sido en "algunas zonas". No ha habido una transmisión descontrolada. Al menos, no por ahora. ¿Es un aviso para España? ¿Podría ocurrir algo similar en nuestro país? Rafael Bengoa,exdirector de Sistemas de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que sí. "No es una posibilidad, es una certeza", dice desde el otro lado del teléfono. ¿Significa eso que volvamos a la casilla de salida? Pues eso dependerá, consideran él y otros expertos en salud pública consultados por infoLibre, de la capacidad que tenga el sistema sanitario, sobre todo la atención primaria dependiente de las comunidades autónomas, de identificarlos, controlarlos y pararlos. "Brotes locales va a haber, pero mientras sean locales y los controlemos, eso nos dará confianza en lugar de quitárnosla", añade Bengoa. 

La de una nueva oleada era una posibilidad que estaba sobre la mesa. De hecho, la OMS ya instó la semana pasada a todos los países a "estar preparados" para eventuales rebrotes de covid-19. Así lo expresó en una entrevista a la cadena de televisión CNN la epidemióloga de la institución Maria Van Kerkhove, que afirmó también que, aunque eso ocurra, "lo realmente importante" es que estos países tengan "sistemas para identificar rápidamente el virus y comenzar el rastreo de contactos". El mantra que han ido repitiendo expertos una y otra vez: lo importante no son los test masivos, sino el rastreo de las personas que han estado cerca de un positivo en algún test. "Esta es una lección para todos los países. Al virus le gusta encontrar oportunidades para resurgir, para aumentar nuevamente. Y todos necesitamos estar preparados para eso", añadió. 

Por su parte, la directora del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), Andrea Ammon, ya dio por hecho que esos nuevos brotes de transmisión ocurrirán. "La pregunta es cuándo y cómo de fuerte será", dijo en una entrevista concedida al periódico The Guardian. "No quiero dibujar una imagen del fin del mundo, pero creo que tenemos que ser realistas. Ahora no es el momento de relajarse por completo. La gente piensa que se acabó. Pero no es así, definitivamente no lo es", lamentó.

El ejemplo está en Alemania, que ha registrado nuevos brotes en cinco municipios concretos en pleno periodo de desescalada. Sin embargo, no han saltado las alarmas porque, según aseguran las autoridades, son focos controlados. De hecho, Hanno Kautz, portavoz del Ministerio de Sanidad, no tardó en tranquilizar a la población asegurando que "no se puede concluir" que el país se encuentre de nuevo "ante una situación descontrolada". Pero no es solo ese país. En la ciudad china de Wuhan, donde empezó la pandemia, se ha registrado un nuevo brote tras 35 días sin detectar ningún nuevo contagio. Allí fueron rápidos y tajantes en la respuesta: nada más lozalizarlo, comenzaron a realizar pruebas a sus 11 millones de habitantes. Casi al mismo tiempo, las autoridades del país confinaron a otra ciudad entera: Shulan. Otro rebrote les alertó. Sus 700.000 habitantes llevan desde el pasado lunes en cuarentena obligatoria. 

Pero ha ocurrido en más países. El pasado 6 de mayo, un hombre de 29 años dio positivo en la ciudad coreana de Seúl. ¿El problema? Había visitado una zona de bares. Las autoridades, rápidamente, detectaron los contactos y realizaron pruebas a 35.000 personas. Al menos 20 están relacionadas con ese joven. En Japón, la isla de Hokkaido empezó a finales de abril a sufrir una segunda oleada de contagios que, según los expertos, estaba provocada por un levantamiento demasiado rápido del estado de emergencia. Fue el primer territorio de todo el país en declararlo. 

En España podría ocurrir algo similar. Más si tenemos en cuenta, explica el catedrático en Salud Pública Joan Villalbí, los resultados de la encuesta de seroprevalencia realizada por el Ministerio de Sanidad, que analizó los anticuerpos generados por una muestra representativa de los españoles. Según los resultados provisionales, tan solo el 5% de españoles ha contraído el covid-19. ¿Qué quiere decir eso? "Que hay un 95% de personas que siguen siendo susceptibles a un contagio", explica. Y mientras haya gente susceptible, habrá riesgo de que haya transmisión del virus. Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), coincide en el diagnóstico. "Hay una proporción de población susceptible alta, así que riesgo habrá hasta que tengamos soluciones a la enfermedad o haya pasado muchísimo tiempo", explica. 

Brotes locales y concentrados: ¿podrían descontrolarse?

Pero, ¿cómo serían esos nuevos brotes? Pues similares a los que ya han surgido en otros países, según consideran todos los expertos. Serán locales y concentrados. Básicamente porque, tal y como recuerda Villalbí, el contagio se produce a través de un contacto cercano. Algo que, según añade Javier del Águila, médico residente de Salud Pública, hace "más difícil de lo que parece" la transmisión. El virus "no flota en el aire", dice. "Depende de un contacto muy cercano, por lo que va a tender a provocar casos entre familiares, íntimos amigos o lugares cerrados donde haya mucha gente, como una residencia", explica. 

Por eso el confinamiento ha sido tan efectivo. "El aislamiento ha sido tremendamente eficaz, ha cortado la transmisión de la enfermedad de una manera bastante exitosa, pero lo ha hecho porque todo el mundo estaba en su casa. Ha sido como si al fuego le hubiéramos quitado el 99% de oxígeno. Lógicamente, se ha apagado. Sin embargo, lo más seguro es que cuando vayamos saliendo todos a la calle se vayan avivando nuevas llamas, que serán esos pequeños brotes que están viviendo estos países", dice Del Águila. Para él, igual que para Bengoa, eso es "una certeza". 

El objetivo es que esas "llamas" nunca se expandan. De hacerlo, podríamos volver a la casilla de salida. ¿Y de qué depende que lo hagan? Pues de la capacidad para detectar el foco de transmisión, identificar a sus contactos, hacerles una prueba y poder aislarles. Lo que han hecho en China y Corea del Sur. Pero para ello es necesario que el sistema sanitario, sobre todo la atención primaria, esté preparada. "Hay que hacer test donde pueda haber riesgo. Ante cualquier mínimo síntoma, un test; ante cualquier sospecha, un test. ¿Da positivo? Seguimiento de contactos inmediato. Eso es lo que ahora tenemos que tener engrasado", explica Hernández. Esa capacidad es, de hecho, una de las que valora el Ministerio de Sanidad a la hora de aprobar o no el cambio de fase de las distintas comunidades autónomas que lo solicitan.

Pero puede que la capacidad falle. Ahí está el peligro, dice Bengoa. "Si se te va de las manos el brote local, se convertiría en una epidemia más amplia de transmisión comunitaria. En ese momento ya tendrías que volver a pensar en un confinamiento", asegura. Pero no sería volver a la casilla de salida. La situación no tendría porqué ser la misma que a mediados de marzo. "El confinamiento podría ser de un pueblo o de una ciudad. Ahora, si ya se observa que hay varios contagios y no se consigue identificar a los contactos, entonces sí que habría que ampliar ese confinamiento", explica. 

Para que eso no ocurra, la Comunitat Valenciana ha rechazado esta semana solicitar el paso a la fase 2. Lo hacen, dijo la consellera de Sanidad, Ana Barceló, por "prudencia". "No tenemos ningún brote, pero queremos esperar a esta semana. Dejaremos que transcurra y permaneceremos en la fase 1 otros siete días más. Sumaremos 14 días en las tres provincias, más los siete días que llevaban los 10 departamentos de salud que pasaron antes", explicó en una rueda de prensa ofrecida este martes. "No pasa nada, podemos ir asegurando mejor las fases porque entre la segunda y tercera diferencias son abismales y mejor ir paso a paso", añadió. 

Las medidas de seguridad como arma para evitarlo

Sin embargo, todos los expertos coinciden en que no será tan sencillo que esos brotes se descontrolen y provoquen una situación que nos sitúe a mediados de marzo. ¿Por qué? Porque las medidas de seguridad que conlleva la desescalada —la más "severa" de Europa, según Bengoa— lo complican. "Si la gente sigue la norma de los dos metros, usa la mascarilla, se lava las manos, etc., ese brote no debería convertirse en explosivo. Eso sí, solo nos sentiremos seguros en el momento en el que, si lo hay, vemos que es controlable", sostiene el exdirector de Sistemas de la OMS. 

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"Los pasos no tendrán que darse con pies de plomo, pero casi", añade Hernández. "Debemos asegurarnos de que la gente vea que es posible recuperar el sector productivo y social, pero tomando medidas. Hay que asumir esa forma de convivencia, que durará un tiempo", lamenta. El objetivo, dice, es llegar a los meses de "enero o febrero" en buenas condiciones. "Si es así, habremos tenido un éxito", sostiene. 

De momento, el primer triunfo habrá que verlo en otoño, que es cuando todos los expertos coinciden en que podría producirse esa nueva oleada de contagios. ¿Por qué en esa fecha? Porque, en vista de lo que ha ocurrido con otros coronavirus, el SARS-CoV-2 tendrá que perder virulencia con las altas temperaturas y la luz ultravioleta del sol, explican Villalbí y Bengoa. Pero también porque, según Hernández, el verano es la época donde la vida se traslada al aire libre, lo que dificulta la transmisión. Además, señala el portavoz de Sespas, en otoño se producirá la apertura de los colegios, donde otros virus respiratorios se transmitirán y obligarán al sistema a realizar pruebas para descartar el covid. Eso podría saturarlos y provocar que la detección de la enfermedad que provoca el coronavirus se demore, complicando los aislamientos. 

Pero habrá que estar preparados. El riesgo continúa y los brotes surgirán. Eso sí, es "improbable", dice Hernández, volver al confinamiento total. "La población china puede confinarse fuera de Wuhan porque no estuvieron tan mal, los coreanos no se confinaron y los alemanes lo hicieron más suave. Pero no creo que a la población española o italiana la puedas volver a encerrar a corto plazo", sentencia Del Águila. 

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