Opinión

Sobre este blog

AlRevésyAlDerecho es un blog sobre derechos humanos. Y son derechos humanos, al menos, todos los de la Declaración Universal. Es un blog colectivo, porque contiene distintas voces que desde distintas perspectivas plantean casos, denuncias, reivindicaciones y argumentos para la defensa de esos bienes, los más preciados que tenemos como sociedad. Colectivo también porque está activamente abierto a la participación y discusión de los lectores.

Coordinado y editado por Ana Valero y Fernando Flores.

alrevesyalderecho@gmail.com

La dignidad como principio rector: verdad, reparación y garantías de no repetición

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AlRevésyAlDerecho es un blog sobre derechos humanos. Y son derechos humanos, al menos, todos los de la Declaración Universal. Es un blog colectivo, porque contiene distintas voces que desde distintas perspectivas plantean casos, denuncias, reivindicaciones y argumentos para la defensa de esos bienes, los más preciados que tenemos como sociedad. Colectivo también porque está activamente abierto a la participación y discusión de los lectores.

Coordinado y editado por Ana Valero y Fernando Flores.

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El respeto irrestricto a la dignidad humana constituye el núcleo normativo sobre el que se levanta el constitucionalismo democrático contemporáneo. Desde la Declaración Universal de 1948 hasta el Estatuto de Roma de 1998, la arquitectura jurídico-ética del sistema internacional de derechos humanos descansa en una convicción indeclinable: no todo vale. La libertad de expresión, piedra angular de las sociedades abiertas, no puede erigirse en coartada para la apología de proyectos totalitarios, el discurso del odio o la negación de la igual dignidad de quienes integran la comunidad política. Por ello, la defensa de los derechos humanos implica afirmar límites normativos y culturales frente a la intolerancia, especialmente cuando esta aspira a socavar los fundamentos mismos de la convivencia democrática.

En este contexto, decisiones institucionales recientes en Canarias, como la negativa de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (y otras universidades públicas) a ceder espacios para discursos demagógicos y excluyentes, o la apertura de investigaciones por exaltación del franquismo en La Laguna, ilustran una toma de conciencia cívica y universitaria. Estos hechos no son anecdóticos: encarnan la tensión estructural entre la libertad de expresión y la prohibición de la incitación al odio, cuestión que la jurisprudencia europea ha resuelto reiteradamente a favor de la protección reforzada de los colectivos vulnerables y de la democracia constitucional. La mayoría de la ciudanía española, a las que Galdós supo dotar de hondura moral y mirada crítica, mantiene hoy una fortuna singular: la de una ciudadanía que, aun consciente de heridas históricas no plenamente cerradas, asume su responsabilidad con el pasado y el presente democrático. No así ciertos poderes políticas y empresariales españoles.

La memoria democrática no es venganza; es, por el contrario, una condición para la reconciliación auténtica y un espacio para la pedagogía cívica