El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.
Gracias, hombres feministas. Sois imprescindibles
Los últimos datos estadísticos, (informe del Observatorio para la Vida Militar), muestran cómo el porcentaje de mujeres en las Fuerzas Armadas en España se ha estancado en los últimos diez años. A la luz de esos números deberíamos trabajar en buscar las variables tras esta realidad, pensar qué falla para que las españolas no elijan ser militares.
El ejército sigue siendo un estamento de la sociedad machista y, a pesar de los avances en derechos de conciliación y de la creación de unidades para la Igualdad, también es verdad que cuando se cometen injusticias (entre ellas discriminación hacia las mujeres por razón de sexo y/o acoso sexual) dentro de los ejércitos es más complicado perseguirlas por la falta del derecho sindical para los militares en este país. Después de todo, o entendemos que se trata de trabajadoras y trabajadores que para reivindicar sus mejoras laborales, económicas, salariales y en derechos necesitan el más fundamental, el de sindicación, o seguirá siendo el propio Gobierno, asesorado por el correspondiente generalato, quien decida qué hacer y cómo.
Las cuestiones relacionadas con el trabajo no deberían estar en manos de la condescendencia gubernamental sino de la negociación entre las partes. Y será justa cuando ambas tengan las herramientas que permitan la igualdad de fuerza negociadora. El número de mujeres parece crecer en las escalas de oficiales y en los cuerpos comunes, pero no así en la tropa. En mi opinión, o se decide políticamente remover de forma valiente las estructuras más conservadoras de nuestros ejércitos e impartir formación en Género e Igualdad a todas las escalas, o nuestras Fuerzas Armadas tardarán muchos años en poder decir que son igualitarias en número y en el trato justo.
Frente al machismo, gafas violetas y políticas públicas de Igualdad
No obstante, lentamente, hemos avanzado y seguimos avanzando en el trabajo del asociacionismo militar que espera el momento en que pueda cambiar el nombre por el de sindicalismo. A la Guardia Civil le pasa lo mismo. Por eso, la Plataforma de Mujeres Policías y Militares de España, un proyecto al que estoy muy unida pues formé parte de su fundación en 2018, se presenta en Sevilla a finales de febrero bajo el lema “Más fuertes, más visibles”. Habrá mesas redondas donde se analicen estas barreras que están encontrando las mujeres en los cuerpos policiales y militares, el estado de los protocolos frente a los acosos sexuales en estos cuerpos, habrá debates y se intercambiarán experiencias. Es muy importante que acudan a esta cita altos mandos militares y policiales y responsables políticos que han de tomar decisiones en base a la realidad. Frente al machismo, gafas violetas y políticas públicas de Igualdad. No hay otra fórmula mejor. Todo esto respecto de este ámbito, uno más, porque se acerca el 8 de marzo de 2025 y todas las mujeres recordarán al mundo en las calles que la lucha por contar realmente con igualdad de derechos, justicia y poder en la participación social y política como lo tienen los hombres es irrefrenable.
También habrá hombres que nos acompañen para visibilizar el machismo y el capitalismo despiadado en el que vivimos y que todo parece poder comprar, hasta el cuerpo de las mujeres para el uso y gozo sexual o como incubadoras personales para ser padres/madres. Qué importantes son los compañeros feministas, porque con su ejemplo, con su activismo y su compromiso en esta causa, son elemento clave para ir dando pasos hacia un futuro en Igualdad entre mujeres y hombres. Son valientes e inteligentes y, sobre todo, justos. Nos ven como iguales, y al percatarse de las diferentes injusticias que sufrimos o podemos potencialmente padecer por ser mujeres, se ponen a nuestro lado, sin miedo, desprendiéndose de privilegios y explicándole a otros hombres que esto no puede seguir así. No se callan. Conozco a hombres así, aunque no a muchos, en las Fuerzas Armadas, en política, en otros ámbitos y si se van logrando cambios es también porque eligen la opción de actuar frente a la de ponerse de perfil. Ellos y nosotras identificamos fácilmente a los (y las) machistas, incluso a quienes manifiestan que no lo son, pero se comportan demostrando todo lo contrario, por inconsciencia unas veces y por poca vergüenza otras muchas.
El cine deja mensajes en nuestro ideario. Cuando en las películas que cuentan historias sobre racismo veía cómo las personas blancas reconocían la existencia de odio al otro por su diferente color de piel, cuando luchaban para que desapareciera la discriminación racial porque no era justo, yo les juzgaba honorables, decentes. La empatía ante el dolor de las personas discriminadas se mezclaba siempre con la admiración por la decencia de quienes, teniendo privilegios, trabajaban para que las injusticias desapareciesen.
Por eso cada 8 de marzo, día de la lucha de las mujeres por la igualdad, y siendo mujer feminista, agradezco a cada hombre que defiende con nosotras el objetivo de la Igualdad de trato y oportunidades. Hay que dar las gracias, gracias con mayúscula por comprendernos. Gracias por apoyarnos. Gracias por no ponerse de perfil. Gracias por ser compañeros en Igualdad. Gracias porque sois vosotros, hombres, los que haréis posible que la Igualdad sea real cambiando el comportamiento propio y haciendo ver a quien no actúa con justicia cuál es el camino: tratarnos con respeto en todos los ámbitos de la vida, no acosarnos ni agredirnos física ni sexualmente.
Porque nosotras tenemos derecho a tener vidas libres como las vuestras, a tomar decisiones sobre nuestro presente y futuro, a ser madres o no, a estudiar y trabajar en lo que deseemos, sin ningún obstáculo, a gobernar pueblos, países y ciudades, a emprender, a elegir la pareja que nos gusta, a dejar la que no nos gusta o a estar solas. Somos mujeres, como vosotros sois hombres, ambos seres humanos. El sexo con el que nacemos no nos condiciona como seres inferiores ni justifica que se nos trate en desigualdad de oportunidades y condiciones.
Pareciera que el mayor momento de la Historia de la Humanidad en cuanto a progreso, científico y tecnológico, convive con la barbarie absoluta y más estúpida
Pido consciencia para las mujeres que no la tienen de su opresión por ser mujeres, y apertura de mente para los hombres que no quieren perder los privilegios que la cultura patriarcal les ha otorgado. Se ha conseguido mucho en este caminar, pero ni el papel lo aguanta todo ni nada es para siempre. Las leyes que hacen que seamos más iguales no garantizan esa igualdad de forma efectiva, ni haberla conseguido en muchos ámbitos supone que no pueda retrocederse. Ya lo decía Virginia Woolf, podemos perder nuestros derechos ante crisis sociales y políticas. Tenemos que estar en guardia constantemente.
Vivimos tiempos complicados, tiempos de crisis sociales y políticas que hacen retroceder los derechos de las mujeres. El mapa del mundo está sembrado de guerras y conflictos estratégicos y económicos. Pareciera que el mayor momento de la Historia de la Humanidad en cuanto a progreso, científico y tecnológico, convive con la barbarie absoluta y más estúpida. Los sistemas democráticos, que están haciendo aguas por las rendijas de la corrupción y la falta de valores que los sustentan (Justicia, Igualdad, Libertad, Respeto a la pluralidad), no son perfectos. Así que tenemos que estar ojo avizor allá donde aún nos quedan derechos a las mujeres y tener mucha determinación para conquistar los espacios que nos han denegado.
España es uno de los países donde las mujeres viven más seguras y aun así la violencia machista nos asesina cada día. El día a día de las mujeres de países como Colombia, México, Afganistán, la República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Iraq, Malí, Pakistán, República Centroafricana, Siria, Sudán, Uganda o Yemen es demasiado doloroso, un infierno. Como lo es el que vive una mujer española amenazada de muerte, deseada sexualmente por un machista depredador o ninguneada por algún superior que ejerce su poder abusando de autoridad. Así que queda mucho trabajo por delante y las mujeres necesitamos de los compañeros varones feministas en todos los ámbitos en todas partes del mundo. La revolución feminista logrará su objetivo caminando juntos.