Sacudida política en Andalucía

El PP rompe con Ciudadanos en Granada

El presidente provincial del PP de Granada, Francisco Rodríguez, anuncia la salida del gobierno local de los concejales del partido.

Una sacudida política pone en serio peligro la mayor alcaldía por número de habitantes de Cs en toda España. El PP rompe en Granada con Ciudadanos, partido con el que Gobierna en Andalucía.  Los seis concejales del PP en el Ayuntamiento de Granada anunciaron este martes su salida inmediata del equipo de Gobierno que lidera –al menos a esta hora– el alcalde Luis Salvador (Cs). Así lo ha anunciado esta mañana el presidente del PP granadino, Francisco Rodríguez, en una rueda de prensa en la sede del partido acompañado de los ediles. Su objetivo con la maniobra, dijo, es poner fin a la "inestabilidad y agonía" de la ciudad de Granada, de la que culpa a Salvador.

La desestabilización de Cs ha sido inmediata. De los tres ediles naranjas, aparte del alcalde, dos han salido esta misma mañana del Gobierno local. Las fugas han sido inmediatas y subrayan aún más el aislamiento de Salvador. Los dimisionarios son Manuel Olivares, portavoz municipal de Cs, y Lucía Garrido. Salvador se queda con el apoyo de un único concejal. A esta hora, sigue aferrado al cargo.

El movimiento, que pone fin al convulso bipartito granadino y que pretende forzar la dimisión del primer edil, supone un acto claro de hostilidad del PP contra Cs, con el que gobierna en coalición en la Junta de Andalucía. También en San Telmo se escuchan los ecos de la crisis granadina. Inés Arrimadas había viajado a Andalucía la semana pasada a proteger la continuidad de Salvador. Pero eso no ha frenado la operación.

La maniobra deja al Ayuntamiento de Granada, la ciudad más poblada con alcalde de Cs, en una situación precaria. Luis Salvador es ahora mismo regidor con el apoyo de un único concejal, de un total de 27 en el consistorio, lo que complica su continuidad. Las próximas horas serán clave en la búsqueda de una solución. 

Un reparto envenenado de poder

La ecuación ahora es endiablada. Rodríguez (PP) afirma que las opciones de Salvador se limitan a hora a dos: "atrincherarse" o "convocar un pleno de investidura" para que sea elegido un alcalde del PP. Si Salvador decide seguir, y de momento insiste, no hay posibilidad de una mayoría del bloque PP-Cs-Vox. La otra alternativa sería una moción de censura que tendría que incluir al PSOE, Adelante Granada y un concejal tránsfuga del PP. Lo contrario supondría que Salvador seguiría en la alcaldía en clarísima minoría, y todos los demás absolutamente en contra. ¿Cómo gobernar así? Matemáticamente hay más opciones, pero son aún más inverosímiles ahora mismo e implicarían acuerdos entre bloques. 

El origen de la situación en Granada está en la forma en que se repartió el poder tras las últimas elecciones municipales. La lista más votada en 2019 fue la del PSOE, con 10 ediles. Pero la mayoría absoluta está en 14 y el único bloque capaz de alcanzarla era el conservador, en el que las fuerzas quedaron repartidas así: 7 del PP, 4 de Ciudadanos y 3 de Vox. Lo lógico hubiera sido investir alcalde al candidato del PP, Sebastián Pérez, pero Granada formaba parte de un tablero que abarcaba Madrid, Andalucía y Murcia.

Tras una negociación in extremis que implicó a Madrid y Sevilla, Salvador fue investido alcalde el 15 de junio de 2019. Sebastián Pérez, que además de candidato del PP era su presidente provincial, siempre ha defendido que había un acuerdo 2+2 para repartirse la alcaldía dos años cada uno. En teoría, y según su versión, a Pérez le tocaba empezar como alcalde al empezar junio. Pero Salvador no reconoce el supuesto acuerdo, que no está por escrito, y ni la dirección regional ni la nacional del PP movilizaron al partido durante estos dos años para hacerlo cumplir.

El resultado es que Pérez fue acumulando indignación hasta que acabó dejando el PP a finales de mayo, tras 35 años como afiliado, una trayectoria que incluye la presidencia de la Diputación y escaño de senador. Pérez no es un militante cualquier, es un pez gordo. En su salida no sólo llamó "mentiroso" a Salvador, sino que mostró su enfado con su propio partido por no respaldarlo. Desde entonces va por libre y su fijación es sacar a Salvador de la alcaldía. 

Por eso no ha dejado su acta de concejal. Puede estar cerca de lograrlo.

De Granada a Andalucía

A raíz de la salida de Pérez, el PP de Granada empezó a reclamar al alcalde que dé "un paso al lado" "por generosidad" y ceda el bastón de mando a su primer teniente de alcalde, Luis González, del PP. El PP andaluz también cambió su posición y empezó a respaldar que su partido iniciase negociaciones para recuperar la alcaldía.

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La crisis gana gravedad por sus implicaciones autonómicas. Cs, que tiene 21 parlamentarios frente a 26 del PP, atraviesa una fuerte crisis interna a raíz de la fallida moción de censura de Murcia y su desaparición en Madrid. Su propia supervivencia está en juego. La estructura se mantiene hasta ahora en pie en Andalucía, donde el vicepresidente, Juan Marín (Cs), ha logrado que el presidente de la Junta y del PP, Juan Manuel Moreno, le garantice que no fichará ni se apoyará en tránsfugas salidos de su partido, como sí hizo en Murcia.

Pero los movimientos granadinos tensionan las relaciones PP y Cs. No en vano, el partido de Juan Manuel Moreno está tratando de apartar del poder al partido de Juan Marín, y ello a pesar de que incluso la presidenta naranja, Inés Arrimadas, viajó a Andalucía la semana pasada para defender que a Salvador le toca ser alcalde hasta 2023. Salvador viajó después a Madrid, donde recibió el apoyo expreso de la cúpula de su partido el viernes.

No obstante, por mucho que se esfuerce Arrimadas, el episodio de Granada pone de relieve la debilidad de Cs, donde Salvador, que fue militante del PSOE, ni siquiera cuenta con el apoyo de todos sus concejales. Está abiertamente enfrentado al portavoz, Manuel Olivares, que de hecho reconoce la existencia del pacto 2+2 para ceder la alcaldía al PP a mitad de mandado, secundando lo defendido por Fran Hervías, el ex dirigente de Cs fichado por el PP. La figura de Hervías es relevante. Enemistado tanto con Marín como con Salvador, se le atribuye el protagonismo en el diseño del acuerdo granadino junto a quien lo acabó fichando, Teodoro García Egea, número dos del PP. Y además, a Hervías se le asigna la voluntad de seguir incorporando a cuadros naranjas para el partido de Pablo Casado. Ahora lo más inquietante para Cs es la posibilidad de que la crisis acabe con fugas del partido naranja, lo que podría abrir una veda en toda Andalucía. El frente local es el que más fácilmente se desmorona.

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