"Fue hace muchísimos años, en una edición rota a la que se le caían las páginas". Así recuerda
Manuel Jabois (Sanxenxo, 1978) la primera vez que se topó con la obra magna de
Emily Brontë. Por aquel entonces todavía estaba lejos de convertirse él mismo en escritor, sino que se dedicaba a regentar el
hostal familiar –o, mejor dicho, a devorar cuantos libros caían en sus manos durante las horas de trabajo–. Un día un cliente se olvidó un viejo tomo de
Cumbres Borrascosas. Bendito él.
"Se dejó
ese libro desencuadernado por ahí, una edición de bolsillo con una portada sospecho que horrenda", rememora el columnista del diario
El País. El desgastado volumen, hecho trizas, fascinó al joven desde el primer momento como un rompecabezas que ir descifrando a cada página. Y así lo cuenta el gallego, que
reconstruyó –literalmente– la trágica historia de
Heathcliff y Catherine durante aquel verano: "Quizás me obsesionó tanto su lectura porque al mismo tiempo tenía que ir
montando el libro. Lo leí sin saber que era tan importante; uno de esos libros que acabas y piensas: ‘caramba, este no es de
Los Cinco’–lo que leía en aquella época–".
El autor de obras como
Manu (Pepitas de calabaza) o
Nos vemos en esta vida o en la otra (Planeta) recomienda así la novela de Brontë dentro de
esta sección en la que distintos escritores encomiendan a los lectores de
infoLibre un clásico al que regresar en las tardes de verano. ¿La razón? Por las historias florecidas entre las frías y solitarias tierras de Yorkshire: "Se habla de la frustración, la obsesión, el amor. De esas cosas
bellas y horribles con las que los clásicos configuran una mirada sobre el mundo", cuenta Jabois. Para él, ninguna de esos temas ha caducado a pesar de los años, incluso asegura que una historia parecida a la de las familias Earnshaw y Linton se está reproduciendo ahora mismo en algún lugar:
"Ojalá en Magaluf", comenta.
Pero aunque esos temas sean atemporales, las agujas del reloj sí han afectado al gallego. El viejo tomo desvencijado de aquel verano se ha convertido en un digno volumen que ahora adorna una de sus estanterías, mientras que el niño que eludía sus responsabilidades en el hostal familiar se ha vuelto un escritor que
se pierde paseando por los montes gallegos. Y a pesar del tiempo, aunque asegura que Brontë nunca influyó en su obra –"de los buenos a mí nunca se me pega nada"–, el ganador del XXIV Premio Nacional de Periodismo Julio Camba sigue intentando que se le
pegue algo de otras obras más recientes, como el
Cuaderno de campo de María Sánchez: "Una amiga lo regaló con una dedicatoria muy bonita que dice: ‘Por si te pierdes’,
que vale para el campo y para todo".