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Mujeres: empujando hacia adelante con firmeza

Teresa Franco (FMD)

Hace veinticinco años, el 31 octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la Resolución 1325 que reconocía la diferencia en el impacto que tienen las guerras en las mujeres y en las niñas respecto a los hombres, así como el papel crucial que tienen las mujeres en la prevención y resolución de los conflictos, la reconstrucción y consolidación de la paz.

Dicha Resolución creó una mesa llamada “Mujeres, paz y seguridad” cuyas cuatro patas son la participación, protección, prevención y recuperación o reintegración.

La participación hace referencia a que las mujeres deben trabajar de forma plena e igualitaria en todos los niveles de toma de decisiones relacionadas con la paz y la seguridad, misiones de paz, negociaciones y reconstrucción tras las guerras. La pata de la protección exige los derechos de las mujeres y las niñas durante las barbaries, especialmente frente a la violencia sexual y de género, el desplazamiento forzado y otras formas de violencia. La pata de la prevención es la de la organización para prevenir las guerras, ¿cómo?, incluyendo a las mujeres en los mecanismos de alerta temprana y prevención, y en la promoción de la igualdad de género como factor de paz. La última pata de esa mesa es la recuperación y su objetivo es integrar una perspectiva de género en los procesos de ayuda humanitaria, reconstrucción, justicia transicional y recuperación postconflicto.

La importancia de esta Resolución 1325 es que reconoce oficialmente el papel de las mujeres no sólo como víctimas, sino como agentes de cambio en la construcción de la paz. También que impulsa a muchos países a crear Planes de Acción Nacionales (PAN) para aplicar la Resolución y, por último, que ha sentado las bases para resoluciones posteriores como la 1820 (2008), 1888 (2009) ó 1889 (2009), entre otras y a las que invito a echar un vistazo.

España fue uno de los primeros países del mundo en elaborar un plan nacional, PAN 2007-2012, de acción para la igualdad entre mujeres y hombres. El objetivo era incluir la perspectiva de género en las misiones internacionales de paz en las que participaba y se centró, sobre todo, en el ámbito de las fuerzas armadas y la cooperación. Luego llegaría el PAN 2017-2023, este último más completo y con un enfoque integral. Enfatizó la participación de las mujeres en los procesos de paz, la formación con enfoque de género al personal militar, policial y diplomático. Coordinaba varios ministerios como el de Defensa, Exteriores, Igualdad, Justicia e Interior, y agregó la participación de la sociedad civil, ONG y organizaciones feministas. Estamos, ahora, inmersos en el tercer plan en España, el PAN 2023-2028. Reafirma el compromiso de nuestro país con la agenda Mujeres, Paz y Seguridad; especifica una perspectiva interseccional (edad, etnia, discapacidad); aumenta el presupuesto para acciones específicas; refuerza la evaluación y rendición de cuentas y hace una inclusión específica de mujeres que defienden los derechos humanos y lideran comunidades.

La guerra sigue siendo un asunto testicular, de resolución por la fuerza y con las armas de los conflictos que no saben gestionarse por la vía del diálogo y el respeto

Si miramos a nuestro alrededor y vemos cómo está el mundo, no sé si se está implementado realmente la citada Resolución. El papel parece aguantarlo todo y, en cierta manera, está bien. ¡Al menos que haya papeles sujetando en la teoría lo que la práctica no logra! Pero, ¡qué pena de especie humana! Siendo capaz de todo lo mejor, lo es de todo lo peor, de la destrucción del planeta y de la suya propia. Las mujeres, como siempre, en un segundo, tercer, cuarto plano, y eso si es que tienen un plano en el que estar que no sea no inmiscuyéndose en los planes de los señores de las guerras. Porque la guerra sigue siendo un asunto testicular, de resolución por la fuerza y con las armas de los conflictos que no saben gestionarse por la vía del diálogo y el respeto ¿No os parece toda una estupidez?

¿Qué pasaría si realmente se aplicara la Resolución 1325 en todo el mundo? Se esperaría un cambio estructural y de forma sostenida en la manera de abordar la paz y las guerras. Los acuerdos de paz serían más inclusivos. Hay estudios que indican que cuando las mujeres participan, hay un 35% más de probabilidad de que la paz dure más de 15 años. Se reduciría la violencia sexual y de género. Los mecanismos serían más eficaces para rendir cuentas y habría menos impunidad y mayor protección para las niñas y las mujeres. Habría una desmilitarización progresiva y se priorizaría la metodología de la diplomacia. Habría menos gasto militar y mayor en la construcción de la paz local. El cambio cultural sería profundo porque se debilitarían los sistemas patriarcales en la Defensa, la Seguridad y la Justicia. El liderazgo femenino normalizaría modelos de poder no violentos y colaborativos.

La participación de mujeres españolas en negociaciones de alto nivel es residual

Desde luego, a corto plazo no vamos a ver esto. Quienes hoy vivimos no lo vamos a ver, desde luego. A largo plazo, quién sabe.

Nuestro país puede hacerlo peor si gobiernan personas con ideas machistas y extrema mentalidad capitalista, pero también puede hacerlo mejor. Tiene desafíos porque le falta seguimiento sistemático y de indicadores claros de impacto. La participación de mujeres españolas en negociaciones de alto nivel es residual. La financiación es limitada porque destina menos del 1% del presupuesto de cooperación a organizaciones locales feministas. Y porque la formación en género e igualdad en los sistemas militar, policial y judicial deja mucho que desear.

Por comparativa, aunque España está comprometida con esa Resolución, hay países donde mirarnos como Noruega o Canadá. Noruega es pionera y líder constante. Su política exterior tiene un enfoque de paz duradera, inclusión local y justicia restaurativa. La transparencia presupuestaria es su bandera y ha tenido un rol central en negociaciones de paz en Colombia incluyendo presencia femenina efectiva. Canadá, por su parte, ha vinculado la Resolución 1325 a su política exterior feminista con acciones concretas en pueblos indígenas y mujeres racializadas. Se considera uno de los países más avanzados en financiación, evaluación y enfoque descolonial.

El mundo sigue siendo un lugar de hombres donde, por muchos papeles que teóricamente establezcan que las mujeres somos iguales en derecho a participar en las decisiones políticas, no nos dejan demostrar cómo sería el mundo contando con nuestras capacidades al máximo.

Faltan años, décadas, quizá siglos, pero ojalá caminemos en esa dirección. Caminemos con firmeza y tesón hacia ella pese a todos los obstáculos que nos ponen para que vayamos en la contraria. Que la esperanza, la cooperación y la justicia ganen esa batalla.

Hace veinticinco años, el 31 octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la Resolución 1325 que reconocía la diferencia en el impacto que tienen las guerras en las mujeres y en las niñas respecto a los hombres, así como el papel crucial que tienen las mujeres en la prevención y resolución de los conflictos, la reconstrucción y consolidación de la paz.

Dicha Resolución creó una mesa llamada “Mujeres, paz y seguridad” cuyas cuatro patas son la participación, protección, prevención y recuperación o reintegración.

Publicado el
27 de junio de 2025 - 06:00 h